Sí. Los dichos no fueron míos, sino del diputado Luis Minchel, que fabricó doce cargos en contra de Jorge Alessandri, quien lógicamente se querelló en su contra. Yo era el jefe de los diputados entonces, y de subjefe estaba Esteban Leighton; juntos acordamos solidarizar con Minchel y que ninguno pagara la fianza. “Vamos a hacerle la guerra a Alessandri”, dijimos, “y vamos a ir a la cárcel”. No era una pena efectiva, es decir, conservábamos el cargo. Pescaron a Minchel, y pagó la fianza. Pescaron a otro, y también la pagó; pero pescaron a Leighton y él no la pagó. En esa época recién habían salido los walkie talkies, asi que nos comunicábamos de esa forma, haciendo una serie de movimientos secretos, como Manuel Rodríguez. Una vez fuimos a un partido entre Chile y Hungría –ganó Hungría algo así como cuatro a uno-, y de repente por los parlantes llaman a la gente de investigaciones para que se acerquen a la zona donde estaba yo. Así que me senté en la tribuna, al lado de Sergio Diez, y en uno de los goles le quité el sombrero y me tiré para abajo nomás (risas). Luego me fui por la puerta de Maratón, abrazando a un extraño y alabando el partido, y así me escapé. Debo haber tenido unos veinticinco años por esa época.
Se dice que era bastante deportista también.
Fui seleccionado chileno en varios deportes: básquetbol, box, patinaje, hockey en patines, entre otros. Por ahí también tengo otra anécdota de esa época, cuando vino un director de Hollywood, cuyo nombre no recuerdo, e intentó llevarme como actor de cine (sonríe). Estábamos bailando con la Edith Casanova, que después fue una de la Cuatro Brujas, y este tipo se me acerca y me dice que andan buscando a alguien para llevárselo a Hollywood y hacer de galán (risas), y yo le dije que no, que ya estaba con la idea del Padre Hurtado de cambiar a esta sociedad injusta. Edith me lloró, me dijo: “Jorge, esta puede ser mi oportunidad”, y fuimos a Chile Films, hicimos una prueba, y hasta llegaron a publicar en una revista que me habían contratado. Luego viajé a Victoria, y resulta que estaba todo el pueblo esperándome en el Club Social: el farmacéutico, el capitán de carabineros, el jefe de bomberos, etcétera, asi que tuve que desaparecer del mapa como seis meses, porque no tenía ninguna intención de irme a Hollywood.
Hubiera sido otro destino el suyo.
Ah no, pero la más increíble de todas –esta si que no le ha pasado a nadie-, es la siguiente: por la época en que yo era diputado, estaba en mi oficina de calle Agustinas y de repente llega el embajador de Uruguay a pedirme una entrevista. Lo hice pasar; el tipo, luego de saludarme, me dice: “Pero don Jorge, usted no fue a Uruguay”. Y yo, extrañado, le respondo: “No, pero, ¿por qué tenía yo que ir a Uruguay?”. “Pero si lo estaban esperando”, insistió. Y me ofreció traer a un compatriota suyo que estaba alojado en el hotel Crillón, a pocas cuadras, a lo que accedí. Apareció entonces un tipo que insiste con el cuento, me dice que estaban todos esperándome en Punta del Este, que tenían preparada no sé qué recepción, una fiesta, y yo cada vez más sorprendido le aclaraba que no había quedado con nadie comprometido de ir a ese país. Entonces me ofreció traerme a la hija, que estaba también en el hotel. Llegó ella, y empieza a decirme “Pero Jorge, estaba el cura, estaba todo listo, ¡y yo con mi traje de novia!” Y ahí si que quedé estupefacto (risas). “Debe haber algún error”, le dije, “yo no tengo nada que ver en esto. Soy un hombre casado”. Asi que bueno, luego de algunas recriminaciones y de unos instantes de confusión pasó a contarme la historia. Le habían llegado unas cartas supuestamente mías desde Quilpue, con todas mis intervenciones en la Cámara de Diputados. “¿Pero cómo es eso?”, pregunto, “yo no vivo allá”. Cuento corto: un tipo en Quilpue se había hecho pasar por Jorge Lavandero y había mandado junto con las cartas una foto de Alberto Fouillioux (carcajadas), porque cuando joven Fouillioux era medio parecido a mí. Eso se descubrió cuando ellos después fueron a Quilpue, en fin. Ella después me decía, “vente conmigo a Uruguay”. Yo la pensé, para esa época estaba medio separado; no era mala la niña (risas), pero después dije no, prefiero no meterme. Y ahí quedó la historia.
"Aylwin fue el Menos Malo de los Gobiernos de la Concertación".
