Por Adrián Ríos Pincheira
Ni bien comenzó la guerra en Ucrania, la Unión Europea anunció su voluntad por desvincularse progresivamente de la dependencia del gas y del petróleo ruso, esta idea ya se manifestó en el viejo continente en 2014, una vez conquistada la península de Crimea por parte de las fuerzas rusas. De esta manera, Europa necesita urgentemente negociar con otros proveedores, además de desarrollar con más rapidez energías renovables.
La Comisión Europea encargada de las energías ya cerró un acuerdo con Estados Unidos para proveerse de combustibles, además se plantea importar ingentes cantidades de gas natural licuado. De la misma forma, ha firmado acuerdos con diversos países, entre ellos Catar, Israel, Argelia y Nigeria.
La Unión Europea estudia hacer acordar importaciones desde Venezuela, puesto que varias compañías han firmado un acuerdo para exportar petróleo desde el país sudamericano para abastecer a Europa. Este es un paso importante para Venezuela, que ha tenido que afrontar las consecuencias de las sanciones impuestas por Estados Unidos por la postura antiimperialista del gobierno bolivariano.
“Creo que era una materia pendiente, Europa ya tenía relaciones comerciales con países que vulneran los derechos humanos, Arabia Saudí no es precisamente un modelo de respeto a los derechos humanos” ha dicho la eurodiputada Sira Rego, del grupo de la Izquierda europea a la cadena France 24.
El pragmatismo se impone en esta materia y la desesperación por no ceder ante las economías emergentes apura a los europeos, pues Rusia está vendiendo crecientemente gas y petróleo a China e India, cuestión que -además- muestra el fracaso de las sanciones impuestas al país euroasiático.
La guerra entre Rusia y Ucrania cambió por completo el panorama mundial, las relaciones entre Europa y los países antes mencionados deberán replantearse si es que la UE quiere desvincularse definitivamente de la dependencia energética rusa. Hasta ahora la mayor parte de países europeos siguen importando gas de este país, toda vez que se han comprometido a reducir en dos tercios el suministro desde este año para acabar en 2027 con las importaciones desde el gigante euroasiático.