Más de un año antes del 16 de abril de 1961, después de rigurosos análisis e intercambios, el presidente Dwight Eisenhower decidió destruir a la Revolución Cubana.
El instrumento fundamental del tenebroso plan era el bloqueo económico a Cuba, al que la literatura política del imperio califica con el término anodino y casi piadoso de “embargo”.
En memorando secreto del entonces subsecretario asistente de Estado Lester Mallory, se enumeraron los objetivos concretos del tenebroso plan: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro -expresa el documento- [...] No existe una oposición política efectiva [...] El único medio posible para hacerle perder el apoyo interno [al gobierno] es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria [...] Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica [...] negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno.”
El conjunto de medidas a tomar se denominaba “Programa de Acción Encubierta contra el régimen de Castro”.
Cualquier observador, esté o no de acuerdo con tan repugnantes métodos porque carecen de elemental ética, admitiría que esto implica la idea de doblegar a un pueblo. En este caso, se trataba de una confrontación entre la potencia más poderosa y rica del planeta y un país pequeño de diferente origen, cultura e historia.
Eisenhower no era un criminal nato. Parecía, y tal vez lo fuera, una persona educada y de buena conducta de acuerdo a los parámetros de la sociedad en que vivía. Había nacido en el seno de una modesta familia agricultora en Denison, Texas, en el año 1890. De educación religiosa y vida disciplinada, ingresó en la Academia Militar de West Point en el año 1911, y se graduó en 1915. No participa en la Primera Guerra Mundial, y le asignan solo tareas administrativas.
Asume por primera vez el mando de tropas en 1941, cuando Estados Unidos no participaba todavía en la Segunda Guerra Mundial. Era ya general de cinco estrellas y carecía de experiencia combativa cuando George Marshall le asigna el mando de las tropas que desembarcan al Norte de África.
Roosevelt, como presidente del país con más riquezas y medios militares, asume el papel de nombrar al jefe militar de las fuerzas aliadas que desembarcarían en Europa en junio de 1944, catorce meses antes de finalizar la guerra; tarea que asignó al general Eisenhower, ya que Marshall, su jefe de mayor autoridad, desempeñaba el cargo de Jefe del Estado Mayor del Ejército.
No era un militar brillante, cometió errores de consideración en el Norte de África y en el propio Desembarco de Normandía, donde tuvo rivales serios entre sus aliados, como Montgomery, y adversarios como Rommel; pero era un profesional serio y metódico.
Concluida esta referencia obligada del General de cinco estrellas Dwight Eisenhower, presidente de Estados Unidos desde enero de 1953 hasta enero de 1961, paso a una pregunta: ¿cómo es posible que un hombre serio, que se atrevió a exponer el nefasto papel del Complejo Militar Industrial, sea conducido a una actitud tan criminal e hipócrita como la que llevó al gobierno de Estados Unidos al ataque contra la independencia y la justicia que durante casi un siglo buscó nuestro pueblo?
Fue el sistema capitalista, la preeminencia de los privilegios de los ricos, dentro y fuera del país, en detrimento de los derechos más elementales de los pueblos. Nunca le preocupó a la poderosa potencia el hambre, la ignorancia, la ausencia de empleo, tierra, educación, salud y los derechos más elementales para los pobres de nuestra nación.
En el intento brutal de someter a nuestro pueblo, el gobierno de Estados Unidos arrastraría a los soldados de su país a una lucha en la que no habría podido obtener la victoria.
En los asuntos de carácter histórico son muchos los imponderables y no poca la incidencia del azar. Yo parto de la información que poseo, y de la experiencia que viví aquellos días en que nació la frase de que Girón fue la “primera derrota del imperialismo en América”. De aquella experiencia extraje muchas conclusiones. Quizás a otros también interesen.
Nosotros no disponíamos de un ejército nacional en nuestro país. Al finalizar lo que los historiadores en Cuba denominaban la Tercera Guerra de Independencia -en la que el ejército colonial español derrotado y exhausto solo podía conservar ya, a duras penas, el control de las grandes ciudades-, la metrópoli arruinada, a miles de millas de distancia, no podía mantener una fuerza casi igual a la de Estados Unidos en Vietnam, al final de la guerra genocida que llevó a cabo en esa antigua colonia francesa.
Es en aquel momento que Estados Unidos decide intervenir en nuestro país. Engaña a su propio pueblo, al de Cuba y al mundo, con una declaración conjunta en la cual se reconoce que Cuba, de hecho y de derecho, debía ser libre e independiente. Firma en París un acuerdo con el gobierno colonial y vengativo de la España derrotada, y desarma al Ejército Libertador mediante soborno y engaño. Con posterioridad, se le impone a nuestro país la Enmienda Platt, la entrega de puertos para uso de su armada, y se le otorga la supuesta independencia, condicionada por un precepto constitucional que le concedía al gobierno de Estados Unidos el derecho a intervenir en Cuba.
