Analistas como Samir Amin, que apoya el golpe, han perdido sus papeles al no mirar más allá de su anti islamismo ni identificar la trayectoria de los militares
El análisis de James Petras del lunes 8 de julio de 2013, por CX36, Radio Centenario desde Montevideo (Uruguay). www.radio36.com.uy - Puede escuchar/descargar aquí: https://soundcloud.com/nachov3/entrevista-realizada-a-james
Efraín Chury Iribarne: Estamos dando los buenos días a James Petras, que como cada lunes a esta hora está en contacto con Radio Centenario desde Estados Unidos.
James Petras: Bueno, empezamos con Egipto, donde hay un panorama bastante complejo, donde se mezcla la izquierda, la derecha y el islamismo. En un panorama donde no hay claramente un movimiento, un proceso, con posibilidades democráticas.
En primera instancia, destacar el hecho de que el gobierno fue derrocado por un golpe de Estado militar, pese a que sectores de las masas anti Mursi, anti islámicos, sostienen que fue un “golpe democrático” lo que es absurdo. Los militares ya encarcelaron a cientos de simpatizantes del Partido Islámico, encarcelaron a sus líderes, intervinieron toda la prensa independiente, tratan de imponer controles sobre distintas actividades, nombraron a dedo al Presidente interino y siguen masacrando a la gente en las protestas, como ayer donde tiraron balas vivas y mataron a 53 personas e hirieron a más de 500. Es un golpe de Estado. Es un golpe militar.
Se señala que el de Mursi era un gobierno autoritario islámico. Pero de ambos lados hay una masa de gente apoyándolo. Sin embargo ambos lados tienen una cúpula de derecha, ofrecen apoyo al imperialismo. Me parece que los sectores progresistas que están en las plazas, que participaron de protestas contra Mursi, están totalmente confundidos cuando están aplaudiendo el golpe, porque piensan que los militares pueden de alguna forma abrir camino hacia una situación democrática constitucional, mientras que en toda su trayectoria, los militares han sido socios de Estados Unidos y colaboradores de Israel.
Analistas del mundo occidental como Samir Amin, que apoya el golpe, han perdido sus papeles al no mirar más allá de su anti islamismo e identificar la trayectoria de los militares. Es una alianza militar neoliberal y tiene sectores de izquierda en la cola, pero las masas no tienen ninguna influencia. Y la hoja de ruta que están proponiendo no tiene nada de democrática, porque los militares quedan con todo el poder.
Ahora, ¿cómo analizamos esta situación? Los Estados Unidos están en una situación donde tienen el miedo al problema de la inestabilidad; y miedo a la solución, que es una guerra civil que puede salírsele de las manos, y salirse del marco militar neoliberal. Por eso tiene una posición contradictoria, siguen sin llamarlo ‘golpe’ porque si lo hacen tendrían que cortar la ayuda de acuerdo a la legislación norteamericana, que dice que no pueden apoyar financieramente a un país donde hubo un golpe de Estado.
Por otro lado, quieren apoyar el camino nuevo de imponer a Mohamed Mustafa el-Baradei, ex funcionario del banco Mundial, como cabeza del gobierno. Por tanto, otra vez es un gran tema para la izquierda. Falta una organización de vanguardia, una organización capaz de encabezar la lucha de las masas, que mantienen su capacidad de derrocar gobiernos pero no tienen ningún papel para determinar las consecuencias. Ese es el drama en el caso de Egipto.
No es como en Argentina, donde las masas populares derrocaron al gobierno de (Fernando) De la Rúa (2001) y pudieron imponer una alternativa más progresista. En el caso de Egipto, crearon las condiciones para derrocar al gobierno pero no son los protagonistas ahora que el gobierno cayó. En otras palabras, la sola presencia de las masas en las calles –aunque sean millones de personas- no es determinante. Es el liderazgo político y el poder del Estado los que al final de cuentas determinan el resultado que va a tener una protesta o un levantamiento. En este caso me parece todavía muy negativo.
EChI: ¿Por tanto no es un levantamiento contra occidente ni contra el sistema neoliberal?
JP: Es un recambio de islámicos pro occidentales, pro Fondo Monetario, pro intervención en Siria, pro relaciones con Israel, por un gobierno militar neoliberal secular. En este caso el hecho de que haya un levantamiento popular no necesariamente indica un cambio.
Las posibilidades, pienso, pueden ser dos: Una guerra civil prolongada como la de Argelia en los ’90, donde murieron más de noventa mil personas terminando en un gobierno dictatorial que imponen los militares. Ser anti islámico no necesariamente quiere decir progresista. O lo otro que puede pasar, es una coalición entre neoliberales, islámicos y militares, una ‘troika’ que intente desmovilizar a la gente. De todos modos los problemas económicos siguen siendo enormemente graves y esta nueva configuración de liberales, militares e islámicos, no tiene ningún programa para mejorar la situación de desempleo y pobreza.
EChI: ¿Cómo está la situación en Siria a partir de estos hechos en Egipto?
JP: Lo que está claro es que Mursi apoyaba a los islámicos terroristas que estaban atacando el gobierno de Siria. Es decir, Egipto era un trampolín para muchos terroristas que iban directamente a Turquía para entrar en Siria. En otras palabras, la caída de Mursi va a postergar mayores intervenciones de los islámicos que están muy preocupados e involucrados ahora en el conflicto en Egipto.
