En el siglo XIX en Concepción se construyó un museo. En realidad un buen señor se dedicó a viajar por el mundo porque estaba triste pero, sobre todo, porque hacía dinero con el sudor ajeno de trabajadores que casi no tenían derechos laborales. El señor era Pedro del Río y me refiero al museo de Hualpén donde hay desde una momia egipcia hasta muñequitas japonesas. Hay que ir en auto propio porque no pasan buses por ahí. Gracias Antonio por llevarme.
En el siglo XX en Concepción se construyó un no museo. Financiado por la Universidad de Concepción contó con el trabajo y el cariño de Violeta Parra y reunió la artesanía, pero sobre todo la sabiduría popular de los pueblos de la región. La cantautora recorrió pueblo por pueblo en una importante investigación que marcó muchas de sus canciones. Lo hizo en Víctor Lamas para que todos pudieran ir y conocerlo.
Los dos museos han pasado por suertes distintas. El primero cuenta con 2200 hectáreas que han sido declaradas Santuario de la Naturaleza con una suerte que muchos lugares sagrados de los mapuches quisieran tener. El libro que cuenta todo lo que reúne el museo tiene prólogo de Benjamin Vicuña Mackena. El segundo ¿alguien lo conoce? Claro que no, la Universidad regaló todo lo que reunió Violeta al Museo Pedro del Río y está pudriéndose en algún sótano.
Hay quienes dicen que es natural que el pez grande se coma al chico. Que la cultura popular nunca ha sido bien vista por los que construyen la política cultural si es que hay algo que merezca ese nombre. Hay otros, que dicen que la propia Violeta no es querida en Concepción a pesar de todo lo que hizo aquí. Y claro, mientras en la Universidad de Chile hay una decena de tesis sobre Violeta, en la nuestra recién aparece en una parte de la tesis de Yenni Ariz presentada este 12 de abril. Hay quienes dicen que se quiere tan poco a Violeta que Resumen no publicara esta nota. Pago por ver.
Foto extraída de tralali-tralala.blogspot.com
+ Lola Mento