Hacia la Región Productiva, ecológica y solidaria

altEl 26 de Febrero recién pasado, a través de las movilizaciones y distintas expresiones de conmemoración -desde actos hasta velatones- las provincias de Arauco y Concepción parecen haber resucitado la semilla del descontento colectivo. Lo señalo, fundamentalmente, porque no considero que haya sido un despertar del pueblo y sin embargo es un día importantísimo, pues el malestar no quedó en las psiquis individuales, y el problema acerca de la reconstrucción regional se ha apoderado de la opinión pública haciendo las falencias indesmentibles para la mayor parte de la población.

Fuera de todo pesimismo, este artículo es una colaboración para establecer las condiciones de posibilidad de un movimiento de carácter político y social. Para ello urge situar los acontecimientos dentro de sus circunstancias: el 26 de Febrero mostró a una región empobrecida ecónomica, social y políticamente. Lo que significa que alguien se sigue enriqueciendo.

En la edición del Lunes 21 de Febrero, el Diario Financiero publicó una nota con la opinión del Banco Mundial acerca de la reconstrucción. El título de la nota indica: Banco Mundial valora como “positiva” la respuesta de autoridades al terremoto.

Según el cuestionado sitio www.reconstruyendo.cl, el mismo que publicó fotos del puente Llacolén de antes del terremoto como si fueran actuales tras haber sido reconstruido, habla de Talcahuano: “El retiro de escombros, habilitación de frentes de atraque y habilitación de galpones que posibiliten a los pescadores de zonas costeras recuperar su fuente de trabajo, han sido los focos en la recuperación de la infraestructura portuaria. Talcahuano, seriamente afectada por el tsunami, se ha recuperado en su totalidad gracias al plan de reconstrucción.”

¿Contradictorio?. Puede ser. Retomando la pregunta acerca de las condiciones de posibilidad del movimiento social y político, debemos tener en claro que cuando describimos una realidad, el bloque dominante va pasos adelante. Los medios de comunicación crean realidad, fundan la visión de mundo a través de sus “aparatos ideológicos”. La reconstrucción es una cuestión de imagen posicionada y ya construída.

Para saber como el pueblo o las organizaciones sociales debemos enfrentar al bloque dominante es necesario conocer sus métodos y sus prácticas, más allá de lo histórico (ejm: los ricos siempre han sido los mismos, son los que siempre están en el poder, etc) para conocerlos en su actualidad.

La estrategia neoliberal funda su actuar en el shock económico, magistralmente relatado por Naomi Klein. A nivel mundial sus prácticas se han considerado poco éticas, siempre bordeando la ilegalidad y confundiendo en un ir y venir al sector público y privado; Irak por ejemplo, fue plagada de empresas contratistas estadounidenses que usaban prácticamente como Banco personal las reservas del Tesoro Estadounidense destinada a la reconstrucción de Irak. Los resultados fueron desastrosos.

Una estrategia similar se usa en el Chile de hoy. Permítanme dos ejemplos.

Contraloría General de la República reveló que los órganos oficiales encargados de las adquisiciones de emergencia, léase Comep (Comité de Emergencia de la Presidencia) y la Onemi, pagaron elevadas sumas a los proveedores por el valor de las mediaguas, cuyo precio no debía superar los $ 480.000, y ese valor ya era exagerado.

Sin embargo, el valor de las viviendas varió desde los $ 480.000 a los $ 820.000, violando “el precio superior máximo establecido”, según declara la Contraloría. La entidad revisora señaló que hubo una “intervención unilateral por parte de integrantes del Comité de Emergencia de la Presidencia” que decidía cómo, cuándo y a quién adquirir las mediaguas.

Sobre aquel Comité de Emergencia de la Presidencia, se señala que no pueden tener responsabilidad en el asunto porque trabajaron a honorarios, y para tener responsabilidad jurídica en el caso se debe ser funcionario público.

Otro ejemplo. Salfacorp es la encargada de gran parte de los proyectos de reconstrucción, que tiene al mismísimo Presidente de la República entre sus dueños. Porque se adjudicaría tantos proyectos la empresa, es una pregunta capciosa.

Es la nueva forma de gobernar en el mundo, y Chile no es la excepción.

Retomando nuestra problemática, vale la pena preguntarse acerca de las reacciones de las personas en la conmemoración. La indignación no pareció salir más allá de las marchas y los actos. Muchos esperaron barricadas en vez de velatones, pero muchos prefirieron celebrarlo haciendo un asado o emborrachándose.

La magnitud de la catástrofe, para gran parte de la población tomo ribetes religiosos, que por supuesto pueden tolerarse, pero son cuestionables cuando ocultan las políticas de un Estado hueco, desfinanciado, negligente y profundamente comprometido con el modelo del chorreo de la riqueza, que el sentido común de muchos religiosos confunde con la voluntad de Dios.

Para superar estas condiciones no se necesita solo educación cívica, sino más bien alfabetización política. Hay que expresarse de forma oríginal y auténtica, dotados de una institucionalidad cultural propia del pueblo, aunque tengamos que ir contra lo “políticamente correcto”, pues es “políticamente necesario”.

Falta también, el cuestionar que el 27 de Febrero descubrió una Región agónica, conmemorar el año de la tragedia para criticar la falta de empleo, el empleo mismo, y la sobrevivencia desde nuestra perspectiva. Proponer también nuestra propuesta de shock económico, que apunte a transformar, por ejemplo, la matriz productiva de la región, prohibiendo la pesca de arrastre y expulsando el monocultivo de las forestales. Dando empleo digno al ejército de desempleados de la nuestros barrios. Levantando el puerto de Talcahuano, abandonado por la concertación y la derecha.

Todo eso, para que como movimiento conduzcamos procesos, y no seamos arrastrados como “buenos ciudadanos”, por las pirañas neoliberales. Porque como señalaron los voceros de la distintas agrupaciones en la marcha, la participación en las decisiones que se tomen acerca de nuestras vidas, deben, aunque suene lógico, incluirnos como protagonistas.

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