Jordi Regot: “Si la marioneta puede hablarnos a escala humana, desde un mundo donde las reglas son diferentes, ¿por que no cambiar las nuestras y dar un paso adelante?”
En Cultura
Jordi Regot, la directora teatral Gisselle Sparza y las actrices Claudia Urbina y Natalie Loyola en Encuentros.[/caption]
Jordi, ¿Cómo se da tu encuentro con las artes escénicas? ¿Qué permite que se conforme en un proyecto escénico?
“Yo entro al mundo de las artes escénicas por medio de las marionetas. A finales de los ochenta, tuve la oportunidad de ver un espectáculo de marionetas de Jordi Bertrán, en un centro libertario. La puesta en escena era Antología y recogía diferentes rutinas basadas en personajes conocidos como el violonchelista Pau Casals, Dalí, Pep Bou, y otros, como un cantante heavy o la misma muerte emulando el baile de Charles Chaplin en El Gran Dictador. Si bien yo ya había presenciado espectáculos de marionetas en la popular Plaça del Pí, de Barcelona, junto a las Ramblas, el degustar este montaje en petit comité, en la intimidad del pequeño espacio del Ateneo Libertario de Gràcia, me entusiasmó hasta el punto de vencer mi timidez y conectar con Jordi Bertrán quien, sin ningún tipo de reparos, me invitó a su taller. Ahí me mostró y explicó las particularidades de sus marionetas, a la vez que me facilitó una excelente bibliografía que me ayudó en la empresa que a poco emprendería. De este encuentro salió mi férrea convicción de dedicarme al teatro de marionetas y, tras convencer a mi compañera Àngels Valero, y abandonando nuestros respectivos trabajos, juntamos esfuerzos para emprender este camino artístico. Así empezó mi investigación totalmente autodidacta, conversando con marionetistas catalanes como Carles Cañellas, Tony Zafra, Pep Otal y otros profesionales que me permitieron, mediante la observación de su trabajo, perfeccionar mi técnica. Fue un aporte importante el organizar durante 15 años el Festival de Teatre de Titelles de Sant Llorenç Savall y los encuentros con titiriteros internacionales que ello supuso. El de la técnica, es un punto importante dentro del mundo de la marioneta, pero no el único. Javier Tirado, del Teatro Gorakada, ha sido un importante referente artístico en tanto a la plástica y de él, también, aprendí que cuando trabajamos con muñecos sobre un escenario, cara al público, estamos haciendo teatro y, más allá de lo estrictamente técnico, tenemos que aprender a movernos en escena”.
¿Puedes reconocer y compartir los elementos que definen tus procesos creativos como marionetista? ¿Se deslizan esos elementos y ejes a tu labor como escenógrafo?
“Las marionetas son una disciplina que se fundamenta en la técnica de la manipulación y su motor escénico es el gesto. Su combinación con música permite que su expresión crezca mucho más que prestándole la voz. Entonces, lo que busco en mis propuestas escénicas es el movimiento, la expresión mediante el cuerpo del muñeco y, en aquellos casos en los que tiene presencia escénica, del manipulador convertido en actor. Un elemento plástico importante para mí, es la sencillez de las líneas y el deshacerte de todos aquellos elementos innecesarios para explicar la historia. Creo que estos principios, que definen mi proceso creativo, se transportan al mundo escénico. Ahora bien, el trabajo de escenógrafo es parte intrínseca del teatro de títeres, porque cuando realizas los primeros diseños de una propuesta teatral con títeres, a escala de los muñecos, debes tener en cuenta el espacio en el que se moverán. La construcción de los personajes, sea cual sea su materialidad, es un trabajo artesano y lo mismo ocurre con el espacio que los envuelve. En las artes escénicas, en general, los roles están claramente diferenciados, pero en el mundo de los títeres acabas por hacer de todo un poco, sobre todo facilitado por las menores dimensiones del trabajo. El reconvertirse como escenógrafo para espectáculos representados por personas reales supone tan solo un cambio de escala. Siempre intento que las escenografías y los objetos, que por ella transitan, sean parte del diálogo escénico, dotándolas de movimiento y ciertas articulaciones que permitan establecer un diálogo con la misma como si de una marioneta se tratase”.