Volviendo al tema minero y sus implicancias políticas: Los habitantes del Valle del Huasco, junto con Julián Alcayaga, interpusieron un recurso para detener el proyecto Pascualama basándose en la inconstitucionalidad del tratado minero Chile-Argentina ¿Usted cree que puede tener posibilidades de prosperar en el tribunal constitucional?
Julián es muy amigo mío y hemos elaborado muchas cosas juntos. El tratado minero chileno argentino es una vergüenza, y lo que no se ha dicho de ese tratado es cómo salió del Congreso. En la Cámara lo aprobaron con urgencia; ni siquiera se los dejaron leer a los diputados; en el Senado yo hice un poco más de resistencia y obtuvimos más votos, pero igual salió aprobado para convertirse en ley, dándole jurisdicción a los jueces argentinos sobre el territorio chileno. Es algo increíble, la pérdida de soberanía. Nosotros presentamos la inconstitucionalidad al Tribunal y nos conseguimos 12 senadores que lo firmaran. El Tribunal no declaro el proyecto inconstitucional, pero corrigió entre otras cosas el tema de la jurisdicción. Lo que se pretendía llevar a cabo en este país virtual que se creó con la ley original era controlar las concesiones mineras y la servidumbre de tránsito hacia el Pacífico…
Entonces Chile estaría obligado de proveer rutas.
No, no estaba obligado, pero un juez argentino sí lo podía ordenar. Eso se impidió con nuestra petición. Fue en momentos en que había una enorme sobreproducción; estas multinacionales habían comprado una serie de minas al otro lado de la cordillera, con una producción de 500 mil toneladas de cobre, pensando que las podían sacar por el Pacífico, a 200 kilómetros de distancia y no a 1200, que era la distancia si lo hacían a través de puertos argentinos. Eso paralizó la producción de cobre argentino, provocando que tanto Codelco como la Billiton retuvieran la producción en 500 mil toneladas. Esto significó que el cobre se fuera para arriba, lo que acreditaba que había una sobreproducción mundial, tal como nosotros señalábamos.
Llama la atención que Soledad Alvear fuera la principal promotora del tratado minero Chile-Argentina.
La Soledad Alvear fue la lobbysta, y lo hizo para financiar su posible campaña presidencial. ¿Hay en Chile alguien que pueda donarle US$ 100 millones a un candidato presidencial?
¿Luksic, quizás?
No es Luksic, pero si la mina Los Pelambres y todo lo que está detrás. Las multinacionales del cobre son las que pueden. ¿Quién saca US$ 10 millones para ser senador por Santiago? ¿Un profesor, un funcionario público? El país está corrompido materialmente, y peor aún: ideológicamente. No es posible que en la Concertación los socialistas y los democratacristianos hayan permitido esta situación. Incluso la alentaron. Porque lo que hicieron Pinochet, José Piñera y Hernán Büchi, fue instalar la concesión plena que permitía la reprivatización del cobre, pero la inversión empresarial fuerte vino después, cuando pasó la dictadura. ¡Todas las inversiones para jibarizar Codelco se realizaron durante los gobiernos de la Concertación! Hay que darse cuenta de que hasta el año 1990, el 82% de la producción de cobre estaba en manos de Codelco. En los años de la Concertación ésta pasa al 28%, y las empresas, que tenían cerca del 19%, pasan a tener el 72%.
Armando Uribe, quien aparte de poeta es especialista en Derecho Minero y Constitucionalista, sostiene que los gobiernos de la Concertación podrían ser recordados históricamente tal como al período parlamentario, a inicios del siglo veinte, en el sentido de un gran despilfarro de riqueza ¿Ese sería el gran pecado de la Concertación?
Por supuesto que sí. Uribe es un tipo excepcional en materia de Derecho Minero. Aquí ha habido genios respecto al tema: Tomic, Allende, incluso gente de derecha, como Francisco Bulnes. Es por eso que digo que el país se ha corrompido ideológicamente, porque desde la derecha a la izquierda siempre se pensó que el cobre debía estar en manos del Estado. Es el único camino para evitar la injusta distribución del ingreso y las cargas tributarias. Hay que darse cuenta de que de aquí a ocho años vamos a estar al nivel de Portugal y Checoslovaquia, como dijo el Presidente (sonrisas). Yo creo que hay que ser muy ignorante o mal inducido para hacer lo hecho con el cobre, siendo que estamos dentro de los países con peor distribución de la riqueza.
¿Qué rol le otorga usted a los medios de comunicación en esta corrupción ideológica?
