La presencia de las mujeres en las ciencias ha estado desde el inicio de los tiempos. Fueron investigadoras, inventoras y descubridoras de conocimientos que han impactado profundamente al mundo durante todas las épocas. Sin embargo, el reconocimiento de las científicas, el aumento de oportunidades, la reducción de brechas de las mujeres hacia las ciencias, no ha ido en relación con sus aportes, siendo profundamente desigual el reconocimiento.Por Valentina Luza Carrión
En Chile, actualmente la matricula en áreas de ciencias de toda índole – ciencias exactas y sociales- abarca un 51,3% de mujeres según datos del Ministerio de Ciencia, Tecnología e innovación (2021). Paradójicamente, estas cifras no se reflejan en los campos laborales de las mujeres que pueden llegar a ocupar estos rubros, donde solo un 22% alcanza puestos de dirección, lideresas o académicas.
Para quienes están haciendo la actual historia de las mujeres en el área STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) las cifras son aún menores: solo un 30% de mujeres se matricula en estas áreas, siendo incluso menor dependiendo de la carrera específica a la que decidan entrar.
Pero hay mujeres que nadan contra la corriente y se han destacado actualmente como científicas, jóvenes y líderes. En este sentido, las redes sociales han sido cruciales para la difusión de su contenido, posicionándolas como importantes programadoras, inventoras, ingenieras. Son ellas las que hoy marcan pauta en un mundo ajetreado por las tecnologías y los descubrimientos.
Buscan impactar al mundo y crear cambios desde las ciencias, en un punto crucial donde se hacen totalmente imprescindibles para la nueva forma de concebir la humanidad. También, buscan inspirar a más niñas para que se dediquen a las ciencias.
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Teresa Paneque (23) es una astrónoma chilena, que actualmente trabaja en el Observatorio Europeo Austral (ESO) y se encuentra Australia haciendo un doctorado sobre la formación planetaria. Hace un par de semanas logró realizar su primera publicación científica en una revista.
Cuenta que obtuvo su interés por la astronomía desde pequeña, potenciada por su madre e inspirada por ella misma ya que también es científica. Se sumaron más mujeres durante el camino; profesoras guías y docentes que la inspiraron.
Sus principales fuentes de divulgación científica, sobre astros, estrellas, el universo y astronomía, es por las redes sociales. Así, ha logrado obtener 37 mil personas que la siguen por su contenido educativo, explicando las ciencias desde el sentido social y su aporte a la comunidad.
“El público en general valora las ciencias, pero no se replica este mismo en las acciones concretas quienes dirigen el país. Por ejemplo, para re dirigir mayores fondos a las áreas de ciencias y educación. Siempre nos comparamos con países de la OCDE y no invertimos en ciencias, como esos países”, expresa la astrónoma.
Es crítica respecto a la situación de las ciencias en general en Chile, comentando que la inversión es casi nula. Actualmente, lo que se inyecta a las ciencias del PIB, es cerca de un 1%, según fuentes oficiales.
“En Chile tenemos excelentes investigadores/as liderando proyectos para resolver problemas de su área. Muchos vuelven extremadamente capacitados para poder liderar”, comenta Paneque y agrega que a pesar de ello, no se traduce en proyectos concretos por la falta de recursos “Queremos ver un Estado que impulse las ciencias, los proyectos, los centros de investigación científica”, sostiene la astrónoma.
Las ciencias estelares sirven para poder entendernos también como humanidad, siendo un campo de acción donde existen investigadoras físicas, matemáticas y químicas. Para Tere, se están cambiando los paradigmas y el apoyo entre profesionales mujeres ha sido la mejor estrategia.Revisa| ONU Mujeres: 8 de cada 10 empresas tiene menos de 40% de mujeres en sector tecnológicoDesde niñas para niñas
Si las mujeres científicas han tenido que atravesar un trecho para el reconocimiento, las niñas científicas se encuentran aún con más disyuntivas. Valentina Muñoz (18) es presidenta de AMUJI (Agrupación de Mujeres Jóvenes por las Ideas) que ahonda en temáticas de niñas programadoras o con acercamiento al rubro informático.