Pero no creo que sea decisiva la caída de Mursi, aunque en algún sentido puede debilitar la salida de terroristas desde Libia a Siria, que utilizaban El Cairo como un centro de entrenamiento y de armamento, para intervenir. Sin embargo, los principales apoyos siguen: los países del Golfo con dinero y armas; Turquía con apoyo logístico, entrenamiento y armas; y el financiamiento de Francia, Inglaterra y Estados Unidos. Todos ellos siguen montando esta agresión contra Siria. Pero en el último período, las divisiones internas entre los neoliberales y los islámicos, han debilitado la capacidad de los insurrectos de atacar. Eso se suma a que en los últimos tiempos el gobierno sirio está avanzando, desplazando a los terroristas en varios frentes y lugares estratégicos.
Entonces, sin resolver el conflicto en su totalidad, el proceso de recuperar la soberanía y desplazar a los terroristas ha avanzado en Siria, aunque no en forma definitiva. Es claro que los islámicos están en período de repliegue y buscando formas de reagruparse, entre los diferentes y variadas fuerzas.
EChI: Sigue también el tema del ataque europeo a Evo Morales.
JP: Bolivia está respondiendo muy bien a este acto de pirateo que trató de matar a Evo Morales. Hablo de asesinato porque si no se permite a un avión aterrizar, pueden provocar su caída, un accidente.
Entonces, la complicidad de Francia, Italia, Portugal y España, han desprestigiado a estos países y en cambio, han prestigiado a Bolivia por su resistencia a las agresiones. Y subsecuentemente, la reacción de América Latina fue bastante positiva. No fue tan contundente como uno esperaba, pero por lo menos hubo expresiones de solidaridad e incluso se presentó la posibilidad de denunciar los hechos ante la Organización de Estados Americanos (OEA). Diplomáticamente es una derrota para los Estados Unidos y fue un éxito diplomático no sólo para Bolivia, sino que unifica a los países en América Latina.
Ahora, el problema más agudo es que después de que Venezuela, Nicaragua y Bolivia ofrecieron asilo a Edward Snowden, Washington anunció que va a tomar represalias, diciendo que cualquier asistencia a Snowden pondría las relaciones muy mal y por mucho tiempo. Es una amenaza de imponer represalias contra el comercio, las relaciones diplomáticas. Pero en todo caso, las economías están cada vez más diversificadas y hoy la influencia o la importancia norteamericana no es tan importante. Tal vez podrían pensar en alguna restricción contra esos países, pero es muy difícil que los Estados Unidos consiga apoyo para un embargo.
En todo caso, el matonaje norteamericano surge otra vez frente a la oferta de asilo. Hay que decirlo, el asilo es un principio bastante sagrado e importante. El hecho de que los países que mencionamos estén en esta situación, levanta otro problema que hay que tomar en cuenta. Si Snowden ahora encuentra lugares donde puede ir, no hay vuelo directo que pueda trasladarlo de Rusia a estos países. En algún lado el vuelo tiene que hacer escala para cargar combustible, pero ¿qué país va a ofrecer un avión o el combustible para que ese avión pueda seguir? Ese es el drama ahora.
La única posibilidad que veo es que un avión ruso lleve a Snowden a Cuba y desde allí sí, tiene vuelos directos para cualquiera de estos países. El peligro que tiene esto es que Estados Unidos mande sus aviones de guerra a interceptar el avión que trajera a Snowden, lo que podría provocar otro incidente internacional aún peor que el de Evo Morales. Y no hay que descontar que Estados Unidos pueda atacar a un avión ruso o incluso forzarlo a bajar en Miami o algún otro lugar así.
El problema de asilo a Edward Snowden no es ahora de oferta, sino de cómo moverlo desde Rusia a un lugar de libertad y protección. Y no vemos como se puede resolver esto. Si Washington fuera mínimamente respetuoso de las leyes internacionales no habría problemas, pero como hasta ahora han practicado el matonaje y el pirateo, crean situaciones muy tensas.
EChI: Lo que si queda claro es que Francia, Italia, Portugal y España son simples peones del imperio norteamericano.
JP: Si. Irónicamente, la mayoría de los países de occidente ayuda a los Estados Unidos a espiar. Lo últimos documentos que salen es que incluso Alemania estaba colaborando con Estados Unidos en el espionaje, y luego descubren que sus aliados los estaban espiando a ellos mismos.
Están en una situación casi kafkiana, donde cada uno denuncia al otro por espionaje, cuando están supuestamente, trabajando juntos contra terceros. Lo más grave es que el espionaje está afectando países de gran alcance como Brasil. 'O Globo' publicó ayer que los documentos que reveló Snowden muestran que la Agencia de Seguridad Norteamericana estaba interceptando millones de correos y llamadas de Brasil, que no sólo afectaban a simples ciudadanos, sino a militares, funcionarios del gobierno, empresarios, políticos; o sea cualquier centro de poder está bajo la vigilancia norteamericana. Incluso los teléfonos de Dilma Rousseff y sus Comandantes en Jefe, así como los principales banqueros.
Washington puede anticipar cualquier política porque tiene la información. Por ejemplo los problemas de seguridad en la Amazonia, puede poner en jaque esa política o negociar tratos de comercio en mejores condiciones porque sabe con anticipación los puntos débiles y los puntos fuertes. Esto es una gran desventaja para un país que pretende ser un poder mundial, que ahora está sometido al espionaje norteamericano que limita sus posibilidades tanto a nivel diplomático como a nivel de política económica.