Nuestro valeroso pueblo luchó en solitario, tanto como el que más en este hemisferio, por su independencia frente a la nación que, como expresó Simón Bolívar, estaba llamada a plagar de miseria a los pueblos de América en nombre de la libertad.
En Cuba había un ejército entrenado, armado y asesorado por Estados Unidos. No diré que nuestra generación posea más mérito que alguna de las que nos precedieron, cuyos líderes y combatientes fueron insuperables en sus luchas heroicas. El privilegio de nuestra generación fue la oportunidad de probar, por azar más que por méritos, la idea martiana de que “un principio justo desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército”.
A partir de ideas justas y después de superar amargas pruebas, partiendo solo de siete fusiles, no vacilamos en proseguir la lucha en la Sierra Maestra después que nuestro destacamento de 82 hombres, por falta de experiencia y otros factores adversos, fue atacado por sorpresa antes de alcanzar las estribaciones de las montañas. En solo 25 meses nuestro pueblo heroico derrotó a aquel ejército, equipado con el armamento, la experiencia combativa, las comunicaciones, centros de instrucción y el asesoramiento con el que Estados Unidos mantuvo durante más de medio siglo el dominio total de nuestro país y de Nuestra América.
Al aplicar los métodos correctos de lucha, los principios de respeto a la población y la política de guerra con el adversario -curando a los heridos y respetando la vida de los prisioneros sin una sola excepción en toda la guerra-, asestamos una derrota aplastante al aparato militar creado por los yankis, y le ocupamos finalmente las cien mil armas y los equipos de guerra que poseían y emplearon contra nuestro pueblo.
Pero fue necesario también derrotar en el campo ideológico el inmenso arsenal de que disponían, y el monopolio casi total de los medios de información con que inundaban al país de edulcoradas mentiras.
Los trabajadores sin empleo, los campesinos sin tierra, los obreros explotados, los ciudadanos analfabetos, los enfermos sin hospitales, los niños sin libros o sin escuelas, la interminable lista de ciudadanos heridos en su dignidad y sus derechos, eran incomparablemente más que la minoría rica, privilegiada y aliada al imperio.
Educación, ciencia, cultura y arte, deporte, las profesiones que entrañan el desarrollo humano, carecían de apoyo en nuestro país, dedicado al monocultivo de la caña y a otras actividades económicas subordinadas a bancos y empresas trasnacionales yankis, con las que el poderoso vecino del norte impone su “democracia” y los “derechos humanos”.
Debo señalar que un espectáculo como el de La Colmenita -que hace unos días se exhibió en el teatro Karl Marx-, creado por el hijo de una de las personas asesinadas por los terroristas del Gobierno de Estados Unidos en el avión que partió de Barbados el 6 de octubre de 1976, no tiene rival en el mundo. Tanto el impresionante acto cultural de los pioneros, como el Congreso que clausuraron ese día, jamás serían posibles sin la educación que la Revolución ha brindado a los niños, adolescentes y jóvenes de nuestra Patria.
El 16 de abril de 1961, cuando se proclamó el carácter socialista de la Revolución, habían transcurrido dos años y tres meses desde el triunfo del Primero de Enero de 1959. Nuestro pequeño y victorioso Ejército Rebelde en su lucha por la liberación, solo contaba con las armas ocupadas a la tiranía, que en su inmensa mayoría fueron suministradas por Estados Unidos. Era imprescindible armar al pueblo. Para no brindar pretextos que sirvieran de base a las agresiones de Estados Unidos, como hicieron en Guatemala, intentamos comprar y pagar al contado fusiles y otras armas en países de Europa, que tradicionalmente las exportaban a muchas naciones.
Adquirimos varias decenas de miles de fusiles semiautomáticos FAL calibre 7,62 con peines de 20 balas y las municiones correspondientes, entre ellas, las granadas antipersonales y antitanques de esas armas que fueron trasladadas en buques mercantes habituales, igual que hace cualquier país.
Pero ¿qué ocurrió con aquellas ingenuas compras de armas “no comunistas” y que por su calidad nos parecían excelentes?
El primer barco arribó a Cuba normalmente y con él, decenas de miles de fusiles FAL.
No había ilegalidad alguna, ni existían pretextos para las campañas contra Cuba.
Poco duró, sin embargo, aquella situación. El segundo barco arribó a un importante muelle de la capital, obreros portuarios y combatientes rebeldes descargaban los bultos, no existían entonces contenedores. Yo estaba en el cuarto o quinto piso del edificio del Instituto de Reforma Agraria, donde hoy se encuentra el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, en las inmediaciones de la Plaza de la Revolución; allí tenía la oficina de trabajo cuando no me movía por cualquier parte de la ciudad o el país.
El viejo Palacio de Gobierno había sido convertido en museo y el nuevo no estaba terminado. Era el 4 de marzo de 1960. Una fuerte explosión hizo trepidar el edificio; miré por instinto hacia el puerto, donde sabía que estaba descargándose el mercante francés La Coubre; una densa columna de humo ascendía desde aquel punto, no distante en línea recta. Comprendí en el acto lo ocurrido.
