La caída del Muro de Berlín y la transición al capitalismo por parte de los países europeos del bloque soviético suponía tres cosas: que desaparecía un muro que impedía la libre circulación de las personas, que se terminaba la presencia y represión policial contra quienes en Berlín Este se manifestaban en contra de esa división y que mejoraba la situación económica de unos países empobrecidos por una economía socialista.
Observemos veinte años después algunas curiosidades relacionadas con esas tres cuestiones:
En el concierto del grupo musical U2 para conmemorar el 20 aniversario de la caída del Muro decidieron levantar una barrera (otro muro) de dos metros de altura para evitar el acceso de fans sin haber pagado entrada (Público, 6-11-2009). De modo que los nuevos muros como sólo son para los que no tienen dinero ya no preocupan, aunque se instalen en el mismo lugar que el de Berlín y para conmemorar su desaparición.
Hace veinte años cientos de policías controlaban el telón de acero, el día de la conmemoración de su caída, ochocientos policías vigilaban a los manifestantes que protestaban por el fastuoso programa de actos (Público, 8-11-2009). Ahora las fuerzas del orden vigilan a quienes protestan contra la celebración de la caída.
Sale a la luz un estudio del instituto de opinión estadounidense Pew Research Center sobre la percepción de los ciudadanos de Europa del Este de la transición del socialismo al capitalismo (El País, 9-11-2009). La mayoría de los consultados cree que ahora son más pobres que con el comunismo. “Sólo los polacos (47 %) y los checos (45%) opinan que su situación económica es mejor ahora que cuando vivían bajo el modelo comunista. Los húngaros (72%), los ucranianos (62%) o los búlgaros (62%) creen que la economía de mercado les ha hecho más pobres”. La encuesta revela que son las generaciones más jóvenes las que aprueban los cambios, curiosamente las que no pueden hacer la comparación porque no vivieron la época socialista.