FOTOREPORTAJE | El aguante nortino: la resistencia comunitaria frente a la crisis sanitaria y social

En un territorio marcado por la historia y la injusticia, la pandemia golpea con la crudeza de un abandono omnipresente a la Región de Tarapacá. En medio del desierto, entre la chusca y la pampa, nacen las iniciativas territoriales que la comunidad ha levantado en ayuda a todos sus pobladores, en el marco de una crisis estructural que ha desembocado en la precarización de las condiciones de vida. Una manera solidaria de organización y resistencia que desafía al abandono del Estado. Por Valentina Luza | Fotos por Johan Berna El lugar cuenta con tomas en varios sectores de su territorio. La pandemia no ha sido impedimento para el clamor popular que se avecina en todos los rincones y que incluso se ha fortalecido. Tarapacá es la segunda región en Chile con más contagios, según incidencia de la población. Cifras del último informe epidemiológico del Minsal indican 11,180 contagiados en medio de 382,773 habitantes. [caption id="attachment_81722" align="alignnone" width="1200"] EL DESIERTO | Hasta el 2018 se tiene cuenta de alrededor de 4.084 hogares en las tomas de Alto Hospicio Hay un 27% de hogares hacinados en las tomas. (MINVU,2018)[/caption]  

UN SENTIDO DE RECIPROCIDAD

Diana es una de las coordinadoras del Comedor Solidario Naranjito, ubicado en sector El Boro de Alto Hospicio, un campamento con cerca de mil familias asentadas. El nombre del comedor proviene del lugar de nacimiento de Diana y su familia, que hace 12 años llegaron a Chile desde Ecuador. El espacio solidario nació como una chocolatada y once que buscaba hacerle frente a la hambruna que se avecinaba por los rincones, hasta terminar siendo lo que es hoy: una olla y comedor popular que alimenta a alrededor de 400 personas diariamente. Fue una necesidad espontánea que se fue tejiendo en la comunidad. Asimismo, el lugar ha logrado mantenerse con cooperaciones que van desde alimentos hasta aportes monetarios: “Si no tienes nada, recibes igual” comenta Diana. Y agrega “si no hubiese sido por el apoyo ciudadano hoy por hoy, muchas personas hubieran muerto de hambre a la espera de soluciones”. [caption id="attachment_81730" align="alignnone" width="1200"] COLACIÓN DEL DÍA | “Es algo que nació para quedarse” Diana, comedor Naranjito. En Alto Hospicio se concentran alrededor de 103 ollas comunes autogestionadas.[/caption] Comenta que una de las bases ha sido la reciprocidad que mantiene viva la llama de la comunidad que, entre gratitud y esperanza, se levantan unos a otros. Abuelos, niños, niñas y adultos de diferentes edades, se afianzan de manera constante al Naranjito. Los aportes nunca faltan. Respecto a la gestión del gobierno, la evalúa como tardía, además de sostenerse en varias iniciativas directamente clasistas, sobre todo para la gente que vive en campamentos. “Es un sentido de reciprocidad, somos gente que tiene la capacidad y el corazón, con un esfuerzo grande para salir adelante. Aquí todos somos familia.” [caption id="attachment_81719" align="alignnone" width="1200"] COMEDOR NARANJITO, EL BORO | Diana cuenta que las filas es cosa de todos los días. Cerca de 150 personas esperan diariamente bajo el calor del sol poder recibir un plato de alimento para ellos- y sus familias- que les permita capear el día.[/caption] Al igual que en el Naranjito, la Olla Común Zona Cero ha sido de los lugares más activos de ayuda en Alto Hospicio. El estallido social permitió afianzar los lazos que confluyeron finalmente en la existencia de la olla común ubicada en la llamada “zona cero” en la periferia de la comuna. Rulo y Sandra son parte de quienes coordinan: “nosotros hemos pasado por lo que se siente no tener un plato de comida. Por eso hacemos lo que hacemos”, dicen. En los inicios, había gente a la que les daba vergüenza y no se acercaban. Ahora eso ya no existe. No existe espacio para esos sentires en los lugares donde el pueblo ayuda al pueblo. “El gobierno no tiene nada que ver, no han sido capaces de ayudar ni aportar”. [caption id="attachment_81723" align="alignnone" width="1200"] EL APAÑE | “Una olla común es para todos, no importa color, raza, ni nacionalidad, es para todos. Todos son bienvenidos”.[/caption] La iniciativa llega a aproximadamente 450 personas y 50 colaciones se destinan directamente hacia familias completas. También se preocupan de las donaciones de ropa o cualquier necesidad que tengan los vecinos. “Un plato de comida se puede dar, pero si a ti te falta un colchón, ropa u otras cosas, también nos movemos para conseguirnos. Es una articulación constante”, detallan. [caption id="attachment_81725" align="alignnone" width="1200"] PARA TODOS | “Las ollas comunes es el sustento más rico y popular que tienen las personas que no ve el Estado”.[/caption] En todas las ollas comunes, el rol de las mujeres ha sido en primera instancia de sostén y organización fundamental. En segunda instancia, son quienes también logran activan sus comunidades con una resiliencia que le hace frente a la precarización de la vida, la cesantía y desabastecimiento de sus poblaciones. En un contexto histórico donde los movimientos y organizaciones feministas están en el centro, el protagonismo de las mujeres surge como una muestra de esta fuerza estructural. Tanto de manera comprensiva como paradigmática se hacen caminos para afrontar las diferentes dimensiones de la vida. Para Diana y Sandra, las mujeres son quienes primero “dan cara” en las orgánicas y las problemáticas sociales. [caption id="attachment_81726" align="alignnone" width="800"] “El rol de las mujeres en las ollas comunes es fundamental. Son quienes están siempre en la primera línea alimentaria popular”.[/caption]