Imaginé las víctimas, bajé rápido, y con la pequeña escolta abordamos los carros, nos movimos hacia el puerto transitando por estrechas calles y elevado tránsito. Estaba ya muy próximo, cuando escucho una segunda explosión en el mismo punto. Se puede comprender la ansiedad que nos provocó aquella nueva explosión. Imaginé el daño ocasionado a los obreros y soldados que estarían ayudando a las víctimas de la primera. A duras penas logré que el carro se aproximara al muelle, donde pude observar el dramático pero heroico comportamiento de aquellos hombres.
Alrededor de 100 personas murieron; los heridos eran muchos y requeridos de atención urgente.
Al día siguiente, desde la Universidad, trasladamos los muertos por la ancha calle 23 hasta el mismo cementerio donde un año, un mes y 11 días después daríamos revolucionaria sepultura a las víctimas del bombardeo de los aviones yankis con insignias cubanas.
El 5 de marzo, por primera vez y de forma absolutamente espontánea, durante el sepelio de los obrerosy combatientes vilmente asesinados, exclamé ¡Patria o Muerte! No se trataba de una frase: era una convicción profunda.
Muchas investigaciones estaban por hacerse, pero en ese instante no tenía ya dudas de la intencionalidad de la mencionada masacre. El mercante venía saboteado desde que zarpó de puerto europeo y el sabotaje era obra de expertos.
Dediqué la debida atención a las investigaciones requeridas. Necesitaba conocer si aquellas granadas, contenidas en las cajas donde se produjeron las explosiones, podían estallar por accidentes tales como la caída de una o algo similar. Para descartar esa posibilidad -que los especialistas previo estudio de los mecanismos de seguridad de las granadas habían desechado-, pedí que algunas cajas con granadas que venían en el barco fueran lanzadas desde mil metros de altura; observé las pruebas y ninguna granada estalló. Se indagaron todos los movimientos que aquel barco realizó y se hizo evidente que manos expertas realizaron aquel sabotaje, como parte del plan aprobado por la administración de Estados Unidos.
Habíamos recibido una lección de lo que podía esperarse del imperialismo. No vacilamos en dirigirnos a los soviéticos, con los cuales no teníamos contradicción de principios.
Se nos otorgaron los créditos pertinentes para adquirir aquellas armas. desde que la URSS y otros países socialistas como la República Socialista de Checoslovaquia, la República Popular China y la República Popular Democrática de Corea comenzaron a suministrarnos armas, hasta hoy, más de mil barcos transportaron armas y municiones a Cuba sin que se produjera una explosión.
Nuestros propios buques han trasladado durante decenas de años gran parte del armamento empleado por las fuerzas internacionalistas cubanas sin que ninguno estallara.
El discurso que pronuncié el 16 de abril de 1961, en las honras fúnebres de las víctimas del traidor bombardeo del amanecer del día anterior, estaba dirigido a los compañeros del Ejército Rebelde, a las Milicias Nacionales Revolucionarias y al pueblo de Cuba. Reproduzco párrafos textuales e ideas, sin las cuales sería imposible conocer la importancia y el ardor de la batalla que se libró:
“Es la segunda vez que nos reunimos en esta misma esquina. La primera fue cuando la explosión de La Coubre, que le costó la vida a casi un centenar de obreros y soldados.”
“Desde el inicio del Gobierno Revolucionario el primer esfuerzo que realizaron los enemigos de la Revolución fue impedir que nuestro pueblo se armara.”
“…ante el fracaso de los primeros pasos de tipo diplomático, acudieron al sabotaje [...] para impedir que esas armas llegaran a nuestras manos…”
“Aquel brutal zarpazo costó la vida de numerosos obreros y soldados, [...] teníamos derecho a pensar que los culpables del sabotaje eran los que estaban interesados en que nosotros no recibiéramos esas armas…”
“…a todos nosotros, a nuestro pueblo, le quedó la profunda convicción de que la mano que había preparado aquel hecho bárbaro y criminal, era la mano de los agentes secretos del gobierno de Estados Unidos.”
“…para muchas personas en este país, y aun fuera, resultaba difícil creer que el gobierno de Estados Unidos fuese capaz de llegar a tanto; resultaba difícil creer que los dirigentes de un país fuesen capaces de llevar a la práctica procedimiento semejante. [...] todavía nosotros no habíamos podido adquirir la dura experiencia que hemos ido adquiriendo durante estos dos años y medio; todavía no conocíamos bien a nuestros enemigos; [...] todavía no sabíamos lo que era la Agencia Central de Inteligencia del gobierno de Estados Unidos; todavía no habíamos tenido oportunidad de ir comprobando, día a día, sus actividades criminales contra nuestro pueblo y nuestra Revolución.”
“…ya nuestro país venía sufriendo una serie de incursiones por parte de aviones piratas que un día lanzaban proclamas, otro día quemaban nuestras cañas, y otro día trataban de lanzar una bomba sobre uno de nuestros centrales azucareros.”