Fue este sentimiento el que las impulsó a generar redes entre niñas: “Somos muchas y me he tenido que enfrentar con la desvalorización de mi conocimiento constantemente. Por eso decidimos unirnos entre todas”, expresa Valentina.
Al igual que Tere, en Valentina su madre ha sido su gran referente, a pesar de no ser científica, dice que es una mujer apasionada por lo que hace. Ella trabaja en una central telefónica y fue ahí donde ella se acercó con 10 años a la programación.
Un día fue a verla a su oficina y justo ocurrió un ciberataque a la empresa, en ese momento vio miles de colores y a los programadores combatiendo en gran velocidad evitando la fuga de información. Le preguntó a uno que estaban haciendo: “salvando el mundo”, le respondió y desde ahí se enamoró de la programación.
Desde ahí lo decidió: “Lo que sea que yo hiciera en STEM, tenía que mejorar la calidad de vida de las personas y ayudar a construir un mundo mejor”, expresa.
Actualmente es embajadora de ONU mujeres, trabaja en alfabetización digital y constantemente busca que más mujeres jóvenes se acerquen a las ciencias: “Soy muy porfiada y es por ello que me enamoré de esta área, todas podemos y eso es lo más bello”. Cree también que la educación es la clave para combatir todo desde dentro.
Actualmente, es activista por el uso de las redes sociales con sentido, y por ello, comparte proyectos en sus plataformas que tengan incidencia en la población. El último, es una guía denominada “Conecta2” que busca acercar a los adultos mayores al internet de una manera sencilla y amena. También, desde AMUJI construyeron la declaración de jóvenes científicas, insumo que se utilizará por el Ministerio para la Política de Igualdad de Género en Ciencias.
“La educación no potencia las ciencias. Se sigue estigmatizando que en Chile somos la mano de obra y no la investigación como tal. Tenemos una deuda tremendísima con la valorización de las ciencias”, concluye la joven.
Los mayores desafíos: contra el techo de cristal y el síndrome del impostor
¿Cuáles fueron los mayores desafíos en este camino? Para ambas, las inseguridades sobre sus propias capacidades, la lucha por los estereotipos y la falta de oportunidades. El “techo de cristal” se conoce a la práctica de cuando un grupo amplio de profesionales, no se traduce en los que ingresan posteriormente al campo laboral. Es lo que sucede con las mujeres científicas.
A su vez, el síndrome de impostor es el pensamiento de “no soy lo suficientemente buena en lo que hago” o como comenta Valentina, la sensación que genera el que “tenemos que estar constantemente demostrando cuanto sabemos, y cuan buenas somos, hay una doble exigencia, pero no reconocimiento. No se entiende”.
La madre de todas las brechas
Si vemos las cifras, encontramos que el 16% de los centros de investigación son dirigidos por mujeres, mientras que en el Fondecyt 2017 apenas el 26% de los recursos para investigación fue adjudicado a científicas, según datos de CONICYT y CIPER..
Hoy se está luchando más que nunca por la igualdad de oportunidades. Fernanda Heredia es vocera del área STEM de Fundación Tremendas, una organización que potencia el talento de jóvenes con impacto social, y actualmente se encuentra trabajando en una mesa de dialogo con el Ministerio de Ciencias para buscar estrategias de reducción en la brecha de género en el área científica.
La joven expresó respecto a su participación que: “La política es transversal y no discrimina a ninguno, es parte de nuestro deber ciudadano comprenderla y aplicarla (…) se debe consultar las jóvenes científicas para implementar políticas en jóvenes".
La próxima política resulta ser el primer paso prometedor para las mujeres STEM del país. Sin embargo, el camino por recorrer está lleno de desafíos tanto sociales como de las políticas públicas, que aseguren a través de una educación equitativa, las oportunidades para el conocimiento del futuro.
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Fotografía principal: Pexels.com
