Aunque ya todos nos hemos olvidado del pretexto que uso Israel para esta nueva ofensiva muchos de los artículos que se han escrito, incluso los míos, tienen un claro defecto: ven los acontecimientos como si fueran efectivamente nuevos. No como parte de una historia que el historiador Ilan Pappe ha calificado de “genocidio”.
Según el Estado de Israel la invasión ha sido producida como castigo por la muerte de tres jóvenes judíos: Eyal Ifrach, Gilad Shaer, y Naftali Frankel. Sobre el tema volveremos en un artículo posterior. Todo parece indicar que se trato de una farsa. Pero incluso si fuera verdad, resulta difícil explicar como la muerte de tres personas se remedia con la de 600.
La explicación tiene que estar en otro sitio y la formulo Ilan Pappe el 2006. Ya en ese entonces las matanzas eran masivas. Ya los niños eran las principales víctimas. Y es que imponer un Estado teocrático, sólo para quienes mantienen cierta creencia religiosa, supone acabar con los que sobran. En su artículo el historiador palestino nos lo deja claro: “un millón y medio de palestinos están atrapados en Israel, pues aunque geográficamente la Franja está situada en los límites del estado, psicológicamente se encuentra en pleno centro”. Denunciaba que desde 1987 la Franja de Gaza es prácticamente una prisión, un gueto.
En un artículo posterior, el mismo 2006, Ilan Pappe define más los términos de su hipótesis. Por un lado, en Cisjordania, se estaría haciendo una limpieza étnica. La idea sería anexionarse lo más posible de la zona y aplicar luego una limpieza étnica. Expulsar poco a poco a la población originaria y promover la transferencia de ciudadanos judíos. Pero en Gaza no hay un pedazo de tierra codiciable y no hay espacio a donde se pueda expulsar a los palestinos. La limpieza étnica ahí no es eficaz. Tampoco es eficaz la política de gueto. La comunidad convertida en gueto sigue expresando su voluntad de vivir lanzando primitivos misiles dentro de Israel. Los judíos saben, por su propia historia la capacidad de resistir.
El 2008 nuestro historiador amplia conceptos. Ya no se trata de un artículo sino de un libro de 384 páginas: “La limpieza étnica de Palestina”. La historia comienza en 1948. “En la creación de su Estado–Nación el movimiento sionista no libró una guerra que «trágica, pero inevitablemente» condujo a la expulsión de «una parte» de la población indígena, sino todo lo contrario: su principal meta era la limpieza étnica de toda Palestina, el territorio que el movimiento codiciaba para su nuevo Estado” sintetiza claramente el autor lo ocurrido en 1948.
A partir del 10 de marzo de 1948, cuando se aprobó el plan (Dalet), en seis meses se desarraigó a más de la mitad de la población nativa de Palestina, se destruyeron 531 aldeas y se vaciaron once barrios árabes de las ciudades, 800,000 palestinos fueron expulsados.
Por desgracia, el actual ataque de Israel a Gaza indica que esta política continúa con toda su furia. Llamarle genocidio es importante ya que sitúa adecuadamente la brutal acción de Israel (la de entonces y la de ahora) en un marco histórico más amplio.