A través de un análisis espacial sobre severidad de incendios forestales, elaborado por el Laboratorio de Ecología de Paisaje de la Universidad de Concepción, se evidenció que aproximadamente dos tercios de la superficie quemada durante los últimos incendios forestales en el Biobío, pertenecen a plantaciones monocultivos forestales.
Por Branco Moreno Caro
RESUMEN entrevistó a uno de los investigadores, Rodrigo Fuentes, quien ahondó en los cambios del paisaje en el Biobío, desde la expansión de la industria forestal en la década del 70, explicando que "desde 1976 la cantidad de bosque nativo que se ha disminuido en la zona centro sur del país corresponde a un 40%". Sin embargo, un poco más al norte, en la región del Maule, “el panorama es más desolador, desapareciendo alrededor del 55%”.
El estudio, que ocupa imágenes satelitales, concluye que son más de 49.644 hectáreas quemadas, en la región de Ñuble, 94.461 en la Araucanía y la más afectada, el Biobío, presenta más de 147.691 hectáreas consumidas, la gran mayoría de estos terrenos calcinados corresponden a plantaciones forestales.
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En las comunas más afectadas por esta tragedia como Nacimiento o Santa Juana, que pertenecen a la región del BioBío, los porcentajes de hectáreas quemadas equivalen a más del 50% de su superficie, estamos hablando de alrededor de 70.000 hectáreas calcinadas solo en estas dos comunas.
Pérdida de biodiversidad e impactos negativos en la calidad de vida
Las plantaciones forestales, además de propagar incendios forestales gigantescos, debido a las nulas regulaciones, escasa planificación de paisaje y degradación de suelo, afectan negativamente la biodiversidad y la vida de las comunidades vecinas. La desproporcionada presencia de monocultivos impacta profundamente la fauna de la región, donde especies protegidas, como el pudú o el gato huiña, ven reducido su hábitat debido a las extensas plantaciones forestales en donde antes hubo bosque nativo. Para ejemplificar, las plantaciones forestales actualmente corresponden a casi 300.000 hectáreas continuas de este tipo.
En esta línea, el Investigador comenta que, “para que se hagan una idea, nuestro modelo arroja de que la Cordillera de la Costa prácticamente estaría llena de plantaciones desde el río Maule hasta la zona de Carahue, los únicos parches de suelo de bosque nativo serían las áreas silvestres protegidas por la CONAF”.
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El impacto es negativo también para las comunidades vecinas que terminan cercadas por estas plantaciones. Esta situación, sumada a la rápida expansión de incendios de los incendios, dan como resultado los catastróficos siniestros vividos este año en comunas como Nacimiento o Santa Juana. Sobre esta situación, Fuentes informa que, "un incendio puede partir en el Maule y expandirse por 3 regiones, debido a la continuidad de plantaciones forestales”.
Por otra parte, el profesional señala que no es solo el bosque nativo el que se ve sustituido por plantaciones forestales, también lo son los suelos de uso agrícola, acotando que “disminuyó un 30% en relación a 1976, principalmente por la expansión forestal”.
Al ser consultado por las posibles soluciones a corto plazo, hizo hincapié en que “urge trabajar en una planificación de paisajes heterogéneos, que interrumpan la continuidad de las plantaciones, que abundan en la zona centro sur”. Añadiendo que “estos bosques nativos van a poder recuperar la biodiversidad y los servicios ecosistémicos para las personas”.
Así también, acotó que “se tiene también que mejorar la construcción de sectores de seguridad, con cortafuegos efectivos y mejorar las políticas de prevención”.
Tras los voraces incendios forestales que asolaron distintas comunas del Biobío y la falta de regulación del modelo forestal, Rodrigo Fuentes explicó que “vamos a sufrir una sequía, la regulación termal va a disminuir en un 80%, se podría hablar de un desastre ambiental en términos de provisión de servicios ecosistémicos, ni hablar de la biodiversidad, porque la biodiversidad propiamente como tal ya no existiría, salvo en la zona de Los Andes”.
Finalmente, el investigador menciona cómo otros estados se han enfrentado a esta situación, destacando a “países mediterráneos como Portugal o España, donde se han tomado medidas para regular el uso de suelo. Eso es lo que nos ha faltado a nosotros, tenemos que apuntar a lograr paisajes más heterogéneos, para ir disminuyendo su vulnerabilidad hacia los incendios forestales”.
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