Para instalar el sistema neoliberal es necesario contar con los medios de comunicación. En Estados Unidos las multinacionales controlan el 70% de los medios de comunicación, y aquí en Chile hay periodistas que llegan a un trabajo donde les dan las pautas. Les dicen: “Investiga el asalto, el incendio, la farándula”, que es lo que le llena la visión a los chilenos. Hay que ver cómo los canales de televisión, en particular TVN y canal 13, son financiados por el grupo minero. Un periodista cualquiera, que gana 200 o 250 mil pesos mensuales, está obligado a decir lo que las pautas indican.
La trama es absoluta, entonces.
Claro. Yo era dueño del Fortín Mapocho, y cuando fui elegido Senador tomé la decisión de dejar el diario, porque así lo dice la Constitución. Entonces fui a La Moneda a entrevistarme con Patricio Aylwin, al tiempo de ser electo, donde le dije que me diera el 10% de los avisos que el Estado le entregaba a El Mercurio, y yo le entregaba el Fortín para que fuera independiente y siguiera su línea histórica; ahí saltaron Tironi y Enrique Correa, quienes me dijeron que “la mejor noticia para el Estado es no hacer noticia”. Entonces me di media vuelta y le entregue el diario a los trabajadores.
Yo creo que la corrupción ideológica es muy seria, y para sostenerse en el poder se corrompen materialmente. La Concertación, por mantenerse en el poder, se corrompió.
Esto parece una forma arraigada de hacer las cosas. La voluntad de no cobrar el impuesto correspondiente, por ejemplo.
¿Qué es lo que pasa? Por ejemplo cuando estábamos en el PRODEN, que estaba constituido por 20 dirigentes políticos de todos lados pero que tenía más de 200 dirigentes de organizaciones clandestinas por debajo, y por eso pudimos hacer las movilizaciones. Con algunas personas de izquierda tomamos la decisión de llamar a una gran Concentración. Patricio Aylwin, entonces, me manda una carta a través de Jaime Castillo Velasco, donde me dice: “Suspende ese acto, porque va a ser un fracaso. Te lo advierto antes porque no quiero hacer leña del árbol caído: si lo haces te pasamos al tribunal de disciplina”. Le respondí: “Mira, yo soy democratacristiano pero el resto de los miembros del PRODEN no lo son; yo no les puedo dar una orden de partido a comunistas, socialistas o radicales, u otras personas que no son democratacristianas. ¡Así que se hace!”. Y lo hicimos, y fue la concentración más grande: sobre 120 mil personas, y ahí ya se noto que Pinochet estaba caído. ¿Adónde quiero llegar? A que Gabriel Valdés, Patricio Aylwin y Ricardo Lagos, transaron con la dictadura el modelo económico y el sistema político. ¿Y por qué el sistema político? Porque es el que sustenta al sistema económico; sin el modelo político (sistema binominal o los quórum) no se sostiene el modelo económico. La derecha que estaba detrás de Pinochet, su materia gris, fueron los que armaron este cuento así. Y las reformas que se hicieron el año 88 no alcanzaron al modelo político ni al económico. Eso fue lo que le penó, en un principio, a la Concertación, y que luego le fue conformando y amoldando a la herencia de Pinochet. Eso fue una transacción de estos tres personajes con Pinochet.
¿Usted no ha vuelto a tener contacto con ellos?
Con Aylwin me he encontrado un par de veces; dentro de todo, él fue el menos malo de los que vinieron después. Pero no hay que olvidar que en sus tiempos se aprobaron legislaciones que les permitieron a las multinacionales raspar la olla. No se les exigió la declaración de sus balances, tenían una renta presunta, se hizo una contabilidad efectiva para que comenzaran a jugar a las pérdidas, a no tener utilidades para no pagar impuestos. Antes tenían que pagar sí o sí, debían pagar una renta presunta. No era alta, pero tenían que pagarla.
"Don Francisco es el Mayor Negociante de Este País".
Volviendo al tema de los medios de comunicación y las prácticas de Barrick Gold. En Vallenar, por ejemplo, se cuenta que la empresa compró todas las ediciones de la edición especial que sacó el diario “El Ciudadano” para informar en torno al tema.
¿Ah sí? No me extraña, porque esto no es nuevo. Eso mismo hizo Pinochet con el Fortín Mapocho cuando vino el Papa. Nosotros colocamos en portada todo lo que era la dictadura, y la CNI compró todos los diarios por donde iba a pasar el Papa. Pero la Barrick tiene una cosa peor que esa: junto a don Francisco y Canal 13 filmaron el proyecto Atacama, en el norte, para lavarle la imagen a la empresa. Luksic, Cisneros, la Barrick, don Francisco, la Mercedes Ducci ¿Y quiénes son esos? Pues los mismos que participaron en el montaje en mi contra, y eso es público.
