El desastre político peruano escala cada día y ya no solo a nivel interno, sino también internacional. A las tensiones que se registraban con el gobierno de Bolivia y México, desde el mismo día del derrocamiento del presidente Pedro Castillo, que llevó a la expulsión del embajador mexicano de Lima y a la absurda prohibición decretada por el gobierno de Dina Boluarte para que Evo Morales no pudiera ingresar a Perú, hoy se le suma una condena casi generalizada en la CELAC debido a las violaciones a los Derechos Humanos que han dejado casi sesenta manifestantes asesinados.

Por Joaquín Pérez

Tras la cumbre de la CELAC, en Buenos Aires, fueron muchos los mandatarios que manifestaron su preocupación por la situación en Perú y la violación a los Derechos Humanos a la que es sometido su pueblo. Tras ello, la cancillería peruana ha adoptado algunas medidas, como el retiro de su embajadora de Honduras.

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También ha habido cartas de protestas a las cancillerías de Colombia y Chile.

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Un gobierno rechazado por su pueblo, en crisis política permanente, con renuncias de ministros instalados solo hace unos días, con cuestionamientos de diversos órganos del propio Estado, sostenido solo en base a las masacres y violaciones a los DDHH que se están cometiendo, pretende ahora dar muestras de fortaleza en el plano internacional, con acciones diplomáticas que solo acentúan su desprestigio y aislamiento.

Este miércoles, mientras concluía la CELAC, el órgano regional por excelencia de las naciones latinoamericanas, la presidenta de facto de Perú, exponía en la OEA, en una nueva muestra de sumisión a los intereses norteamericanos y como forma de devolver el desprecio de los presidentes de la región en la cumbre de la CELAC.

Solo la prensa servil al poder, pasa vergüenzas difundiendo las acciones de la actual cancillería peruana, creyendo que puedan tener algún grado de relevancia o impacto. El régimen peruano se hunde día a día, sostenido solo en el poder de las armas, ante el descrédito creciente, tanto a nivel interno, como externo.