GRECIA: Congreso fundacional de Syriza

[Syriza acaba de celebrar su Congreso fundacional que marca un punto de inflexión en la evolución de esta, hasta a ahora, coalición electoral que acaba de constituirse como partido unificado en un contexto político, externo e interno, preñado de contradicciones. Los artículos de Amelie Poinssot (Mediapart) y Sthatis Kouvélakis (Plataforma de izquierdas" de Syriza) nos permiten acercarnos a lo que ha dado de sí este congreso]

Los múltiples desafíos de la nueva Syriza

El 12 de junio de 2012, Syriza se hizo con la segunda plaza en las elecciones legislativas. El 27% de los votos y los 72 escaños obtenidos en la Asamblea General de Grecia, fueron toda una sorpresa en Europa. Con el paso del tiempo, la sorpresa creció más aun: según los institutos de sondeo, la izquierda radical oscila entre el 20 y el 28% de intención de voto, pisándole los talones a Nueva Democracia (partido en el poder). Estos resultados son tanto más sorprendentes en cuanto que, desde su creación en 2004, Syriza no había logrado pasar mas que del 4% al 5% en las elecciones. Si bien una parte de este éxito electoral puede ser interpretada como una forma de rechazo a las políticas de austeridad, lo cierto es que en sólo una década esta formación, a pesar de sus contradicciones internas ligadas a su constitución, ha destacado en el escenario político griego. Syriza está compuesta, originalmente, por una coalición de diversas formaciones de la izquierda y de la extrema izquierda, de ex-comunistas pro-europeos, maoístas, trotskistas y, también, por ecologistas radicales: una constelación que ha sido objeto de diversas críticas por parte de sus detractores.

Sin embargo, estos días Syriza ha sufrido un cambio de imagen: la izquierda radical ha realizado su “congreso fundacional” en la metrópolis ateniense, en el que sus diferentes componentes se han disuelto para fundar una nueva estructura, la “Syriza-EKM” (EKM siglas en griego de “Frente Social Unitario”). Una etapa decisiva en la historia de este joven partido, ya que todos sus componentes han acordado un programa político común, unos nuevos estatutos, una imagen común hacia el exterior más homogénea, más coherente con su electorado y frente a sus adversarios. Durante cuatro días, en el centro de congresos de Palio Phaliro, a poca distancia del Pireo, 3.500 delegados intercambiaron puntos de vista antes de votar la declaración de principios del partido, la elección de un nuevo comité central y la reelección de Alexis Tsipras para la presidencia.

En esta declaración de principios, Syriza se reafirma en sus fundamentos, “un partido fundado sobre el pensamiento marxista y la larga historia del pensamiento emancipatorio, que trata de avanzar teniendo en cuenta todo este importante aporte teórico”, y en sus objetivos: “cambio democrático del sistema político”, “organización de una sociedad basada en la propiedad y la gestión social de los medios de producción”, “acabar con la dominación de las fuerzas neoliberales y anulación de los memorandum de austeridad”. Aquí encontramos las grandes líneas de su programa, a saber, la paralización de la privatización de los servicios públicos, la garantía del acceso a bienes comunes fundamentales como el agua, la educación, la sanidad, … La instauración de una renta básica, y ayudas para toda la gente desempleada del país (actualmente la duración máxima de indemnización por desempleo es de un año para quienes hayan trabajado a jornada completa).

Para financiar todo esto, el partido propone la puesta en marcha de un nuevo sistema fiscal, más justo y eficaz, que afectaría a las fuentes de riqueza hasta ahora protegidas, como las propiedades de la Iglesia, así como relajar la presión presupuestaria que está padeciendo Grecia a través de una renegociación de su deuda con el objetivo de anular una parte y poner en moratoria el resto.. De forma más general, el partido defiende una política de recuperación, basada en el aumento del gasto social y el apoyo a la producción, en particular en el sector agrícola, siguiendo una política de protección del medio ambiente y de desarrollo sostenible.

Entre las y los delegados, la mayor parte vienen de la vieja guardia de la izquierda griega. Pero también encontramos a jóvenes militantes. Syriza contaba con 14.000 miembros antes de las elecciones del año pasado... Hoy cuenta con más del doble: 35.000.

