Pues nada nuevo. Simplemente una manifestación más de la nueva forma de gobernar de que hace gala este gobierno de los empresarios y gerentes. El anuncio de ENAP y el gobierno de aumentar el precio del gas en un 16,8% para el consumo doméstico, comercial e industrial en la zona magallánica, es un duro golpe para el costo de la vida de los habitantes de esta región austral. Ya por tratarse de una zona extrema el costo de la vida es 3 veces más caro de lo que lo es para un santiaguino, pero eso poco importa a la hora de “las grandes decisiones que van en beneficio de todo el país”, como dijeron los gobernantes a través de su vocera. Cuando el gobierno dice “todo el país” debemos entender que se refieren a todos los grupos empresariales y financieros que controlan Chile, eso para ellos es “el país”.
La decisión de aumentar el precio del gas va acompañada de otra que consiste en bajar el techo del subsidio estatal del gas para el consumo en Magallanes. Es decir, las medidas son dos: aumentar el precio para todos y bajar el tope del subsidio, lo que afecta a una enorme cantidad de usuarios que superan por lejos el consumo de 1000 cm cúbicos mensuales. Lo que para una región de fríos extremos y cuya única fuente energética es el gas, resulta ser un duro golpe al presupuesto familiar y a la calidad de vida de sus habitantes.
¿A qué o adonde apuntan estas medidas si el eventual ahorro o beneficio estatal no supera los 25 millones de dólares? Monto que los genios de Santiago dilapidan en cualquier juguete para las fuerzas armadas o en cualquier estudio sobre alguna estupidez que a nadie sirve ni importa.
Las explicaciones que a entregado el ministro de energía son absurdas. Decir que lo que se pretende es cuidar la energía y evitar una crisis mayor es tomarnos por estúpidos; si lo que estuvieran planificando fueran racionamientos podríamos creerle algo, pero esto es una burla. Por lo visto las explicaciones de los gobernantes parecen destinadas a embaucar incautos. Que los hay los hay y de eso se aprovechan los gerentes de palacio. Pero no abusen.
Lo mismo han entendido los habitantes de Punta Arenas que desde hace una semana están en constante movilización. Para este miércoles anuncian una paralización total de la zona en una movilización que abarcaría a todas las comunas de la región.
Entonces ¿qué pretenden los gobernantes? El gobierno pretende tan solo hacer la voluntad de los poderosos y emprender las acciones que beneficien los intereses del gran empresariado.
¿Pero cómo, si estamos hablando de una empresa del estado como es ENAP? ¡Exacto!. Como es del estado, el fin de todo esto es privatizarla. Todos estos ajustes tienen como propósito único y exclusivo preparar a ENAP para iniciar su privatización.
Lo primero es sanear las cuentas. Subir el precio del gas es para hacer caja y tener balances azules que resulten atractivos para los empresarios que ya le echaron el ojo a la empresa pero exigen que las cuentas estén con ganancias. Subir el precio del gas es ajustarlo a los valores que se ventilan en el mercado, y eso es lo que manda: el mercado; a nadie importan los magallánicos y sus fríos y su costo de la vida.
Lo segundo es terminar con la cantinela de los subsidios que según el ministro Rainieri ha significado que los magallánicos “vivan en una fiesta y eso se tiene que terminar”. Por ahora, la cuestión es limitar los beneficios y beneficiarios de manera que se vayan acostumbrando a una vida más cara y dura. Después, cuando la privatización esté en marcha, los subsidios mueren de muerte natural y mercantil porque ya se sabe que los privados no subsidian ni a su abuelita (salvo que le puedan sacar alguna ganancia, claro está).
Eso es lo que está detrás de esta tozudez gobernante. Nada para sorprenderse. Nada que no sea propio de una derecha depredadora y despiadada, como siempre lo ha sido.
Piñera ni se inmuta; el gerente general está feliz emulando a su ídolo Sarcozi, cuando resistió impávido las presiones del pueblo francés por una reforma previsional desfavorable para los trabajadores y que impuso de todas maneras. Los gobernantes son cara dura. La aparición de Hinzpeter, Rainieri y Golborne, para ratificar la decisión del gobierno y amenazar con toda la represión necesaria a los magallánicos refleja en una sola imagen el carácter déspota, empresarial y sinvergüenza de este gobierno.
No habrá cambios en la decisión del gerente general respecto del gas magallánico. No habrá cambios en la postura arbitraria y arrogante de este gobierno, como no lo hubo con los trabajadores públicos, como no lo hubo con la privatización de las sanitarias, como no lo hubo en la mentada reforma educacional, como no lo ha habido en tantas otras situaciones que se han producido en este primer año de la derecha en el gobierno.
Lo que pase con la lucha de los magallánicos por la defensa de sus intereses no nos puede resultar indiferente. Estas son campanadas de alerta. Es cierto que Punta Arenas queda allá abajo, en el fin del mundo, y que son los únicos en este país que funcionan con gas para todo, pero estoy aseguro que su suerte nos afecta y nos afectará también a nosotros y al resto del país. Queda lejos pero cerca. En un tiempo más la privatización de ENAP será un hecho consumado y la crisis llegará hasta nuestra zona, hasta Hualpén, pero entonces ya será demasiado tarde.
En realidad, lo de Magallanes es algo más que campanadas de alerta. Porque es un hecho que después de ENAP vendrá CODELCO. La gran empresa estatal del cobre es el sueño y la ambición de los grandes grupos empresariales de este país. Toda la estrategia gobernante apunta a apoderarse del sueldo de todos los chilenos y todo esto que estamos viendo no son más que preparativos para el gran zarpazo sobre CODELCO. Por eso, lo que ocurra con los magallánicos no nos puede resultar indiferente porque allí se está jugando también la suerte y el destino de todos los chilenos.