El líder kurdo, encarcelado en Turquía, anunció ayer un cambio de estrategia tras el que los combatientes del PKK se replegarán a Kurdistán Sur. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, valoró este cambio como «un avance positivo»
GARA | DIYARBAKIR
El líder kurdo Abdullah Oçalan, encarcelado en la isla-prisión de Imrali, pidió ayer a los guerrilleros del PKK que dejen las armas y se retiren del país. «Hemos llegado a una fase en la que las armas deben callar (...) los elementos armados deben retirarse fuera de las fronteras de Turquía», afirmó Oçalan en un mensaje que leyó un diputado kurdo en Diyarbakir, la capital kurda, ante una multitud que superó el millón de personas.
«Hoy es el inicio de un nuevo tiempo. Un tiempo en el que comienzan los derechos democráticos, la libertad y la igualdad. Las armas deben de callar», subrayó Oçalan. «El derramamiento de sangre turca y kurda se detendrá. No serán las armas sino la política la que hable. Este no es un tiempo de guerra y lucha, sino de alianzas y compromisos», insistió.
En su mensaje, el líder kurdo explicó que «el período de la resistencia armada ha abierto la puerta a un proceso de política democrática. Los sacrificios no han sido en vano. No es el fin de la lucha. Ese el comienzo de una nueva lucha».
Su declaración es fruto de las negociaciones que mantiene hace meses con el Estado turco, después de un año de intensos combates y de una huelga de hambre de los presos kurdos.
Fue aclamada por cientos de miles de personas reunidas durante horas en una inmensa explanada el mismo día en que los kurdos celebran su año nuevo, el Newroz, y en el que ayer estaban convencidos de vivir una jornada histórica. «Es un día histórico para los kurdos, para Turquía y para el mundo. Nuestro líder ha hablado y cuando Oçalan dice algo, estamos al 100% con él», afirmaba Nusrettin Pudak, jubilado de Diyarbakir. Con todo, no ocultaba sus dudas: «Creeré en la paz cuando un kurdo sea tratado igual que un turco en un tribunal».
Necati Alpay se mostraba sorprendida al no escuchar la reivindicación de la autonomía ni de la libertad de los miles de presos. «Esperábamos más del mensaje. No hemos luchado durante treinta años, tantos compañeros no han muerto para tan poco», lamentaba.
Pero Zinem, una joven salida hace unas semanas de la cárcel, después de pasar en ella cuatro años, dice entusiasmada que «la gente tiene grandes esperanzas después de este mensaje. Hay que ir paso a paso, solo es el principio del proceso. La retirada de tropas es un gran paso, pero ahora le toca al gobierno».
También su amigo Veyser Baltas se muestra optimista: «hay que habituar primero a la opinión pública, después obtener la educación en lengua kurda, luego el reconocimiento oficial de la identidad kurda y al final la autonomía».
El PKK se adhirió rápidamente al mensaje de Oçalan. Su actual comandante, Murat Karayilan, afirmó que «todos deben saber que el PKK está dispuesto tanto a la guerra como a la paz. Sobre esta base insuflaremos vida de forma decidida a la nueva época iniciada por `Apo' (apodo de Oçalan)», aseguró Karayilan.
«Confiamos en nosotros mismos, en nuestra fuerza y nuestras posibilidades, para liberar Kurdistán, pero no queremos guerra a toda costa: si los dirigentes del Estado están preparados para ello, nosotros también estamos dispuestos a liberar Kurdistán por vías pacíficas», añadió.
Ankara ve un paso positivo
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, consideró que es «una llamada muy positiva. Pero lo más importante es el alcance que se aplique y cómo se ejecute». Para Erdogan, es «muy importante» que se respete el alto el fuego, ya que, «una vez que ocurra, todo el clima en Turquía y en la región cambiará. Si no hay acciones armadas, nuestras tropas no emprenderán operaciones militares».
El ministro turco del Interior, Muammer Güler, también acogió con satisfacción el «lenguaje de paz» del líder kurdo , pero advirtió de que aún se debe de esperar qué consecuencias prácticas tienen sus palabras.
Ankara ha planteado una ley para liberar a presos kurdos, pero descarta una amnistía y se enfrenta al rechazo de sectores como el partido MHP, que calificaron el mensaje de Oçalan como un desafío. La oposición cree que Erdogan busca con la negociación el apoyo de los diputados kurdos para cambiar la Constitución y reforzar sus poderes como presidente.