“…por el estallido de la bomba que iban a lanzar explotó el avión pirata con sus tripulantes, [...] en aquella ocasión, no pudo el gobierno de Estados Unidos negar, como lo venía haciendo, que aquellos aviones salían de sus costas; [...] ante la documentación ocupada intacta [...] no pudo negar la realidad, [...] se decidieron por pedirnos una excusa y darnos una explicación.”
“Sin embargo, los vuelos no se paralizaron. [...] y en una ocasión una de aquellas incursiones costó a nuestro país un saldo elevado de víctimas. Sin embargo, ninguno de aquellos hechos tenía el carácter de un ataque militar…”
“Nunca se había llevado a cabo una operación que revistiera todas las características de una operación de carácter netamente militar.”
“…semanas atrás, una embarcación pirata penetró en el puerto de Santiago de Cuba, cañoneó la refinería que está allí instalada, y al mismo tiempo causó víctimas con sus disparos entre soldados y marinos que estaban destacados a la entrada de la bahía.”
“…una operación de ese tipo, con embarcaciones de aquella naturaleza, no podía llevarse a cabo si no era con barcos facilitados por los norteamericanos y abastecidos por los norteamericanos en algún lugar de la zona del Caribe.”
“…este continente sí había sabido lo que eran desembarcos de tropas extranjeras. Y lo había sabido en México, [...] en Nicaragua, [...] en Haití, [...] en Santo Domingo [...] y todos estos pueblos habían tenido oportunidad de saber lo que eran las intervenciones de la infantería de marina de Estados Unidos.”
“…lo que ningún pueblo de este continente había tenido oportunidad de conocer era esa acción sistemática por parte de los servicios secretos del gobierno de Estados Unidos [...] lo que nunca un pueblo de este continente había tenido que conocer era la lucha contra la Agencia Central de Inteligencia [...] empeñada a toda costa, cumpliendo instrucciones de su gobierno, [...] en destruir sistemáticamente el fruto del trabajo de un pueblo, en destruir sistemáticamente los recursos económicos, los establecimientos comerciales, las industrias, y lo que es peor: vidas valiosas de obreros, de campesinos y de ciudadanos laboriosos y honestos de este país.”
“Pero con todo eso, ninguno de los hechos anteriores había revestido, como en el caso de ayer, una agresión de carácter típicamente militar. No se trató del vuelo de un avión pirata, no se trató de la incursión de un barco pirata: se trató nada menos que de un ataque simultáneo en tres ciudades distintas del país, a la misma hora, en un amanecer; se trató de una operación con todas las reglas de las operaciones militares.
“Tres ataques simultáneos al amanecer, a la misma hora, en la ciudad de La Habana, en San Antonio de los Baños y en Santiago de Cuba [...] llevados a cabo con aviones de bombardeo tipo B-26, con lanzamiento de bombas de alto poder destructivo, con lanzamiento de rockets y con ametrallamiento sobre tres puntos distintos del territorio nacional. Se trató de una operación con todas las características y todas las reglas de una operación militar.
“Fue, además, un ataque por sorpresa; fue un ataque similar a esos tipos de ataques con que los gobiernos vandálicos del nazismo y del fascismo acostumbraban a agredir a las naciones. [...] Los ataques armados sobre los pueblos de Europa por las hordas hitlerianas fueron siempre ataques de este tipo: ataques sin previo aviso, ataques sin declaración de guerra, ataque artero, ataque traicionero, ataque por sorpresa. Y así fueron invadidos por sorpresa Polonia, Bélgica, Noruega, Francia, Holanda, Dinamarca, Yugoslavia y otros países de Europa.”
Les recordé lo que habían hecho los militaristas japoneses con la base norteamericana de Pearl Harbor en diciembre de 1941:
“…no pretendemos con esto hacer comparaciones -dije-, porque cuando los japoneses luchaban contra los norteamericanos, era una pugna entre dos países imperialistas, una pugna entre dos países capitalistas, una pugna entre dos gobiernos explotadores, era una pugna entre dos gobiernos colonialistas, una pugna entre dos gobiernos que intentaban dominar los mercados, las materias primas y la economía de una parte considerable del mundo.”
“Nos diferenciamos de Estados Unidos en que Estados Unidos es un país que explota a otros pueblos, en que Estados Unidos es un país que se ha apoderado de una gran parte de los recursos naturales del mundo, y que hace trabajar en beneficio de su casta de millonarios a decenas y decenas de millones de trabajadores en todo el mundo.”
“¡Nosotros, con nuestra Revolución, no solo estamos erradicando la explotación de una nación por otra nación, sino también la explotación de unos hombres por otros hombres!”
“Estados Unidos constituye políticamente hoy un sistema de explotación de otras naciones por una nación, y un sistema de explotación del hombre por otros hombres.