No cuesta nada hacer una investigación seria. ¿Cómo se justifica que la Barrick Gold haya invitado a un almuerzo a Nueva York a la presidenta Bachelet y a la presidenta Cristina Fernández? ¿Por qué una empresa privada, una multinacional que estaba en tela de juicio, lleva a cabo esta acción? ¿Qué explicación tienen ante el país ante este hecho grave: que una multinacional invite a una comida a ambos presidentes, en medio de un proyecto binacional? Esa es la corrupción.
Que Don Francisco y Canal 13 aparezcan lavando la imagen de los empresarios tampoco es nada nuevo…
Estamos de acuerdo, pero que favorezcan al empresariado con donaciones, es ridículo. Las Teletones…, bueno, con la Teletón del terremoto juntaron 45 mil millones de pesos y rindieron cuenta por 18. ¿Dónde está el resto? Es que Don Francisco es el mayor negociante de este país. ¡Todas estas Teletones son un show! Tienen comprado a medio mundo; todas las empresas quieren meterse porque les dicen que la compra de su producto sube de 100 a 150. Entonces el 25% de las utilidades de esas ventas van a la Teletón, ellos se quedan con el 75% y enseguida descuentan la donación en impuesto. ¡Negocio redondo! Lo mismo que los supermercados con los pesos que piden donar, los cuales finalmente descuentan de sus impuestos.
Volvamos ahora al cobre. ¿Cuáles son las principales deficiencias de los proyectos de royalty que están circulando?
Hay una diferencia entre impuesto y royalty. Por ejemplo, quién hace una fábrica de zapatos tiene que tener la maquinaria, los trabajadores, la materia prima, comprar el cuero, etcétera, y por sus utilidades debe pagar un impuesto. El cuero es el cobre para las multinacionales, es decir, debe hacer todo lo que hace la fábrica de zapatos, y además, por supuesto, comprar el cobre, que constitucionalmente pertenece al pueblo de Chile. Entonces el cobre es un precio, no es un impuesto. Que Lagos haya colocado como impuesto algo que es un precio, y más encima dándole invariabilidad tributaria, eso bota el modelo conceptualmente, porque el modelo neoliberal no acepta que se fijen los precios, pero aquí lo han hecho.
En el proyecto que le presenté a Lagos se necesitaba de simple mayoría para ser aprobado, y ese proyecto aún está vigente. No obstante la invariabilidad, se puede instalar un verdadero royalty de carácter regional, ya que hay que tener una sustitución sustentable cuando el cobre se acabe. Segundo, lo que hizo Lagos, en realidad, fue bajarles los impuestos a las empresas. Pero resulta que el impuesto adicional es el mismo que el global complementario (impuestos a las utilidades), y resulta que a las empresas extranjeras les dejó un impuesto adicional del 35%, mientras que a las empresas nacionales éste llega hasta el 40%. Un favorecimiento extraordinario para los extranjeros. ¿Qué es lo que hacen las grandes empresas nacionales? Sacan la plata para afuera, piden créditos y constituyen una empresa extranjera que es socia de la nacional, convirtiendo este pago tributario en un 35%, además de otras mañas. Por ejemplo Falabella, que es una tremenda empresa pero que paga un pedacito de impuesto. ¿Cómo lo hace? A través de 8 o 9 empresas de papel donde trasladan sus utilidades, y en vez de pagar hasta el 40% solo lo hacen en un 15%, y de esas empresas hacen los retiros.
Todos estos impuestos que no se cancelan hacen un total de US$ 200 mil millones, los que ningún Presidente se ha atrevido a cobrar.
De prosperar el proyecto de royalty que impulsa Piñera significaría prolongar la invariabilidad tributaria hasta el 2025. ¿Para esa fecha se puede pensar en un agotamiento del material?
Por cierto, el promedio de minas que está determinado por Sernageomin es de 20 años. Puede prolongarse más, pero la ley de fino va decreciendo y los costos son cada vez más altos; lo que le pasa a Codelco con sus minas más antiguas. Otorgarle invariabilidad es dejar que nunca puedan modificarse ni los impuestos ni el royalty.
Con la situación política actual, ¿hay espacio para poder iniciar una renacionalización del cobre? O por último, para cobrar los impuestos o royalties que corresponden.
