La catástrofe que comenzó en Fukushima hace cuatro años está peor que nunca.
Pero las buenas noticias, pueden finalmente trascender las malas, si lo logramos.
Un indignado movimiento desde la base ha mantenido cerrados los 54 reactores que operaban en Japón. Es la mayor clausura continua de reactores nucleares de la historia. Grandes parques eólicos instalados proliferan frente a la costa de Fukushima.
Cinco reactores nucleares estadounidenses han cerrado desde el 11 de marzo de 2011. La cantidad operable es ahora menos de 100 por primera vez en décadas.
Davis-Besse de Ohio , Ginna de Nueva York, cinco reactores en Illinois y otras plantas nucleares decrépitas estadounidenses podrían cerrar pronto sin inmensos costes para los usuarios.
Diablo Canyon obtuvo la instalación posterior –probablemente ilegal– de repuestos no probados para impacto sísmico por 842 millones de dólares. Ya bajo ataque por manipulaciones ilegales de licencia y una explosión evitable de gas que mató a ocho personas en San Bruno en 2010, Pacific Gas & Electric ha caído en un abismo legal económico y político que pronto podría condenar los últimos reactores de California.
Mientras tanto Alemania está ampliando su generación de energía renovable con un objetivo de 80% o más hasta 2050.
Francia –otrora ejemplo de la energía nuclear– ha dejado de lado la construcción de nuevos reactores y se orienta fuertemente hacia energías renovables.
A escala mundial la revolución Solartopiana avanza a costes inferiores de los presupuestados. Las predicciones sobre su potencial tecnológico y económico se exceden en todas partes.
Más del doble de estadounidenses trabajan ahora en la energía solar que en las minas de carbón. Como señalara recientemente el jefe de Rockefeller Brothers Fund: “Estamos convencidos de que si John D. Rockefeller estuviera vivo actualmente, como astuto hombre de negocios mirando hacia el futuro, se estaría apartando de los combustibles fósiles e invirtiendo en energía limpia, renovable ”.
Incluso el Tea Party de EE.UU. ha desarrollado un ala verde que promueve energías renovables.
Un enfoque vital se concentra ahora en el desarrollo de baterías necesarias para aumentar el uso solar doméstico, los coches eléctricos y otras alternativas a la energía nuclear.
Pero también hay muchas malas noticias. La Ley de Secretos Estatales del autoritario régimen de Abe en Japón hace que toda la información “oficial” sobre Fukushima sea poco fiable. Los activistas contra la energía nuclear en la base son fuertemente atacados.
Por lo menos 300 toneladas de agua radiactiva se siguen arrojando cada día al océano Pacífico. La instalación quiere descargar más agua todavía sin tratar a corrientes que ya están produciendo resultados radioactivos a lo largo de la costa de California. Los detalles del derribo de barras de combustible y de limpieza del lugar siguen siendo desconocidos.
Las tasas de daño a la tiroides siguen aumentando entre los niños que se encuentran en la dirección del viento. Abe está obligando a los evacuados a volver a áreas que están seriamente contaminadas. El propietario de Fukushima (Tepco) es el mayor donante de dinero a su Partido Liberal Democrático, que devuelve incalculables miles de millones a la instalación.
Más de 128.000 demandantes que solicitan que la comunidad mundial se haga cargo de Fukushima han sido ignorados por las Naciones Unidas desde noviembre de 2013.
En todo el mundo nuestra supervivencia está amenazada por reactores en estado de deterioro. La contención de Davis-Besse en Ohio se derrumba literalmente. La de Diablo Canyon está rodeada por 15 líneas de falla conocidas, una que se encuentra a solo 640 metros de los núcleos. Nuevas instalaciones de reactores en Finlandia, Francia y Georgia muestran una construcción chapucera, partes de baja calidad y supervisión corrupta que las convertirían en amenazas instantáneas si entran en operación.
El activismo ciudadano cuestiona todo eso. Activistas Solartopianos se manifestarán hoy frente a los consulados japoneses de todo el mundo.
Un boicot eléctrico en desarrollo para que se “ desconecte la energía nuclear ” y una creciente exigencia desde la base a favor de energía verde anuncian una nueva era de poder popular.
Cuatro años después del comienzo del interminable desastre de Fukushima, esa revolución renovable define nuestra supervivencia.
Es una lucha que no podemos permitir que se pierda. Es una victoria que pronto debemos obtener… con máximo alivio y alegría.
Harvey Franklin Wasserman (1945) es periodista, escritor, activista por la democracia y defensor de las energías renovables. Ha sido uno de los estrategas y organizadores del movimiento antinuclear en Estados Unidos. Es editor de Nukefree.org y autor del libro Solartopia! Our Green-Powered Earth.
Por Harvey Wasserman / Common Dreams