La revista Science del 3 de noviembre difundió un estudio reciente dirigido por Zhang et al. que revela que la disponibilidad de agua -medida por la diferencia entre la precipitación y la evaporación- ha disminuido significativamente en el Hemisferio Sur entre 2001 y 2020.
Según la publicación, mientras que en el Hemisferio Norte no se observaron cambios significativos en el mismo período, en el Sur se registró una reducción del 20%, equivalente a 70 mm menos de agua por año. Esta disminución se vincula principalmente a un aumento de la evaporación en regiones áridas y a una disminución de la precipitación en zonas húmedas.
El informe destaca la influencia de los patrones climáticos a largo plazo, como el fenómeno de El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), en la variabilidad de la disponibilidad de agua. Estos fenómenos pueden producir sequías e inundaciones, como las observadas en 2023 en la Amazonía y el sur de Brasil, afectando a más de 3 mil millones de personas en todo el mundo en las últimas dos décadas, con daños económicos que superan los 780 mil millones de dólares.
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Las implicaciones de esta reducción en la disponibilidad de agua son variadas, indica la publicación: desde impactos en los ecosistemas hasta consecuencias directas en la vida cotidiana de las personas.
Agrega que las fluctuaciones en la disponibilidad de agua no solo se manifiestan a largo plazo, sino también a corto plazo. En regiones con estaciones de lluvia, la rápida evaporación al inicio de la estación seca puede causar sequías repentinas, mientras que en climas más secos, las lluvias concentradas en la temporada de lluvias pueden generar inundaciones en lugar de recargar los acuíferos.
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Las respuestas humanas a esta escasez de agua a menudo tienen efectos inesperados. Por ejemplo, el aumento del uso del agua para la agricultura ha contribuido significativamente al aumento de las sequías en el caudal de los ríos en ciertas regiones de América del Sur. Además, la construcción de infraestructuras como embalses puede, paradójicamente, aumentar la vulnerabilidad en lugar de brindar mayor seguridad hídrica.
Los desafíos de gestión del agua se vuelven especialmente preocupantes en áreas vulnerables del Hemisferio Sur, donde muchos países tienen recursos limitados para abordar crisis ambientales. Las estrategias de gestión proactiva y sostenible del agua se vuelven esenciales para mitigar los efectos de la escasez hídrica, alineadas con objetivos globales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.