El gobierno palestino y líderes de la Resistencia anunciaron hoy un acuerdo con Israel para un mes de tregua que, de ser respetado por los beligerantes, podría cambiar significativamente la vida de los habitantes de Gaza.

Justo cuando se cumplen 50 días de la más brutal ofensiva militar del Estado sionista contra la Franja de Gaza, las negociaciones sostenidas durante varias semanas en Egipto arrojaron el primer compromiso mutuamente aceptable para palestinos e israelíes.

Fuentes contactadas por Prensa Latina en Beirut aseguraron que a las 00:00 horas de este martes debe comenzar a regir el cese de hostilidades, luego de que Tel Aviv respondió a la contrapropuesta del movimiento de resistencia Hamas y la Jihad Islámica.

El armisticio, de cuyo cumplimiento se encargó por la parte palestina al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmoud Abbas, tendrá una duración de un mes, período en el que se avanzarán consultas y criterios para -una vez vencido- lograr un cese del fuego duradero y definitivo.

A priori, los primeros beneficiados serán los pescadores palestinos del enclave costero, que podrán faenar en un área de hasta seis millas náuticas, la mitad de las 12 exigidas por los negociadores de Hamas durante las complicadas pláticas en El Cairo con la mediación egipcia.

Según las fuentes y el canal Al-Mayadeen TV, la intención es que si se honra la letra del pacto, a finales de 2014 los hombres de mar puedan lanzar sus redes y pescar a una distancia de 12 millas de la costa, algo impensable bajo el bloqueo aéreo, terrestre y marítimo impuesto desde 2007.

En caso de respetarse el acuerdo de alto el fuego de un mes, se negociará la habilitación del aeropuerto de Gaza y del puerto, así como la apertura de modo permanente de los cruces terrestres, lo que en la práctica implicaría discutir el levantamiento del bloqueo sionista.

Otros temas puestos sobre la mesa por la Resistencia palestina, como la libertad de movimiento y circulación de bienes y personas, se incluirían en las posteriores tratativas, siempre en caso de prosperar lo anunciado hoy, paradójicamente, mientras continuaban los ataques de la artillería israelí.

Pese a lo explicado por Abbas, fuentes de la ANP y milicias palestinas en Gaza expresaron desconfianza respecto a la viabilidad del entendimiento pues Israel sigue reacio a abrir de modo permanente los puntos acceso a la que muchos consideran la mayor y única cárcel del mundo a cielo abierto.

La suspicacia palestina se entiende mucho más si se toma en cuenta que en el acuerdo a punto de entrar en vigor Israel no consiguió incluir la pretendida desmilitarización de Gaza, amén de que su mortífera escalada militar tampoco logró eliminar los túneles subterráneos en ese territorio.

Justo minutos después de trascender el pacto para el cese temporal de las hostilidades se conoció que la artillería sionista lanzó varios ataques contra zonas civiles de la Franja y que milicias islamistas respondieron con el disparo de al menos dos cohetes hacia territorio israelí.

En el día 50 de los bombardeos -con treguas tan frágiles como efímeras- otros dos palestinos murieron a causa de la ofensiva israelí, con lo cual se elevó a mil 134 la cifra de fallecidos y a 10 mil 890 la de heridos desde que Tel Aviv ordenó la agresión a la franja el 8 de julio.

Según reseñaron medios periodísticos, después de recurrir a los bombardeos indiscriminados en zonas civiles y densamente pobladas, ahora Israel parece haber cambiado la táctica de los ataques y los localizó contra edificios altos para desmantelar la infraestructura aún en pie en Gaza.

La aviación israelí también destruyó una torre de 100 apartamentos y decenas de locales comerciales valiéndose de aparatos no tripulados o drones, uno de los cuales al parecer fue derribado por un misil disparado por Hamas, de acuerdo con versiones sin confirmación independiente.

Si se concreta el anuncio de tregua y -sobre todo, si se respeta, podría tratarse el principio del fin de un largo sufrimiento del pueblo palestino asediado por Israel, con la complicidad del propio Egipto y la inoperante diplomacia de organismos internacionales subordinados a Washington.