En el contexto de crisis sanitaria por el nuevo coronavirus que enfrenta el mundo, se han hecho patentes las falencias de los sistemas de protección de la población en general de las naciones del mundo en el marco de las cuarentenas. Pero específicamente, la violencia contra la mujer y el maltrato infantil se manifiestan como las más preocupantes.
Por Valentina Riveros Soto
Durante las últimas semanas han ocurrido numerosos casos de femicidios en el país, los que son concretados por sus victimarios pese a las medidas tomadas por el gobierno, que suponen la presencia de Fuerzas Armadas para mantener el orden público y proteger a las personas frente a la crisis sanitaria.
En este contexto, las denuncias en el fono mujer de Carabineros ha aumentado en un 19,5% desde que se iniciaron las medidas de distanciamiento social en Chile, así como también las amenazas de muerte, violencia intrafamiliar económica y psicológica, las que crecieron en un 12,3% en comparación a las denuncias realizadas en el mismo período el año pasado.
El panorama, lamentablemente, se repite a nivel continental e internacional. En lo nacional, las medidas han tardado en exceso: las mujeres que residen en Chile no sólo se están enfrentando a las complejidades sanitarias y económicas, sino también a un riesgo inminente de transformarse en una próxima víctima de violencia de género.
Excluidas de las medidas económicas
Las preocupaciones del gobierno y el Congreso chileno frente a este complejo panorama se han centrado mayoritariamente en resguardar a la clase política y al sector empresarial, abandonando las necesidades de la mayor parte del país, la que se enfrenta a una gigantesca oleada de desempleos o de suspensión de contratos durante el periodo de estricto distanciamiento físico, obligando a las trabajadoras y trabajadores a vivir de sus seguros de cesantía.
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Sobre la situación de las mujeres en este contexto, la abogada Camila Poblete, Directora Regional de ABOFEM, indica que existe una brecha de género gigantesca en el ámbito laboral, pese a que las mujeres conforman un porcentaje similar a los hombres en cuanto a fuerza de trabajo. “Las mujeres en general somos cerca del 50% del porcentaje de fuerza laboral, pero que nos desempeñamos más en áreas de servicio. Esto significa que en este escenario, los trabajos que realizamos están congelados, suspendidos”, explica Poblete.
“Representamos casi el mismo porcentaje de trabajo que los hombres y nuestro trabajo se ve cortado por la pandemia, pero además, éste tiene una remuneración bastante menor que la que reciben los hombres”, menciona la abogada, haciendo referencia a la brecha salarial, situación que no ha sido regulada en Chile: “es un escenario muy complejo, entendiendo además que estas labores de servicio significan labores de cuidado doméstico (como las nanas) y que en ocasiones significa que ellas no pueden ir a trabajar”, agrega.
¿Y qué hacen aquellas mujeres que trabajan de manera informal en casas particulares, considerando que no existe una amplia regulación del trabajo doméstico? “Bajo estas circunstancias se necesita mucho actuar de una manera humana y no enfocarnos tanto en las leyes, porque muchas veces hemos visto que el gobierno no las hace para proteger a los trabajadores, sino para proteger la economía”, detalla Poblete, evidenciando que en éste tipo de situaciones es crucial la relación que exista entre el empleador y las trabajadoras. “Es un tema de conciencia de parte de quienes pueden pagar”, continúa.
Cabe recordar que las trabajadoras domésticas no tienen derecho al seguro de cesantía.
Violencia dentro del hogar
A inicios de la fase cuatro del Covid-19 en Chile, otros países se encontraban en confinamiento total, por lo que las autoridades ya tenían en conocimiento qué tipo de problemas surgían en el contexto de encierro total: uno de ellos es la violencia doméstica.
Según indican las cifras entregadas por la Red Chilena contra violencia hacia Mujeres, en el año 2019 se consumaron 63 femicidios. A la fecha han registrado 16 feminicidios y 8 de éstos fueron cometidos desde el 5 de marzo, en contexto de crisis sanitaria.
ABOFEM, red de abogadas feministas que a lo largo del país prestan asesoría a mujeres que denuncian violencia, explican que durante el periodo de encierro las denuncias no han cambiado mucho en relación al año pasado o al periodo de protestas. “Con el tema de Las Tesis, antes de la pandemia sufrió todo un brote a nivel nacional e internacional que hizo que muchas mujeres se cuestionaran los hechos que han vivido, y en base a eso nos llegó una cantidad impresionante de consultas relacionadas a las funas”. Estas denuncias se orientaban a violencia de género con casos de abuso, acoso y violaciones, detallan desde la organización.
“Las consultas no están orientadas tanto a la asesoría, sino que ahora las mujeres están haciendo uso los canales directos, y en base a eso, hemos visto el aumento en llamados a los canales que ha establecido el gobierno, por ejemplo. Ahora existe una acción inmediata; las mujeres están sufriendo violencia ahora y muchas veces no están pensado en qué pueden hacer judicialmente, sino que están denunciando la violencia [de manera] espontánea.”