“Por eso, la pugna entre Japón y Estados Unidos era una pugna entre sistemas similares; la pugna entreEstados Unidos y Cuba es una pugna de principios distintos, es decir, es una pugna entre los que carecen de todo principio humano y los que hemos enarbolado la defensa de los principios humanos.”
“Sin embargo, ¡cómo sirven estos hechos para comprender!, ¡cómo sirven estos hechos para enseñarnos las realidades del mundo!, ¡cómo sirven estos hechos para educar a nuestro pueblo! Son caras las lecciones, son dolorosas las lecciones, son sangrientas las lecciones, pero ¡cómo aprenden los pueblos con esos hechos!, ¡cómo aprende nuestro pueblo!, ¡cómo se educa y cómo se crece nuestro pueblo!”
“…por algo somos en estos instantes uno de los pueblos que más ha aprendido, en menos tiempo, en la historia del mundo.”
“¡Qué difícil era saber lo que pasaba en el mundo cuando a nuestro país no llegaban más noticias que las noticias norteamericanas! ¡Cuánto engaño inculcarían en nosotros y de cuántas mentiras nos harían víctima! Si alguno le quedara alguna duda, si alguno en este país de buena fe -y no hablo de la miserable gusanera, hablo de hombres y mujeres capaces de pensar honradamente, aunque no pensaran como nosotros-, si alguno le quedara alguna duda, si alguno creyera que quedara un ápice de honra en la política yanki, si alguno creyera que quedara un ápice de moral en la política yanki, si alguno creyera que quedara un átomo de vergüenza o de honradez o de justicia en la política yanki…”
“Si alguno en este país, que ha tenido el privilegio de ver convertirse a todo un pueblo en un pueblo de héroes y en un pueblo de hombres dignos y valientes; si alguno en este país, cuyo cúmulo de mérito, de heroísmo y de sacrificio crece por día, tuviese o albergase todavía alguna duda; si aquellos que no pensaran como nosotros creen que enarbolan o defienden una bandera honrada, creen que enarbolan o defienden una bandera justa, y por creer eso son proyankis y son defensores del gobierno de Estados Unidos; si alguno de buena fe quedara en nuestro país de esos, sirvan estos hechos [...] para que no les quede ya ninguna duda.
“En el día de ayer, como todo el mundo sabe, aviones de bombardeo divididos en tres grupos, a las 6:00 en punto de la mañana penetraron en el territorio nacional procedentes del extranjero y atacaron tres puntos del territorio nacional; en cada uno de esos puntos los hombres se defendieron heroicamente, en cada uno de esos puntos corrió la sangre valerosa de los defensores, en cada uno de esos puntos hubo miles y cuando no cientos y cientos de testigos de lo que allí ocurrió. Era, además, un hecho que se esperaba; era algo que todos los días se estaba esperando; era la culminación lógica de las quemas a los cañaverales, de los centenares de violaciones a nuestro espacio aéreo, de las incursiones aéreas piratas, de los ataques piratas a nuestras refinerías por embarcación que penetró en una madrugada; era la consecuencia de lo que todo el mundo sabe; era la consecuencia de los planes de agresión que se vienen fraguando por Estados Unidos en complicidad con gobiernos lacayos en América Central; era la consecuencia de las bases aéreas que todo el pueblo sabe y todo el mundo conoce, porque lo han publicado hasta los propios periódicos y agencias de noticias norteamericanas, y las propias agencias y los propios periódicos se han cansado de hablar de los ejércitos mercenarios que organizan, de los campos de aviación que tienen preparados, de los aviones que les había entregado el gobierno de Estados Unidos, de los instructores yankis, de las bases aéreas establecidas en territorio guatemalteco.”
“¿Creen ustedes que el mundo iba a enterarse del ataque a Cuba, creen ustedes que el mundo iba a enterarse de lo ocurrido, creen ustedes o concibieron ustedes que fuese posible intentar apagar en el mundo el eco de las bombas y los rockets criminales que tiraron ayer en nuestra patria?, ¿que eso se le habría ocurrido a alguien en el mundo?, ¿que alguien pudiese tratar de engañar al mundo entero, tratar de ocultarle la verdad al mundo entero, tratar de estafar al mundo entero? Pues bien, en el día de ayer no solo atacaron nuestra tierra, en ataque artero y criminal preparado, y que todo el mundo sabía, y con aviones yankis, y con bombas yankis, y con armas yankis, y con mercenarios pagados por la Agencia Central de Inteligencia yanki; no solamente hicieron eso, y no solamente destruyeron bienes nacionales, y no solamente destruyeron vidas de jóvenes, muchos de los cuales no habían cumplido todavía ni los 20 años, sino que además, además, el gobierno de Estados Unidos ha intentado en el día de ayer estafar al mundo. [...] de la manera más cínica y más desvergonzada que pudo concebirse jamás.”
“…lo que le dijeron al mundo, y lo que tal vez les han hecho creer a decenas y a decenas de millones de seres humanos, lo que publicaron ayer miles y miles de periódicos, lo que pronunciaron ayer miles y miles de estaciones de radio o de televisión, de lo que pasó en Cuba, de lo cual supo el mundo, o una gran parte del mundo, una parte considerable del mundo, a través de las agencias yankis.”