Athina Arvaniti de aquellos que se han unido a Syriza después de las elecciones: “Yo encontré en Syriza al único partido que permitiría cambiar las cosas, dar la vuelta a las políticas de austeridad y batirse por una sociedad más igualitaria, más justa. No es que me reconozca en todas las posiciones del partido, pero es donde encuentro una razón para la lucha y para la esperanza”. Athina Arvaniti ha sido activista durante mucho tiempo en los movimientos sociales. Reside en el municipio portuari de Perama (antiguo buque insignia del sector naval griego hoy en quiebra). ha formado parte de las asambleas de base de su barrio, un colectivo construido a partir de la experiencia del movimiento Indignados hace dos años, y que trabaja en la recogida y distribución de alimentos para ayudar a decenas de familias necesitadas, mientras les animan a luchar contra la política de austeridad.

Muy presente en las manifestaciones, esta madre de familia no había militado jamás en un partido político. Para ella, su adhesión a un partido no es un fin en sí mismo: “Todavía hay mucho trabajo que hacer, hace falta que la gente se apropie del combate de la izquierda, hace falta que la gente comprenda que debe movilizarse y ¡deben hacerlo primero por sí mismos! Para esto, hace falta también que los miembros y cuadros del partido no se limiten a las palabras y estén más presentes en las organizaciones, los movimientos, … Syriza debe participar además en los procesos sociales”.

Si Athina llama a una mayor presencia sobre el terreno, los miembros de Syriza están, en realidad, muy implicados en los colectivos de solidaridad creados en numerosos barrios de la metrópolis ateniense y en otras ciudades del país. Algunos militantes han impulsado estructuras autogestionadas, como los dispensarios de medicinas básicas de Tesalónica: el partido no ha hecho publicidad de esto, pero cada vez hay más gente trabajando sobre el terreno. Por encima de todo, lo que se trata de cambiar es su tejido de simpatizantes: “El voto a Syriza era esencialmente urbano – nos explica el portavoz del partido, Panayotis Skourletis. Ahora, por primera vez en la historia, tenemos miembros del partido en las zonas rurales. Y los núcleos del mismo crecen en las pequeñas ciudades de provincia”. En el sector de Corinto y sus alrededores, por ejemplo, el partido cuenta hoy con siete secciones, frente a una única con la que contaba hace un año. En Arta, en el noroeste del país, hay cinco secciones cuando hace un año solo había una.

Toda esta ola de adhesiones, si bien alegra a los miembros históricos del partido, le plantea, evidentemente, nuevos desfíos: estos nuevos militantes no tienen el mismo pasado político, algunos vienen del Pasok (partido socialista) o del KKE (partido comunista), otros apenas están politizados… Muchas identidades diferentes pueden influir en la línea del partido. Se impune igualmente la pregunta sobre su representatividad: hasta el congreso, cada formación que componía Syriza tenía derecho a veto, lo que excluía del proceso de decisión a todos estos nuevos militantes no miembros de partidos preexistentes a Syriza. Aun más, los dirigentes asumían una doble función: eran al mismo tiempo cuadros en su formación de origen, y cuadros en el seno de las instancias de Syriza.

“Por razones funcionales, pero también por razones democráticas, había que reformar los estatutos, nos explica Natacha Theodorakopoulou, miembro del comité central, reelegida en el congreso. El objetivo es llegar a ser un partido más representativo y mejor organizado. Esto no impide que sigamos siendo una izquierda plural: las diversas tendencias continuarán existiendo en el partido”. Para el politólogo Georges Contogeorgis esta refundación tiene tanto de cambio como de salto hacia adelante: “Si bien las organizaciones componentes de Syriza son oficialmente disueltas, estas van a seguir existiendo en el interior del partido, nos explica este universitario, muy crítico con el sistema político griego. La mentalidad y la orientación de Syriza no va a cambiar fundamentalmente.”

