Las bombas israelíes seguían ayer desangrando la Franja de Gaza por tercer día consecutivo mientras Israel, avalado por la desidia cuando no por el silencio internacional, no descarta lanzar una ofensiva terrestre sobre este territorio palestino con el pretexto de poner fin al lanzamiento de cohetes contra su territorio. La Fuerza Aérea israelí recibió permiso del Gobierno para atacar cualquier objetivo que sea necesario.
Las autoridades gazatíes cifraron en 49 -51, según la agencia palestina Maan- el número de muertos y en más de 500 los heridos registrados desde que Israel lanzara la operación militar «Margen Protector». Casi la totalidad de ellos son civiles y al menos once son niños. Una madre falleció junto a sus cuatro hijos en uno de los 160 bombardeos registrados ayer al impactar un misil en su casa del campo de refugiados de Al-Maghazi, en el centro de Gaza. Otros cuatro niños de muy corta edad murieron con sus tres madres en otros tantos ataques.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, advirtió de que su Ejército está preparado para cualquier posibilidad, sin aclarar si se producirá una ofensiva terrestre, y ayer ordenó a sus tropas que intensifiquen los ataques «contra Hamas y otras organizaciones terroristas en Gaza», pero son civiles palestinos los que matan las bombas israelíes. Estas han destruido más de cincuenta viviendas de milicianos palestinos, según fuentes israelíes, pero en esos ataques no han muerto combatientes sino civiles.
Y esos bombardeos no detuvieron el lanzamiento de cohetes desde la Franja de Gaza, que ayer continuó. Varios proyectiles llegaron a impactar en Tel Aviv y, por primera vez, en el puerto de Haifa, sin que se registraran víctimas. Ayer fueron lanzados más de 70, una veintena de los cuales fueron interceptados por el escudo antimisiles «Cúpula de Hierro», financiado por EEUU.
«Hamas pagará un alto precio por el lanzamiento de cohetes. La seguridad de los ciudadanos de Israel precede a todo», dijo Netanyahu, quien agregó que la operación militar no finalizará hasta que terminen los disparos de cohetes y «vuelva la calma».
Pero la escalada no terminará porque Netanyahu recibió un nuevo aval de sus aliados occidentales. Si hasta ayer se habían limitado a llamar a la contención, como Barack Obama, o guardar silencio, el presidente francés, François Hollande; la canciller alemana, Angela Merkel, y el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, coincidieron ayer en expresar de nuevo su apoyo a su aliado israelí cerrando una vez más los ojos ante los muertos palestinos y apelando otra vez al derecho a la defensa de Israel.
El movimiento islámico, que asegura que el objetivo de Israel es humillar a las milicias palestinas, respondió a Israel que detendrá el lanzamiento de cohetes si Israel pone punto final a los bombardeos.
Llamamiento a la unidad
Su líder, Khaled Meshaal, volvió a reclamar el fin de la ocupación de Cisjordania y llamó a las distintas facciones a unirse y levantarse para hacer frente a la ofensiva israelí. Aseguró que Hamas no sabe quién secuestró y mató a los tres jóvenes colonos israelíes . «El secuestro fue el principio de las cosas en lo que a Netanyahu se refiere, como si la ocupación, los asentamientos y el bloqueo (de Gaza) no constituyeran una flagrante violación de los derechos palestinos. Quien quiera que quiera la calma a cambio de calma no la va a conseguir», dijo.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, llamó a la comunidad internacional para que presione a Israel para que ponga fin a la ofensiva militar sobre Gaza, que calificó de «genocidio» porque es la población civil la que está sufriendo las represalias militares, y no solo las milicias de Hamas.
«La muerte de familias enteras es un genocidio por Israel contra el pueblo palestino. Lo que está sucediendo es una guerra contra todos los palestinos y contra las facciones», sostuvo.
La Liga Árabe reiteró su llamamiento al Consejo de Seguridad de la ONU para que afronte sus responsabilidades y ponga fin a la ofensiva militar israelí, y advirtió de que la falta de intervención de la comunidad internacional para detener esa agresión amenaza la paz y la estabilidad de toda la región y del mundo.
Jordania, Túnez, Turquía, Irán, Siria y Egipto condenaron la ofensiva israelí, mientras El Cairo, que mantiene contacto directo con todas las partes, pero rebajó las expectativas de un posible acuerdo bajo su mediación, trataba de evitar los ataques, de los que responsabiliza a Tel Aviv.
La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) pidió a la ONU, a EEUU y a la Unión Europea que intervengan de inmediato para detener a Israel y exigirle responsabilidades por lo que calificó de «deliberada violación de la ley internacional y el derecho humanitario internacional».
Pero el silencio, primero, y la dejadez, cuando no el apoyo explícito a Israel, después, sigue dando alas al Gobierno de Netanyahu mientras Palestina sigue poniendo los muertos.
Dudosos objetivos militares
El Ejército israelí presumió de haber atacado más de 160 objetivos con fuego de artillería naval y cazabombarderos, que, según su versión, centraron sus ataques sobre lanzaderas de cohetes palestinas, centros operativos de Hamas y supuestos túneles, considerados una de las principales amenazas por Israel porque podrían ser utilizados por los milicianos palestinos para intentar infiltrarse en su territorio. Informó, además, de haber matado a dos presuntos líderes islamistas.
