Haydee y el pez volador, la historia de un nacimiento tejida con hilos de oro

Haydee y el pez volador nos involucra de una forma delicada y cuidada en una historia de vida marcada por el horror, la crueldad y su vanalización posterior, expresada en una omisión amparada en la ley y la impunidad. Pero también nos vincula al camino de la protagonista en busca de justicia y sanación, una historia “tejida con hilos de oro”, dirá. Aniceto Hevia / resumen.cl Pachi Bustos, en su rol de directora de este documental, construye de forma amorosa las situaciones que marcan la vida de Haydee Oberreuter Umazábal y sus intentos por superarlos. De a poco, a través de imágenes fijas y retazos de diálogos en los pasillos de la Corte Suprema o en una manifestación afuera del cuartel Almirante Silva Palma de Valparaíso, podemos adentrarnos en un pasado que marca su presente y el de toda la sociedad chilena. En 2004 la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, conocida como Comisión Valech entregó a Ricardo Lagos, en su condición de presidente, un primer informe. En este documento, si bien se informó de prácticas criminales a las cuales fueron sometidas millares de personas durante la dictadura, se estableció la reserva de los antecedentes aportados por las víctimas y de sus identidades, haciendo imposible su uso en acciones judiciales, acumulándose como legajos y testimonio material de la política de impunidad imperante. En este sentido, el Artículo 15 de la Ley 19.992 consigna lo siguiente: «Son secretos los documentos, testimonios y antecedentes aportados por las víctimas ante la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, creada por decreto supremo Nº 1.040, de 2003, del Ministerio del Interior, en el desarrollo de su cometido. En todo caso, este secreto no se extiende al informe elaborado por la Comisión sobre la base de dichos antecedentes. El secreto establecido en el inciso anterior se mantendrá durante el plazo de 50 años, período en que los antecedentes sobre los que recae quedarán bajo la custodia del Ministerio del Interior. Mientras rija el secreto previsto en este artículo, ninguna persona, grupo de personas, autoridad o magistratura tendrá acceso a lo señalado en el inciso primero de este artículo, sin perjuicio del derecho personal que asiste a los titulares de los documentos, informes, declaraciones y testimonios incluidos en ellos, para darlos a conocer o proporcionarlos a terceros por voluntad propia. » [caption id="attachment_83670" align="aligncenter" width="700"]Haydee y el pez volador Fotograma de Haydée y el pez volador[/caption] Durante tal periodo, la revista Plan B emitía sus últimos números antes de cerrar por falta de financiamiento, mientras el Estado distribuía (y distribuye) la torta publicitaria fiscal entre el duopolio de El Mercurio y Copesa, dejando al resto de medios desprovistos de él. Entonces, la periodista Alejandra Matus contactó a Haydee para que pudiese relatar los tormentos que miembros de la Armada le provocaron, resultando de ello el artículo expuesto en portada con el titulo Perdí mi guagua por las torturas de la Armada. Al ver este titular, el abogado Vicente Bárzana Yutronic, junto con comprar un ejemplar de la revista entendió que por este crimen de lesa humanidad debía hacer lo que había hecho ya por otras causas similares, interponer una querella contra quienes resultaran responsables, sólo por el deber de hacerlo. La periodista lo describe así, luego de un encuentro sostenido junto a Haydee. «Profundamente creyente, el abogado se siente un instrumento de Dios. “No existen los accidentes”, le dijo. “Yo estuve preso en Villa Alemana y Quillota, viví torturas y falsos fusilamientos y fui uno de los pocos sobrevivientes entre quienes cayeron conmigo. Y creo que sobreviví porque tenía una misión que cumplir”. Bárzana contó que el 70 por ciento de los escritos con que ha sembrado los tribunales chilenos parten de un artículo de prensa. Y si no ve acogida en Chile, no trepida en acudir a los tribunales internacionales, donde también lo conocen.» Casi diez años después de presentada, Haydee fue notificada de esta querella, enterándose también de la existencia de su autor y de que había sido acogida por la Corte de Apelaciones de Valparaíso y traspasada posteriormente a la Corte de Santiago donde fue vista por el exjuez Alejandro Solís, quien logró identificar a quienes acabaron condenados en calidad de autores de las torturas en su contra. Esta es sólo parte de la historia que reconstruye Pachi Bustos, entregándonos escenas de profundo sentido simbólico, como cuando Haydée debe hacerse exámenes médicos y la trabajadora que se los realizará le consulta por los aspectos que marcan su salud. Ahí debe explayarse y quienes la estamos viendo, nos encontramos de frente con la bestialidad desatada en su contra, pero mientras esto sucede el hojear de documentos y el quehacer propio de la sala continúa a pesar de todo, es el relato de Haydee en la soledad, en medio de la burocracia y hábitos propicios para eludir lo terrible y justificar(se) el no hacerse cargo. Es una escena que es nuestro espejo. Cuando transcurren las postrimerías del juicio, la protagonista comparte con su hija su apreciación de que el poder judicial parece estar confabulado con quienes se amparan en la impunidad, provocando en ella desaliento y cansancio. Luego, saben que han puesto un aviso y concurren al diario mural de la “segunda sala” de la Corte Suprema, instalado a una altura que sobrepasa la de sus frentes. Ellas lo miran hacia arriba, buscando alguna respuesta, y la cámara las observa en una relación evidentemente asimétrica, extraña, con una institución que, se supone, debiese estar al servicio de sus requerimientos. Esta historia, “tejida con hilos de oro”, concluye con un nacimiento y una sanación que ahora no sólo involucra a Haydee y su Pez Volador, sino que también a quienes la pudimos conocer y, en su relato, vernos a nosotrxs mismxs también.
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Haydee y el pez volador, la historia de un nacimiento tejida con hilos de oro