“‘Miami, abril 15. UPI. Pilotos cubanos que escaparon de la fuerza aérea de Fidel Castro, aterrizaron hoy en Florida con bombarderos de la Segunda Guerra Mundial tras haber volado instalaciones militares cubanas para vengar la traición de un cobarde entre ellos. Uno de los bombarderos B-26 de la fuerza aérea de Cuba aterrizó en el aeropuerto internacional de Miami, acribillado por el fuego de artillería antiaérea y de ametralladoras, y con solo uno de sus dos motores en funcionamiento. Otro descendió en la estación aérea de la marina en Cayo Hueso; un tercer bombardero aterrizó en otro país extranjero [...]
Circulan versiones no confirmadas de que otro avión, otro aeroplano, se estrelló en el mar cerca de la isla Tortuga. De todos modos, la marina de Estados Unidos investiga el caso. Los pilotos que pidieron no se divulgaran su identidad descendieron de sus aviones vistiendo sus uniformes de maniobra, e inmediatamente solicitaron asilo en Estados Unidos’.”
“…’Edward Ahrens, director del Servicio de Inmigración de Miami, declaró que las solicitudes están a consideración. El aviador con bigotes que descendió en Miami expresó a los funcionarios de inmigración que él y otros tres pilotos de la fuerza aérea cubana tenían proyectado desde hacía meses escapar de la Cuba de Castro. Añadió que a causa de la traición de Galo fue que él y los otros dos resolvieron darle una lección con el bombardeo y ametrallamiento de las instalaciones de las bases aéreas en su camino hacia la libertad. Dijo que él había actuado sobre su propia base, la de San Antonio de los Baños, y que los otros pilotos atacaron otras. Este piloto se mostró dispuesto a conversar con los periodistas, pero inclinó la cabeza y se puso anteojos para el sol cuando los fotógrafos intentaron tomarle vistas.
“‘Explicó que -óigase bien qué tamaña mentira y qué cosa tan absurda-, que él y los otros pilotos habían dejado familia en Cuba y temía represalia de Castro contra sus parientes.’ Es decir que afirman que se robaron los aviones, que desertaron y que no dicen sus nombres para que no sepan cómo se llaman los que se robaron los aviones y los que desertaron. Y eran pilotos de la fuerza aérea, dicen ellos.”
“Cables de la AP:
“‘Miami, 15. AP -lo que le han dicho al mundo-, Miami 15, AP. Tres pilotos cubanos de bombarderos, temiendo ser traicionados en sus planes para escapar del gobierno de Fidel Castro, huyeron hoy a Estados Unidos después de ametrallar y bombardear los aeropuertos en Santiago y La Habana.
“‘Uno de los dos bombarderos bimotores, de la época de la Segunda Guerra Mundial, aterrizó en el aeropuerto internacional de Miami, con un teniente en los controles del avión. Refirió la forma en que él y otros tres de los 12 pilotos de aviones B-26, que son los que quedan en la fuerza aérea cubana, proyectaron durante meses huir de Cuba.
“‘El otro avión, con dos hombres a bordo, aterrizó en la estación aeronaval de Cayo Hueso. Los nombres de los pilotos fueron mantenidos en reserva. Las autoridades de inmigración pusieron en custodia a los cubanos y confiscaron los aviones’.”
“‘…vean ustedes a qué grado de cinismo llegan, [...] hasta qué punto son desvergonzados los funcionarios y dirigentes del imperialismo; [...] llegan a inventar hasta en detalles una leyenda truculenta que no la cree ni el gato, creo que ni la ‘gatica de María Ramos’. Dice el piloto -vean la historia que entrega a la publicidad, para revestir toda la noticia con detalles, para hacer el truco completo, con todos los detalles, vean la historia que inventan-:
“‘Soy uno de los 12 pilotos de aviones B-26 que permanecí en la fuerza aérea de Castro después de la deserción de Díaz Lanz, exjefe de la fuerza aérea cubana, y de las purgas que siguieron. Tres de mis compañeros pilotos y yo habíamos proyectado, durante meses, la forma de poder escapar de la Cuba de Castro. Antier me enteré de que uno de los tres, el teniente Alvaro Galo -hasta un nombre, toman el nombre de uno de los aviadores de las FAR, ponen un nombre; ¡a qué extremo llegan de cinismo y de desfachatez!-, antier me enteré de que uno de los tres, el teniente Alvaro Galo, quien es piloto de avión B-26, número FAR-915 -resulta que el piloto, precisamente, está en Santiago, da la casualidad que está destacado en Santiago-, había estado conversando con un agente de Ramiro Valdés, el jefe del G-2.
