Apaga la Tele: Sin retorno
Ahora más que nunca tenemos medios para combatir la dictadura de los medios de comunicación, sobretodo la tele, la peor de todas y su programación sexista, racista, clasista y atontadora.
Por lo mismo, aquí te ofrecemos reseñas de películas poco difundidas y que puedes descargar gratis desde internet. El ejercicio de apagar la tele durante dos horas y mirarte una película entretenida y crítica puede que no cambie tu vida, pero el gustito de conocer historias diferentes, nuevos enfoques a las bellezas y a las miserias del mundo te hará sentir un poco más libre, con más ideas para enfrentar el día a día, prueba, bájate esta película y apaga la tele.
Sin Retorno
Dirigida por Miguel Cohan en el año 2010, Sin retorno está ambientada en el Buenos Aires contemporáneo, en el Buenos Aires de la clase media que vive en el temor a la delincuencia, como en muchas otras ciudades de latinoamérica.
El cine argentino ya nos acostumbró a producciones cuidadas y a actuaciones más que correctas, de eso esta película no es excepción, pues entretiene gracias a estos elementos y su ritmo, siempre medido no decae hasta su fin. Lo interesante es constatar la construcción de un guión que, además de entretener, por que no sabremos hasta el final exactamente por donde acabará la historia y los protagonistas, nos premia con poner en el tapete una temática que a muchos nos descoloca, el problema de la verdad, de enfrentar el castigo social que implica asumir la infracción a la ley.
Es que caer en un lío judicial es morir un poco, morir socialmente, es el que quedes marcado para siempre, una especie de pecado ciudadano imperdonable, lástima es que ese aspecto de la película no se desarrollara más, porque es uno de los argumentos potentes por donde podría transitar, sin embargo el director optó por centrarse en el asunto de al verdad y su difícil aceptación.
Inventarse una historia para engrupir a la policía y a los medios no es nuevo, pero los discursos que se tejen en torno a la delincuencia, desde la prensa, sobretodo desde la televisión, son tan poderosos que pueden destruir la vida de cualquiera y de paso, hacer nuestra convivencia cada día más insoportable. Aquí es donde se mueve el guión, aunque no resulta del todo, porque en vez de conflictuar esta idea, sólo se logra empatizar con las víctimas del delito, la gracia está en lo otro, en presentarnos un problema tal que no sabemos cómo decidir, nos deja sin juicio, sólo con preguntas.
Ya va siendo hora de enfrentar el cómo se construyen las noticias, cómo se hace la investigación policial, cómo se puede confiar en una justicia prisionera del juicio televisivo. Sin profundizar demasiado en esto, la cinta fundamentalmente se centra en el desarrollo de los personajes y el guión, pero la película nos lo deja estas ideas para pensarlas. Nos deja con muchas dudas acerca de ello, ya sea por sus vacíos o por que la intención de la película queda difusa, no llevamos las preguntas mencionadas y lo dejamos en un empate.
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