ESTUDIO| Mujeres madres tienen menores salarios y más horas de trabajo doméstico que hombres y mujeres sin hijos/as en Chile

[resumen.cl] “Este estudio tiene como objetivo demostrar los niveles de discriminación que viven las mujeres al convertirse en madres, la división sexual del trabajo ha promovido un orden sexuado que condiciona todos los espacios sociales, las mujeres han sido las encargadas históricas de los cuidados y en ese marco se les obliga a priorizar el espacio privado por sobre el público. Este ordenamiento social sexuado tiene aún más incidencia en las mujeres que son madres, este estudio demuestra que la discriminación hacia las mujeres madres se cristaliza en distintas dimensiones, como lo son la económica y la escasez de tiempo”. Así es como las investigadoras de Fundación Sol, Francisca Barriga, Carla Brega, y Andrea Sato, se refieren al contenido de “Penalización salarial y de Tiempo para madres trabajadoras: Un análisis a la discriminación por maternidad”, publicado recientemente. El documento se introduce en el problema de la penalización salarial y de tiempo sufrida por quienes son madres, revisando diversos modos en que el feminismo ha problematizado la maternidad, constatando el influjo del sistema patriarcal en el modo en cómo esta se interpreta y se vive. Seguidamente, luego de una explicación de tipo metodológica, se abordan los dos problemas enunciados en el título. La literatura consultada en cuanto a penalización salarial por maternidad reconoce mecanismos como la pérdida de experiencia laboral, el acceso a trabajos “compatibles con la familia” pero peor pagados, y la discriminación. Para el caso de los padres, se informa de la existencia de una “bonificación salarial” en comparación a los hombres sin hijos/as, experimentando una discriminación positiva en términos de contratación, oferta salarial, y evaluaciones de compromiso laboral. En el estudio sobre la existencia de penalización salarial por maternidad se utilizó la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional de Chile (CASEN) de 2017, extrayéndose una muestra de 21.046 hombres y 17.998 mujeres, entre 18 y 49 años de edad, laboralmente activos/as La indagación arrojó que "en comparación con las mujeres sin hijos/as, el ingreso promedio mensual de las mujeres que tienen al menos un hijo/a es notoriamente inferior ($543.980 promedio mensual entre las mujeres sin hijos/as versus $462.906 entre las madres). Además, las madres ocupadas poseen un año menos de educación promedio, en comparación con las que no son madres, es más probable que trabajen en una pequeña empresa, y que trabajen sin un contrato formal”. En el caso de los hombres, la revisión graficó una realidad distinta a la de la literatura consultada, pues “el ingreso promedio mensual de los hombres que tienen al menos un hijo/a es de hecho superior” a los hombres sin hijos ($608.936 versus $560.534). Las autoras estiman que el salario de las mujeres con hijos/as (entre 0 y 17 años), “se reduce en un 6,7% en comparación con las mujeres que no tienen hijos. Si tiene dos hijos la disminución es del 9% (es decir, una penalización de un 2,3% adicional por el segundo hijo/a), y si tiene tres o más hijos/as la rebaja es del 9,4%”. También constatan que “la penalización salarial por maternidad es diferente entre entre las mujeres de familias pobres y las de familias de ingresos medios a elevados. Estas últimas, en general, tienen un mayor espacio para integrar el trabajo en el mercado laboral con las responsabilidades familiares porque tienen mayor acceso a la contratación de ayuda doméstica (generalmente otras mujeres de menores ingresos) y/o a instituciones de cuidado privadas o públicas. En otras palabras, tienen más oportunidades para conciliar su vida laboral y familiar mediante la “desfamiliarización” del cuidado”. Por otra parte, establecen que “no existe una diferencia significativa entre los salarios de padres de tres o más hijos/as y los salarios de hombres sin hijos/as. Esto nos permite deducir que los hombres sufren una pequeña penalización salarial en el mercado laboral chileno cuando se convierten en padres, pero la penalización tiende a desaparecer cuando tienen más hijos/as”. Para indagar en el fenómeno de la penalización en el uso de tiempo se consultó la Encuesta Nacional del Uso de Tiempo (ENUT) de 2015, trabajando con una muestra limitada entre los 18 y 49 años para captar el efecto de maternidad y paternidad, dado que la encuesta no cuenta con una variable de parentesco para todas las personas, sino sólo para los/as jefes/as de hogar. En este ámbito el informe consigna que “tener un/a hijo/a para los hombres aumenta en 7,87 horas semanales la Carga Global de Trabajo respecto a hombres sin hijas/os, el tener dos significa un efecto de 11,86 horas semanales adicionales...”. En cambio “la presencia de hijos/as en el hogar para las mujeres entre 18 y 49 años aumenta en 19,97 horas semanales la Carga Global de Trabajo en relación a las mujeres que no presentan hijos/as entre 0 y 17 años en el hogar. En esta línea, por cada hija/o adicional que presenten las mujeres entre 18 y 49 anos, la Carga Global de Trabajo semanal aumenta en 9,18 horas”. Junto con ello, el documento releva que “por el sólo hecho de que una mujer conviva con su pareja aumenta entre 10 y 11 horas su CGT, lo que evidencia que las parejas –varones– se constituyen también como una carga extra de trabajo para las mujeres, ya que aumentan las horas de trabajo para ellas”. En sus conclusiones, las investigadoras expresan: “En un escenario como el chileno donde los salarios ya son bajos y los de las mujeres aún más, se debe avanzar en políticas contra la discriminación salarial de las mujeres, pero también en políticas de conciliación donde el eje esté puesto en la responsabilidad social de los cuidados, avanzar en los cuidados como centro es garantizar los ingresos suficientes para los hogares, los cuidados para niños, niñas y adolescentes y garantizar los cuidados de quienes cuidan, entre otras políticas urgentes en las que se deben avanzar. La maternidad debe ser elegida y protegida, el periodo de maternar es fundamental para el cuidado de las infancias, en ese sentido es prioritario avanzar en esquemas que cuiden a las madres y se evite cualquier discriminación hacia ellas; la falta de horas para el descanso y el ocio; además de las discriminación salarial son consecuencia de un modelo que obliga a las mujeres a responsabilizarse de forma individual y aislada de sus hijos/as, en un contexto donde los cuidados no son socializados ni compartidos de formas comunitaria. En un escenario de aislamiento las mujeres se vuelven más vulnerables ante violencia machista, en este caso la más riesgosa para las madres que deciden volver al trabajo asalariado es la violencia económica que pueden ejercer los padres de sus hijos/as y/o parejas, ya que sin autonomía económica las mujeres pueden quedar más expuestas a situaciones de abusos, control y dependencia. Erradicar las discriminación por maternidad es cuidar la maternidad.” https://www.youtube.com/watch?v=pZ45eT5X-5M .
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