Alerté a los otros dos, y decidimos entonces que probablemente Alvaro Galo, quien siempre había actuado algo así como un cobarde, nos había traicionado. Decidimos entonces tomar una acción inmediata. Ayer por la mañana me destacaron a la patrulla de rutina desde mi base, San Antonio de los Baños, sobre una sección de Pinar del Río, y alrededor de Isla de Pinos. Les avisé a mis amigos en el Campo Libertad, y ellos estuvieron de acuerdo en que debíamos actuar. Uno de ellos debía volar hacia Santiago; el otro presentó como excusa que deseaba revisar su altímetro; ellos iban a despegar del Campo Libertad a las 6:00 -en el Campo Libertad no había ningún avión B-26, había aviones con desperfectos. Yo estuve en el aire a las 6:05; debido a la traición de Alvaro Galo, habíamos convenido en darle una lección, de modo que volé de regreso a San Antonio, donde su avión está estacionado e hice dos pases de acribillamiento sobre su avión, y sobre tres más estacionados cerca. Al retirarme fui tocado por fuego de armas cortas, y entonces adopté una acción evasiva. Mis camaradas ya habían salido con anterioridad para atacar campos aéreos que habíamos convenido que deberían atacarse. Luego, debido a estar bajo de gasolina, tuve que entrar a Miami, debido a que no podía llegar a nuestro destino, que ya habíamos convenido. Puede ser que ellos se hayan dirigido a ametrallar otros campos antes de retirarse, tales como la playa de Baracoa, donde Fidel guarda su helicóptero’.
“Es decir que esto es lo que le han dicho al mundo. No solamente la UPI y la AP dan al mundo la noticia de que ‘aviones cubanos’, ‘que se fueron con los aviones y bombardearon’, sino que además distribuyen por el mundo esta historieta, ¿y qué creen ustedes que decenas de millones de personas han leído y han oído ayer en el mundo, publicado por miles y miles de periódicos distintos, estaciones de radio y televisión?, ¿qué creen ustedes que han dicho en Europa, en muchos sitios de América Latina, en muchas partes del mundo?
“No solamente han afirmado semejante cosa, sino que han hecho toda una historia completa, con detalles y nombres, de cómo fraguaron todo. En Hollywood nunca habían llegado a tanto.”
“‘México D.F., 15. AP. El bombardeo de bases cubanas por aviones cubanos desertores fue acogido aquí con muestras de agrado por la mayor parte de los diarios, que se unieron con los grupos de cubanos exilados para decir que el bombardeo era el comienzo de un movimiento de liberación del comunismo. El gobierno guardó silencio, en tanto que grupos de estudiantes izquierdistas y comunistas apoyaron la declaración del embajador cubano, José Antonio Portuondo, de que los ataques aéreos fueron ataques cobardes y desesperados de los imperialistas. Entre los cubanos exilados se notaba gran actividad. Una fuente cubana comentó que el nuevo gobierno cubano en el exilio se trasladará a Cuba a poco de la primera ola de invasión contra el régimen cubano de Fidel Castro, para establecer un gobierno provisional, que se espera sea reconocido rápidamente por muchos países latinoamericanos anticastristas’.”
“Ambas agencias dan a la publicidad la siguiente noticia:
“‘Una declaración entregada por el doctor Miró Cardona -esto es de AP y de UPI-: un heroico golpe en favor de la libertad cubana fue asestado esta mañana por cierto número de oficiales de la fuerza aérea cubana. Antes de volar con sus aviones a la libertad, estos verdaderos revolucionarios trataron de destruir el mayor número posible de aviones militares de Castro. El Consejo Revolucionario se enorgullece de anunciar que sus planes fueron realizados con éxito, y que el consejo ha tenido contacto con ellos y ha estimulado a esos valientes pilotos. Su acción es otro ejemplo de la desesperación que a los patriotas de todas las capas sociales pueden ser arrastradas bajo la implacable tiranía de Castro.
Mientras Castro y sus partidarios tratan de convencer al mundo -oigan bien-, mientras Castro y sus partidarios tratan de convencer al mundo de que Cuba ha sido amenazada de invasión desde el extranjero, este golpe en favor de la libertad, como otros anteriores, fue asestado por cubanos residentes en Cuba que se decidieron a luchar contra la tiranía y la opresión o morir en el intento. Por razones de seguridad no se darán a conocer más detalles’.
Miró Cardona era precisamente el jefe del gobierno provisional que Estados Unidos tenía junto a un avión con las maletas listas para aterrizar en Playa Girón tan pronto la cabeza de playa estuviese asegurada.”
“…no termina ahí; ahora vamos a acabar de desenmascarar a ese farsante que tiene el imperialismo allí en la onU, y que posó de hombre ilustre, liberal, de izquierda, etcétera, etcétera, el señor Adlai Stevenson [...]. Sigue la estafa, es decir que sigue la estafa al mundo: ya la UPI, la AP, han regado la historieta, miles de periódicos y ellos mismos lo publican, que los principales periódicos acogieron con agrado la noticia de la deserción de esos pilotos.
“El cúmulo de mentiras no era todavía suficiente.”
