Por Octavio Abello Segura / Presidente FEUCSC.
La filtración del intercambio epistolar virtual entre los cardenales Ezzati y Errázuriz, no hace sino confirmar las prioridades de cierto sector, por lo demás dirigente, de la Iglesia Católica. Esto es, el poder, sus pasillos, su placebo y sabor. Los escritos revelan la profunda escisión, muy a tono de un poder transicional, entre la cúpula eclesiástica y sus feligreses, la concentración extrema del poder y, por ende, el celo inescrupuloso en su conservación (ley de selección, lucro y copago, AUC, Despenalización del aborto, reforma a la educación superior, etc).
Llegó la hora de que los católicos se pronuncien y actúen en consecuencia: ¿Es esta, la de los dichos del cardenal Ezzati, la iglesia que desean? ¿Encarnan sus impresiones la iglesia que merecen?
La pregunta expuesta tiene un correlato concreto en nuestra región, en el hecho de que nuestra universidad, la UCSC, ostente como edificio principal, precisamente, el edificio “Monseñor Ricardo Ezzati”. Ergo, emplazamos al Arzobispo de Concepción y actual Gran Canciller de la UCSC, Don Fernando Chomalí G. a pronunciarse en torno al tema y tomar la firme determinación de terminar con dicha denominación y designar una más adecuada o merecida para el inmueble que alberga las oficinas de las principales autoridades de la universidad, Rector inclusive, y que tuvo tan alto costo financiero.
Estamos, de seguro, ante un requerimiento de forma, que se instituye como una señal correcta en torno a la necesaria consecuencia que debe poseer una casa de estudios con nuestra impronta y retórica e incluso, en igual línea argumentativa, nos aventuramos a postular el nombre de Monseñor Sergio Valech, habida cuenta de su rol histórico en materia de DD:HH y último Vicario de la Solidaridad, como uno adecuado y digno de sostener coherencia entre visión, misión y acción.
No hay margen para la duda, no debe haber ninguna clase de vacilación, la ética y la estética no corren por cuerda separada, se entrelazan virtuosamente, entonces el cambio de nombre se torna ineludible, si de verdad el pregón es carne y si es auténtico el compromiso con la verdad.