Es curioso lo que está pasando. Los mismos que tomaron estas medidas, como este royalty falso, o la invariabilidad tributaria, el mismo Lagos, incluso su hijo, ahora ya no tienen el apoyo de las multinacionales. No tienen la teta del gobierno y de las empresas, porque estas no apoyan a los de oposición sino que a los de gobierno. Uno ve ahora a Lagos Weber convertido en un agitador, defendiendo el cobre chileno, que no defendió cuando era ministro o cuando estaba con su padre. Uno ve a la Soledad Alvear en otra posición. O a Ominami, que fue junto con Foxley el que contribuyó en tiempos de Aylwin a evitar que Chile sacara su cobre fundido y refinado. Cuando Juan Hamilton era ministro de Minería, en tiempos de Aylwin, planteó en el Comité de Inversiones Extranjeras -un organismo tenebroso, que nadie conoce pero que es el que decide las inversiones internacionales en el país-, el cuánto, el cómo y en qué forma. Allí Hamilton determinó que las inversiones de Los Pelambres y de la Escondida debían hacerse de manera que el cobre fuera fundido y refinado en el país. ¿Quiénes se opusieron? Foxley y Ominami.
¿Casos variados de oportunismo político?
Es una manera de oponerse a medias y también de decirles a las multinacionales: Páguenos. Si ustedes sueltan, nosotros cedemos. Es terrible está cuestión.
Tiene la impresión de ser una batalla pérdida.
Son batallas muy difíciles. También parecía perdida la batalla que estábamos dando contra Pinochet, contra una dictadura que dijo: “aquí se acabó la democracia, se acabaron los políticos y los partidos políticos”. Y hoy, a pesar de que todo se ve en manos de la derecha, si uno logra informar y organizar al pueblo, puede ser. Yo le doble la mano a Lagos recorriendo el país. Era Senador en aquel entonces, tenía mayores herramientas. Ahora es más difícil, pero lo sigo haciendo.
¿Ve capacidad en los movimientos sociales para convocar a la gente?
Creo que existe más conciencia a partir del terremoto. Yo estoy impulsando la creación de un movimiento amplio que contenga objetivos claros. La mayor parte de la izquierda está de acuerdo con cambiar la Constitución; una Constitución de la dictadura, hecha para una minoría, hay que transformarla en una para las mayorías; hay que recuperar los recursos naturales, hacer una distribución de los ingresos más justa, desarrollar mejorías en Salud y Educación. Ahí tenemos 7 temas en los que la gente progresista y de izquierda estamos de acuerdo, ¿pero cuál es la razón para estar divididos? Los personalismos. En un movimiento amplio debemos ponemos detrás de los objetivos y olvidar los personalismos.
Usted fue uno de los fundadores del Comité de Solidaridad con Venezuela. ¿Qué opina de las tensiones que se provocaron con el gobierno de Chávez?
Yo no sé lo que tienen en la cabeza estos socialistas renovados. No me extraña de los demócratas cristianos. La Soledad Alvear, cuando era Canciller, fue con Gutemberg Martínez a pedirle al embajador chileno y al encargado de negocios que apoyaran el golpe de estado contra Hugo Chávez. ¿Y por qué lo hicieron, se preguntaran ustedes? Pues porque Martínez era presidente de la ODCA (Organización Demócrata Cristiana de América), y la Democracia Cristiana era poderosa porque controlaba PDVSA, la estatal petrolera venezolana, y por cierto que le podían hacer los aportes a Soledad Alvear. De los DC no es extraño que eso ocurra, repito, porque no es de ahora sino que ha ocurrido siempre. Sus malos manejos en eso son realmente extraordinarios.
Por lo demás, fue mi apoyo a Venezuela, más mi proclamación como precandidato a la presidencia de la República, los hechos que colmaron el vaso, y por eso acordaron finalmente sacarme.
Después de todo esto, ¿cuáles son sus aspiraciones políticas?
No, no… Yo me entregue desde los 24 años al servicio público y esto fue demasiado perverso, demasiado doloroso. Me destruyeron. No solamente a mi imagen, sino que a mí, de tal manera que yo no tengo partido ni quiero presentarme a ningún cargo. No voy a dejar de pensar lo que pienso, y creo que el cobre es un tema importante, tal como la injusta distribución de los ingresos o el tema de la previsión, que es un robo gigantesco. La educación, la salud, las cargas tributarias descompensadas, esos temas son los que me invitan; tengo de tres charlas semanales, en universidades, sindicatos u organizaciones sociales. Voy al norte y al sur como un soldado. Pero no tengo ningún interés de tener un cargo político partidista.
Pero ¿Se puede pensar realistamente en un movimiento unitario que logre reunir a la masa de electores que se encuentra disconforme con el sistema?
Eso es lo que estamos haciendo. Yo lo hago como un soldado.
Fuente: http://www.mediapinta.cl
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