Ante esta situación, pero de manera tardía, el gobierno puso en marcha en los últimos días dos acciones para ampliar los canales de denuncia: el protocolo “Mascarilla 19”, que consiste en que una mujer que es víctima de violencia, pueda solicitar ayuda en una farmacia solicitando dicho producto. Y además, ayer se anunció el lanzamiento de “Whatsapp mujer” (+56 9 9700 7000), una línea de contacto utilizada como canal de denuncias y mediante el cual pueden solicitar orientación y contención emocional.
“Desde diferentes organizaciones feministas llamamos a un cambio más estructural, entendiendo que las mujeres no sólo tienen que denunciar, sino que deben tener un lugar al cual puedan llegar. Se necesita una protección interdisciplinaria a las mujeres que están sufriendo violencia, y que en un contexto de pandemia/encierro se agudiza más”, aclara Poblete desde ABOFEM.
El panorama se torna complejo para las mujeres violentadas, pues los canales de denuncia funcionan de la misma manera que en un escenario de “normalidad”: constituyen una herramienta que permite a las mujeres que están siendo violentadas puedan dejar constancia de aquello, pero en lo legal, no hay cambios sustanciales que las resguarden luego de realizada la denuncia.
“Es necesario que quienes reciben llamados de denuncia estén capacitados/as para recibirlos, en el sentido de poder dar una orientación completa. A su vez, que no quede sólo en denuncia, sino que se le otorgue a la mujer un cuidado integral entendiendo lo complejo que significa sufrir violencia de género o intrafamiliar, y que muchas veces esto se repercute en violencia económica en la cual la mujer no tiene recursos para irse a otro lugar”, enfatiza la abogada.
¿Los niños primero?
Ayer se dio a conocer una gravísima vulneración a la infancia en una institución colaboradora del SENAME en la comuna de Hualpén, frente a la que la Defensoría de la Niñez presentó una querella contra la Directora de Hogar Nido por los delitos de violación, abuso sexual agravado y explotación sexual infantil. De este modo, se evidencia no sólo el abandono de niños, niñas y adolescentes (NNA) respecto a la protección de su salud durante el distanciamiento social, sino que también respecto a la protección de éstos frente al abuso de poder que ejercen quienes están a cargo de estas instituciones.
“Creo que lo principal aquí es la existencia de la Defensoría de la Niñez, es un organismo que está funcionando y dando protección a niños, niñas y adolescentes (NNA). Los NNA se han visto por muchos años (y no sólo por este gobierno, sino por muchos) dejados de lado. Falta un cambio estructural para darles las reales garantías que merecen”, destaca la Directora Regional de ABOFEM.
En la misma línea del aumento de violencia contra la mujer, preocupan las ascendentes cifras que evidencian el maltrato infantil en sus propios hogares, estando NNA más susceptibles a ser víctimas de un trato negligente, violencia física, psicológica y abuso sexual.
“Si ya antes había violencia, esto aumenta con la carga que enfrentan las personas en el contexto de encierro. La violencia aquí, se ejerce en los roles, así como también en relaciones de poder que se manifiestan al interior de los hogares. Se da con más fuerza, y en aquellos casos donde existía violencia previa a este contexto, en estos tiempos se agudiza mucho más”, explica María Angélica Benavides, psicóloga social y co-fundadora del Museo de las Mujeres - Chile.
“También tiene que ver con que les niñes están todo el día en la casa, están aburridísimos. La violencia hacia los niños -generalmente-, se da porque los padres pierden la paciencia en el hogar y cuando hay violencia al interior del hogar también los NNA se ven sobrepasados por esto”, explica Benavides, sobre el potenciamiento de los factores de riesgo.
“En cuanto al abuso sexual y el material pornográfico infantil, éste ha crecido un montón, porque los abusadores están dentro de la casa y porque además tampoco existe una comunidad que esté atenta a lo que ocurre ahí: el individualismo perméa bastante”, detalla la psicóloga, a propósito de una preocupación en aumento: en las últimas semanas se han expuesto diferentes casos de difusión de pornografía infantil en redes sociales y las personas no cuentan con herramientas que les permitan denunciar este tipo de situaciones de manera oportuna.
La aparición y aumento en casos de maltrato físico y psicológico, como de abuso sexual, trae nuevamente a la palestra la necesidad de instaurar una educación sexual integral desde temprana edad, siendo esta una herramienta que ayudaría a alertar cuando un NNA es víctima de violencia sexual. “A los niños no se les enseña cuáles son los límites, que deben respetar sus cuerpos: la prevención no existe. Antes había un mito que decía que el abuso se daba fuera de casa y es mentira, los abusadores están dentro de la casa, son los tíos, los abuelos, el papá, familiares. Es un tema de abuso de poder: puede ser un tío, los hermanos mayores, normalmente son familiares”, enfatiza la Benavides.
Si eres víctima de violencia, puedes denunciar al “Whatsapp mujer” (+56 9 9700 7000), contactarte con SERNAMEG para Orientación por violencia de género marcando al 1455, este fono es gratuito y atiende las 24 horas del día. Para denuncias anónimas en PDI, llamar 600 4000 101. Por denuncia de agresión intrafamiliar, al 149. Y si necesitas seguimiento de denuncia en fiscalía, puedes contactarte al 600 333 0000.