[resumen.cl| “El cine tiene una tarea que también es un deber: contar la realidad para que el público la entienda mejor. Sobre todo para el público joven” Ettore Scola
“Me interesan más los diferentes que los iguales” Ettore Scola
El pasado 19 de enero falleció en Roma, a los 84 años de edad, Ettore Scola, el último director de una generación dorada cine italiano, los neorrealista. Había nacido el 10 de mayo de 1931 en Trevico, cerca de Nápoles. Su familia, como muchas del sur, emigró a Roma en busca de mejores destinos y fue allí donde se crió y estudió. Se lincenció en derecho, aunque nunca ejerció y tuvo por primer oficio el del periodismo, siendo colaborador en la revista “Mar’ Aurelio”, un hito en la prensa satírica italiana, donde fue ilustrador cuando apenas tenia 16 años y más tarde redactor. Fue allí donde conocería a uno de sus más grandes amigos, Federico Fellini.
A comienzo de los años 50 comienza su relación con el cine. Son los años del inicio del neorealismo italiano, desarrollando algunos guiones, siempre originales, para Domenico Paolella, “Canzoni, canzoni, canzoni” (1953); luego “Las noches de Cleopatra”(1954) para el cineasta Mario Mattoli. Scolla continuaría con su trabajo de guionista para diversos directores hasta entrados los años 60. En 1962 escribió para la gran comedia italiana de Dino Risi “La escapada” y un año mas tarde para el mismo Dino Risi “Monstruos de hoy”.
Como director comenzó con “permettete parliamo di donne” (1964), pero su despunte no llego hasta “El demonio de los celos” (1970). La actuación de Mastroianni se llevó la palma de oro en Cannes aquel año, fue esta además su primera película con Marcello Mastroianni, quien a partir de entonces se convertiría en su protagonista más asiduo. En esos años tambien desarrollara en paralelo documentales de carácter politico como “Festival dell’Unità 1972”.
Scola exploró el cine de aventuras con “Riusciranno i nostri eroi a ritrovare l’amico misteriosamente scomparso in Africaâ”, traducida como “Mister Sabatini… Africa… allá vamos”, en 1968, uno de sus títulos de película más largos, para denunciar el colonialismo, tema que una parte importante de la izquierda europea se negaba a abordar.
En 1974 deslumbra con “Una mujer y tres hombres” (“C’eravamo tanto amati”, relato agridulce del destino de tres ex partisanos antifascistas, enamorados de la misma mujer y confrontados a las decepciones y compromisos de la Italia del “milagro económico”.
Su primer éxito internacional fue en 1975 “Feos, sucios y malos” (Brutti, sporchi e cattivi) una sátira brutal sobre la marginalidad urbana en Roma que fue premiada como mejor película en Cannes, aquel año.
Pero sin duda su trabajo más acabado llegaría dos años más tarde: “Una giornata particolare”, traducido como “Un día especial”, cinta legendaria en que Sofia Loren encarnaba a una dueña de casa frustrada por su rol y Marcello Mastroianni a un periodista homosexual, los dos vecinos que terminan por pasar juntos el día de la visita de Hitler a Roma, en 1938.
En 1980 con la “La terraza”, una magistral comedia, Scola aborda el tema de la ambición social, de la burguesía romana.
Scola también exploró con brío la historia en el cine, la Francia revolucionaria del siglo XVIII en “La noche de Varennes”, (1982), pero también el siglo 20 en su magistral “Ballando ballando” traducida como “La Sala de Baile” o “el Baile” (1983).
Con “La familia” (1987) nuevamente Ettore retoma su critica a la burguesia romana y en 1998 con “La Cena” un caleidoscopio humano en un restauran de Roma.
Por sus películas desfilaron grandes actores italianos como Vittorio Gassman, Alberto Sordi, Nino Manfredi, Ugo Tognazzi, Monica Vitti, Stefania Sandrelli o Laura Antonelli, Giancarlo Gianinni, Marcelo Mastroiani o Sophía Loren, así también franceses como Michel Simon, Jean-Louis Trintignant, Serge Reggiani, Fanny Ardant, Gérard Depardieu.
Paolo Mereghetti, crítico de cine del Corriere della Sera, diario de ideologia liberal y el de mayor circulación en Italia señaló sobre Etore Scola: “Nunca renegó de su militancia. Conocía sus errores, como reconoció con anticipación en el filme La terraza. Pero también sus méritos y esfuerzos. Creía que eran valores que había que defender”
Con la partida de Ettore Scola, Italia pierde también al último cineasta de una generación dorada, que contó la vida de la gente común, con sus historias profundas y humanas.
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