Entre las tendencias encontramos a la “Plataforma de Izquierda” de Panagiotis Lafazanis. En las reuniones preliminares al congreso, en diciembre pasado, remarcó la necesidad de una moción, apoyada por la cuarta parte de los delegados, que se caracterizaba por un programa económico más radical que el que marcaba la línea mayoritaria, y que no excluía, por ejemplo, la salida de la zona euro. En esta ocasión presentó cuatro enmiendas a la declaración de principios del partido; enmiendas que, si bien no han sido apoyadas por la mayoría, sí han dejado su huella, por ejemplo, en el no reconocimiento de la deuda y en la propuesta de una negación absoluta a pagarla: estas propuestas trascendieron más allá de sus propias filas. El domingo, para la elección del comité central, la lista de la “Plataforma de izquierda” obtuvo el 28% de los votos, consiguiendo una representación nada desdeñable en el seno del comité central.

Entre las corrientes minoritarias, las opiniones son, de hecho, más variadas sobre la nueva forma de Syriza, algunas incluso profundamente contrarias: “Esta es una tentativa de control, de centralización en detrimento del pluralismo que nos enriquecía”. Se le reprocha a Alexis Tsipras el haber hecho durante los últimos meses un discurso centrado más en las organizaciones que en las cuestiones políticas, y de querer evitar las cuestiones delicadas, como por ejemplo, la moneda única o de la negación del pago de la deuda: “¿Hasta dónde debe negociar Grecia el pago de la deuda? ¿Hasta alcanzar el escenario chipriota? ¿Hasta que la deuda detenga la financiación? El partido no dice nada”, apunta Lafazanis. Los componentes reticentes a la autodisolución, como el partido de Manolis Glezos, miembro del Parlamento y de la resistencia griega, han experimentado un fuerte crecimiento en los últimos meses.

Alimentado por el miedo de ver a Syriza transformarse en un partido monolítico y por los desacuerdos con la estrategia de Tsipras, las críticas se han multiplicado en las filas del partido, pero también entre sus electores. Tsipras ha ido decepcionando desde que durante este invierno multiplicara sus intervenciones en el extranjero y en diversas instituciones internacionales: mantiene un doble discurso, radical en Grecia, pero muy centrista en el exterior.

Otros, en cambio, defienden el rol que Syriza debe jugar en el extranjero. Es el caso de la diputada Rena Dourou, convencida de que este congreso fundacional es internacional: “Grecia ha sido la cobaya de la austeridad a nivel europeo, hoy debe convertirse en el modelo de una estrategia radical en términos de democracia y justicia social”. Numerosos delegados extranjeros han estado presentes en el Congreso, por ejemplo, procedentes del Front de Gauche francés...

Pero internamente, la cuestión de una estrategia europea parece una cuestión poco importante en el seno de Syriza, incluso cuando estamos cada vez más cerca de las elecciones de 2014. “¡Podemos tener elecciones antes!”, teme Natacha Theodorakopoulou. De hecho, las cuestiones nacionales son múltiples, y hoy también presionan: después del cierre brutal y unilateral de la televisión pública el mes pasado, el gobierno se prepara para votar en el parlamento, a finales de la semana, una ley para aprobar, entre otras cosas, el despido de 4.000 funcionarios y la transferencia de otros 12.500. Así, los sindicatos del sector público y del sector privado han convocado una huelga general para mañana.

El jueves se espera al ministro alemán de finanzas Wolfgang Schäuble, y el viernes se debe votar la ley para la creación de un nuevo medio audiovisual público que bloquea la entrada de los trabajadores de la antigua ERT... Frente a un Gobierno que no cuenta mas que con el apoyo de 155 diputados sobre 300, la izquierda radical debe jugar su rol como primer partido de la oposición, y Alexis Tsipras debe reclamar, ya, la convocatoria de nuevas elecciones.

Pero Syriza no podrá evitar, tarde o temprano, la delicada cuestión de las alianzas políticas: por sí misma, y aun cuando las estimaciones de voto son altas, no obtendría la mayoría necesaria. A la izquierda del Pasok, no hay nada más que el ortodoxo partido comunista – hostil a cualquier acercamiento a la izquierda radical – y Dimar (“Izquierda democrática”), nacida hace tres años de una escisión... de Syriza.

15/07/2013

http://www.mediapart.fr/journal/international/150713/en-grece-les-multiples-defis-du-nouveau-syriza

Traducción VIENTOSUR

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