Pensando precisamente en esos elementos, ¿qué tiene que decir y qué visibiliza el teatro de marionetas en este presente, sobre todo, pensando en las comunidades de niños y niñas?
“El haber participado en campañas escolares, en mis inicios como titiritero, me llevaron a adaptar diferentes cuentos tradicionales con el objetivo de destacar en ellos algún tipo de aprendizaje social dirigido, sobre todo, a los más pequeños. El compromiso con el cambio, la solidaridad, el respeto, la imaginación, la libertad y el crecimiento personal han sido algunas de las guías a la hora de plantearme una propuesta escénica. Para mí, las artes escénicas son un mundo de creación y, personalmente, me cuesta la recreación de relatos que no contengan, sobre todo, un aprendizaje en positivo. Una de las principales diferencias del teatro latinoamericano es su función social, como elemento reivindicativo y de denuncia. Yo considero que las artes escénicas son un proceso de creación artística basada en el crecimiento personal mediante la proyección de nuestra parte más creativa, ayudando a liberar nuestras cadenas tanto físicas como mentales, las que son impuestas por otros y las autoimpuestas”.
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Jordi Regot Marionetas. Trabajo en Encuentros.[/caption]
Importante lo que dices, sobre todo, pensando en el potencial mediador y educativo de las artes escénicas.
“El aprendizaje de mis propuestas está oculto en los diferentes aspectos del montaje, con la intención de que el público la descubra de forma natural. Se podría decir que va aflorando de forma espontánea, sin buscar aleccionamiento ni imposición de normas de conducta, sino que, simplemente, mediante una leve reflexión, si es que la audiencia está dispuesta a hacerla. El teatro de marionetas permite crear mundos fantásticos de forma mucho más fácil que el teatro de actores. ¿Quién no quiere un mundo fantástico donde las cosas sean más sencillas? Si la marioneta puede hablarnos a escala humana, desde un mundo donde las reglas son diferentes ¿por que no cambiar las nuestras y dar un paso adelante?”
¿Cuáles son los desafíos que enfrenta la apuesta coreográfica y dramatúrgica de la obra Agapito?
“Agapito fue un propuesta para la calle, con la intención de generar espacios de convivencia. Nuestra idea es invadir aquellos espacios donde la dinámica apresurada de nuestras vidas fuese asaltada por un momento diferente. Ofrecer la posibilidad de romper la rutina y revelarse en contra esa prisa impuesta por la sociedad. Como desafío para nosotros siempre estuvo centrado en el diálogo. La escena la comparten dos actrices y una marioneta, además de dos títeres de guante. En el caso de Agapito, él constituye otro lenguaje en sí mismo. Es un "extraño ser”, tal como es nombrado en un momento de la obra, y no deja de ser una mascota un tanto excéntrica. El diálogo entre las dos actrices, sus muñecos y Agapito nos ofrece la posibilidad de cambiar de plano de lo real (dentro del teatro) a lo irreal, y luego a algo incluso más irreal, si cabe. Todo es posible si nos encontramos para superar las trabas. Creo que este fue el reto más importante que tuvo que superar, sobre todo, Giselle Sparza, en la dirección de la obra”.
Pronto Jordi Regot Marionetas estará informando de las fechas de la circulación de la obra Encuentros, que en su formato digital, viene con sorpresas configurando un nuevo universo escénico. La gira será por diferentes centros culturales de la región del Biobío, en Nacimiento, Los Ángeles, Coronel y Lota. Para más detalles, pueden ingresar a sus plataformas digitales y estar atentos/as a sus informaciones.
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