Pero sus misiles mataron sobre todo a civiles en los intensos bombardeos contra viviendas y campos de cultivo en el norte, sur, centro y este de la Franja.
Los cohetes lanzados desde Gaza provocaron la alerta en el aeropuerto internacional Ben Gurion, en Tel Aviv, y el ministro israelí de Defensa, Moshe Yaalon, aseveró que su país no va a permitir esa situación, y que ampliará e intensificará en los próximos días su ofensiva para frenar el lanzamiento de cohetes y debilitar al máximo la infraestructura de Hamas en Gaza.
Según expertos militares y diplomáticos, para lograr el primer objetivo la aviación y la artillería naval son suficientes, pero el segundo demandaría una incursión terrestre que el Ejército parece que ya planea.
«Estamos asesinando terroristas de diferente rango, y esta operación proseguirá y se intensificará. Por nuestra parte, esta no va ser una batalla corta. Seguiremos golpeando duro a Hamas y otros grupos terroristas», afirmó.
«Aquí llega un F-16, mata a niños y civiles y el mundo entero se queda sentado mirando», dijo a AFP un vecino de Beit Hanun, Yaser Abu Awda, que perdió su casa en el ataque que acabó con la vida de Hafez Hammad, comandante de la Yihad Islámica, y cinco de sus familiares.
«No tengo nada clara esa historia de los ataques a radicales», ha dicho Fikr Shalltoot, director de programas de la ONG Ayuda Médica a los Palestinos, a «The Guardian». «Lo que he visto es que están matando a niños. Tenemos una lista de los muertos, y siete de los 25 (muertos conocidos en el momento de la entrevista) tienen menos de 16 años. Cuarenta casas han sido atacadas desde ayer. Cuando bombardean esas casas y las familias están dentro, incluso si hay un radical dentro, desde luego hay muchos civiles que también son alcanzados en esos ataques».
El embajador de palestina en el Estado español, Musa Amer Odeh, pidió ayer que se cree una misión de «cascos azules» para Palestina como medida de protección de la comunidad internacional ante la agresión israelí contra la Franja de Gaza y la ocupación de Cisjordania. Odeh criticó que las principales potencias no protegen a Palestina y su postura manda «un mensaje erróneo a Israel», que sigue con sus ataques. «Para nosotros, no son suficientes los comunicados», afirmó.
«Igual que Naciones Unidas destina misiones de paz a muchas partes, ¿a qué espera la ONU para enviar `cascos azules' a Palestina?», se preguntó.
«Se necesitarían contenedores de camiones para almacenar las condenas sobre el papel, pero no servirán para poner fin ni a la ocupación ni a las colonias», precisó.
Por eso, pidió una fuerza internacional para que garantice la seguridad tanto del pueblo palestino como del israelí».
Además, instó a Europa a que «ayude a derribar el apartheid israelí y presione a Israel para que respete las leyes internacionales, los principios democráticos y los derechos del pueblo palestino. Mientras no sienta que tiene que pagar un precio por la ocupación, esta continuará». GARA
Bajo un calor sofocante, cientos de personas participaron ayer en el norte de la Franja de Gaza en los funerales por los seis miembros de una misma familia muertos en Beit Hanun por la aviación israelí que solo les dio cuatro minutos antes de disparar y reducir a escombros su vivienda.
Compuesta principalmente por hombres, la multitud esperaba en silencio ante la mezquita situada junto a la vivienda de la familia Hammad, algunos intentando ver los cuerpos y otros murmurando oraciones.
El misil impactó en el edificio sobre la medianoche del martes, cuando el padre, Hafez Hammad, un alto comandante de la Yihad Islámica, regresaba a casa. Murió junto a otros cinco miembros de su familia, entre ellos dos mujeres y una adolescente de 16 años de edad.
«Es una familia entera, de gente respetada. Ahora solo quedan el abuelo y un hijo», señaló Mohammed Hammad, de 21 años.
Cuando los cuerpos fueron sacados de la mezquita, un pelotón de combatientes disparó varias salvas al aire. Uno de los cuerpos estaba envuelto en una bandera palestina, y todos fueron depositados en la parte trasera de una camioneta, junto a la que los niños del barrio se abren paso a codazos para mirar.
Quienes les acompañan en la lenta procesión hasta el cementerio portan banderas verdes de Hamas, negras de Al-Fatah y amarillas de la Yihad Islámica.
Con aire sombrío, la mayoría de los participantes muestran los rigores del ayuno del ramadán, del calor y de la ansiedad de no saber dónde caerá el siguiente misil israelí.
Según un miembro de la familia Hammad, la aviación israelí lanzó una advertencia y la mayoría de los residentes del inmueble tuvieron tiempo de escapar, aunque varios resultaros heridos. El misil golpeó el edificio unos minutos después.
«Como advertencia lanzaron una bengala que dañó ligeramente el techo. Cuatro minutos después, dispararon por segunda vez», relató Khaldoun Hammad a AFP.
«En la casa vivían tres familia, una treintena de personas, y buscaban solo a un hombre. Pero los israelíes dispararon de todos modos contra todo el edificio», denunció.
En el lugar sigue habiendo un enorme cráter lleno de escombros, placas de metal retorcidas y muebles destrozados. El solar está lleno de palmeras y olivos arrancados.
«Cuatro minutos no es suficiente para reunir lo esencial», explica Mohammed Hammad. John DAVISON