Fragmento marino de Septiembre

altComo un simple dado arrojado contra el agua, en su estado de indecisión esquizofrénica, convoca el linaje de las sombras (Anorak Emutiaa).


El pasado 2 de septiembre, ocurrió el denominado accidente aéreo de la Isla de Juan Fernández. Un avión C-212 de la Fuerza Aérea de Chile, se estrelló contra el mar, después de intentar aterrizar dos veces en la pista de dicha localidad.


A bordo iban 21 personas, entre las cuales, se contaba un equipo de la televisión Nacional de Chile y uno, sino el más, destacado animador-conductor de la televisión chilena, Felipe Camiroaga.


Después que la torre de control, perdiera contacto con la aeronave, se dio paso a la especulación acerca de su paradero, para luego, desarrollar una acelerada búsqueda del aparato en cuestión. Cabe hacer notar que los primeros en lanzarse al mar en ayuda de lo que se suponía, era un accidente de proporciones, fueron los pescadores y habitantes de la Isla Juan Fernández.


Pasa el tiempo, e interviene el gobierno, éste hace gala en escena y despliega su señorío de exploración sobre las aguas oceánicas, sin olvidar enarbolar sobre el mástil de las comunicaciones, la bandera de la desgracia.


“Haremos lo imposible para encontrar la aeronave desaparecida, accidentada, pondremos todos nuestros esfuerzos en esclarecer, qué ha pasado, en ayudar a los familiares, en solidarizar con aquellos que este terrible hecho ha tocado” Y etcéteras de la misma cadencia, acentúan y epilogan cada frase proveniente del gobierno.


Las Fragatas, Lynch y Condell, buscarán desde Punta O´Higgins, a Bahía Villagra. El Remolcador Galvarino, lo hará hasta la isla Santa Clara, además, el buque en cuestión, pretende realizar un levantamiento del perfil del suelo marino, a través de un sonar. Luego, más o menos localizado de mejor forma el posible lugar del accidente, se dará paso a acciones de buceo a cargo de profesionales de alta profundidad y a la integración de un robot submarino.


Súmese los trabajadores pesqueros, los trabajadores artesanales, los voluntarios, la marina, la aviación, el ejército, sin olvidar, incluso, el poder psíquico, de alguna misteriosa dama, que pudiere ayudar en la búsqueda a seguir.


“Los plazos de búsqueda con los que estamos operando se extienden entre 7 y 10 días", comento el Ministro, Allamand, “Desde el punto de vista del despliegue de los medios y las fuerzas, éste ha sido el día de mayor intensidad (tercer día): hemos tenido más barcos, más helicópteros y más gente" participando en los trabajos", agregó.


Aquí el asunto, se vuelve bastante llamativo. Pareciera, ocurriese algo visto anteriormente, un cierto deja vu de desgracias engancha los controles remotos de cada hogar, hacia un solo punto austral, y el gobierno hace uso y abuso del gran morbo despertado, a razón de lo acontecido. ¿Sólo entre 7 y 10 días de búsqueda?


Reflexiones desde la orilla.

A bordo del avión viaja el señor, Felipe Cubillos, simpatizante-militante de derecha e hijo del destacado marino, Hernán Cubillos, uno de los organizadores del golpe militar de 1973, contra Salvador Allende.


Esto viene a colación debido a toda la gran ironía que se cierne sobre este lamentable hecho.


¿La derecha de Chile buscando cuerpos humanos en el fondo del mar?

O sea, los mismos que hacían todo lo contrario, sin ningún descaro, años atrás, ¿ahora “aúnan esfuerzos” por encontrar restos o cuerpos recostados sobre el lecho marino?

Mientras cientos recorren las aguas del pacífico, es doloroso pensar en los casi 400 chilenos que fueron arrojados y enterrados en esa misma tumba marina, que tanto escarban en el día de hoy.


¿No encontrarán vestigios humanos que no pertenezcan a la tripulación recientemente accidentada?


¿Algún riel oxidado a la espalda de un coral de venas rosadas?


También viajaba otro Felipe, el animador, conductor, presentador, Felipe Camiroaga, personaje cándido e insípido, y hasta inofensivo, sino fuera por el incesante zumbido de idioteces que machacó continuamente e ininterrumpidamente por años a través de la televisión. Sin olvidar el visto bueno que le habrá otorgado la dictadura en el año 1985, cuando comenzó a trabajar en televisión.


Ahora último, el conductor, a razón de haberse alineado con Greenpeace y apoyar la movilización de los estudiantes, se le ha querido, o se le hace, llanamente, héroe nacional.

Su muerte, o presunta según largas listas de oraciones, Iphones,  y psíquicos envueltos en ellas, fue aprovechado hasta el descaro por los noticiarios. Repentinamente, desaparecieron los estudiantes, los “supuestos” arrumacos del general Gordon, policías disparando “al aire”, infiltrados inyectando la paranoia y agradables justificaciones a la ley del garrote contra los manifestantes, conflictos mapuches, aprobaciones gubernamentales en picada, reformas tributarias, etcétera.


Hay que ser muy iluso como para no darse cuenta que el nivel de las movilizaciones y las manifestaciones iban en aumento y de una u otra manera, mantenían en jaque al gobierno.  Pero hay que ser más iluso como para no darse cuenta que este accidente, ha venido a ser una tregua marina que ha enfriado el calor de las demandas ondeadas, hasta nuevo aviso o avisaje publicitario.


Se enaltece el papel de los comunicadores y de la desinteresada labor solidaria y de ayuda a la comunidad que brinda la televisión.


Lo raro es que todos los canales de televisión, no mostraron el más mínimo interés cuando la Televisión del Canal Popular Comunitario, Señal 3, de La Victoria, fue atacada y violentada por efectivos de fuerzas especiales, en clara relación por la jornada del paro nacional del fin de mes de Agosto.


Manuel Gutiérrez, joven asesinado de un disparo, tuvo la mala fortuna de no pertenecer a la farándula criolla, de otra manera, se hubiese también decretado duelo nacional por parte del gobierno, tal vez.

Quizás, no siendo tan exigente, ni quisquilloso, la dirigencia sindical y sobretodo la estudiantil, hubiese detenido o pospuesto o cancelado sus actividades o movilizaciones debido a la muerte del joven malogrado.

Otros, de cuyos nombres no quiero acordarme, comentan que no se puede hacer un funeral de las estrellas fallecidas. No tenemos el cuerpo, ¿cómo hacer un funeral sin el cuerpo del occiso?


De estrella televisiva, a estrella marina…

Que la historia nos sea leve.



Andrés Bianque.

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