LA AUTOGESTIÓN COMO RESPUESTA

Kolectiva las Cabras es una agrupación separatista y autogestionada que se articula en base a afinidades de un grupo de mujeres iquiqueñas. Aquí, el trabajo se concentra en onces populares para las tomas que se sitúan en Laguna Verde y la toma Ex Vertedero de Hospicio, mientras que, por las noches heladas, suben al corazón de la ciudad. Para ellas, el trabajo comunitario debe tener un accionar político de ideas y valores de vida para que se mantenga. Llevan tres meses de puesta en marcha con cooperaciones espontáneas que les han permitido nunca dejar de pisar las calles: cerca de 300 panes acompañados cada uno de una taza de té son las que llegan de manera –incluso simbólica- a calentar las manos y el corazón de quienes, después de tanto tiempo, ya las conocen. [caption id="attachment_81727" align="alignnone" width="1200"] LAGUNA VERDE | “Si no tiene tinte político es caridad. Esto es amor a la revolución. Dentro de la revolución está vivir con dignidad”[/caption] Es también un espacio seguro que les permite desenvolverse de manera más amena. Al ser un trabajo de constante movimiento en el territorio, esto les permite llegar a rincones donde se asientan personas en situación de calle. “Antes éramos considerados los jaguares de Latinoamérica, la verdad es que acá la gente no tiene que comer. Es impresentable. Tratamos de contener al trabajador pobre, ese que está abandonado”, comentan. Te puede interesar: EDITORIAL | Ofensiva derechista y maquinaciones contra el pueblo Con una orgánica que fluye de manera natural, la kolectiva trabaja también con acopio de implementos de higiene para mujeres o alimentos, entregando cajas de vez en cuando, e incluso su más reciente aporte fue la entrega de un fogón gigante a unas pobladoras. También compartieron en el día del niño junto a quienes las reciben todas las semanas. Todas las instancias son para la reivindicación política, enfatizan, y esta misma mirada les ha permitido seguir fortaleciéndose y tejiendo en conjunto. [caption id="attachment_81728" align="alignnone" width="1200"] DIGNIDAD | “La iniciativas populares se han convertido en una estrategia de supervivencia”.[/caption]

CACEROLA VACÍA CACEROLEA MÁS FUERTE

En dictadura, las ollas comunes fueron la respuesta innata al hambre que se sentía en las poblaciones. La reaparición en la actualidad de manera cada vez más masiva, surge como una necesidad urgente de suplir en la crisis sanitaria y social que empuja a muchas familias a la hambruna. Su accionar es el ejemplo más puro de resistencia ante un modelo económico bestial. [caption id="attachment_81721" align="alignnone" width="1200"] CACEROLAS. FOTO TOMA LA PAMPA | “Si no existieran, todo esto sería aún más complejo”[/caption] El norte sigue siendo un terreno fértil que no se subyuga y se mantiene firme. Bajo huelgas, crisis sociales y económicas, la comunidad se avista para encontrarse y compartir un plato de comida alrededor de una olla común. El tejido social que se ha fortalecido desde la revuelta en octubre, empuja un sentido de solidaridad que busca quedarse en el tiempo. [caption id="attachment_81729" align="alignnone" width="1200"] LO QUE TENGO. | “La comunidad y su gente es muy agradecida”.[/caption] Es un llamado a resistir, es una primera línea de lucha de las y los pobladores, los que en este ejercicio dan cuenta de una nueva forma de movilización social. Una que contemple otras formas de vivir cada vez más justas. Otras formas de existir.   *Para mayor información y si deseas aportar en alguna de las agrupaciones comunitarias visita sus redes sociales, en Instagram Kolectiva las Cabras, Comedor el Naranjito en Facebook, y Carlos Aravena Recabarren (olla común zona cero). Todo es bienvenido.
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