“‘El embajador norteamericano Adlai Stevenson rechazó las afirmaciones de Roa y reiteró la declaración del presidente John F. Kennedy de que bajo ninguna circunstancia -repito-, en ninguna circunstancia habrá intervención de las fuerzas armadas de Estados Unidos en Cuba. Stevenson mostró a la comisión fotografías de United Press International, que muestran dos aviones que aterrizaron hoy en Florida después de haber participado en la incursión contra tres ciudades cubanas’.”
“‘Tiene la marca de la fuerza aérea de Castro en su cola -expresó, señalando una de ellas-; tiene la estrella y las iniciales cubanas; son claramente visibles. Con gusto exhibiré esta foto. Stevenson añadió que los dos aviones en cuestión estaban piloteados por oficiales de la fuerza aérea cubana, y tripulados por hombres que desertaron del régimen de Castro. Ningún personal de Estados Unidos participó en el incidente de hoy, y no fueron de Estados Unidos los aeroplanos -recalcó-, fueron aviones del propio Castro que despegaron de sus propios campos.
“‘El ministro cubano dijo que ‘las incursiones de esta madrugada indudablemente son el prólogo de una tentativa de invasión en gran escala, organizada, abastecida y financiada por Washington. El gobierno de Cuba, dijo Roa, acusa solemnemente al gobierno de Estados Unidos ante esta comisión y ante la opinión pública del mundo de intentar emplear la fuerza para zanjar sus diferencias con los estados miembros”.
“Aquí tenemos, como pocas veces ha tenido ningún pueblo, la oportunidad de conocer por dentro, y por fuera, y por los costados, y por abajo, y por arriba, qué es el imperialismo; [...] cómo funciona todo su aparato financiero, publicitario, político, mercenario, cuerpos secretos, funcionarios, que con tanta tranquilidad, que de manera tan inaudita estafan al mundo.”
“Es decir que organizan el ataque, preparan el ataque, entrenan a los mercenarios, les entregan aviones, les entregan bombas, preparan los aeropuertos, lo sabe todo el mundo, ocurre el ataque, y afirman, tranquilamente, ante ese mundo - ¡un mundo que saben se levantaría indignado ante una violación tan monstruosa, tan cobarde, [...] de los derechos de los pueblos, y de la paz!
“Y estos miserables imperialistas, después de sembrar el luto en más de media docena de hogares, después de asesinar a un puñado de jóvenes, que no eran millonarios, ¡porque esos que hemos venido a enterrar no son millonarios parasitarios, no son mercenarios vendidos al oro de ningún extranjero, no son ladrones, son hijos entrañables de nuestro pueblo!; jóvenes obreros, hijos de familias humildes, que no le roban a nadie, que no explotan a nadie, que no viven del sudor, ni del trabajo de nadie, y que tienen derecho a la vida más que los millonarios, ¡y que tienen derecho a la vida, más que los parásitos!
[...] Porque no viven del trabajo de los demás, como los millonarios yankis; no viven del oro extranjero, como los mercenarios, gusanos vendidos al imperialismo; no viven del vicio, no viven del robo; y tienen derecho a que se respete su vida, ¡y ningún miserable millonario imperialista tiene derecho a mandar aviones, ni bombas, ni cohetes, para destruir esas vidas jóvenes y queridas de la patria!”
“…los que estén de acuerdo con semejante crimen, los que estén de acuerdo con semejante salvajada, los que se venden miserablemente y apoyan las actividades de esos criminales, los que conspiran contra la patria, en la calle, en las iglesias, en las escuelas, en dondequiera, ¡merecen que la Revolución los trate como se merecen!”
“El imperialismo proyecta el crimen, organiza el crimen, arma a los criminales, entrena a los criminales, paga a los criminales, vienen los criminales y asesinan a siete hijos de obreros, aterrizan tranquilamente en Estados Unidos, y, aun cuando el mundo entero sabía sus andanzas, declaran entonces que eran pilotos cubanos, preparan la historieta truculenta y novelesca, la riegan por todo el mundo, la publican en todos los periódicos, estaciones de radio y televisión…”
“¿Queda algún cubano honesto que no comprenda?, ¿queda algún cubano honesto que lo dude? [...] que vayan allí y comprueben por sí mismo si hay una sola verdad en lo que han dicho; que comprueben allí cómo reaccionarios, imperialistas y clero farsante engañan y estafan al mundo, cómo engañan y estafan a los pueblos, y cómo es hora de que los pueblos se sacudan de la explotación, del engaño y de la estafa de los imperialistas y de cuanto farsante hay en el mundo, ¡cueste lo que cueste zafarse de ese yugo!”
“…concibo que el señor presidente de Estados Unidos tenga aunque sea un átomo de pudor, y si el señor presidente de Estados Unidos tiene un átomo de pudor, el Gobierno Revolucionario de Cuba lo emplaza ante el mundo [...] ¡a que presente ante las Naciones Unidas los pilotos y los aviones que dice que salieron del territorio nacional!”
“…Cuba demandará ante las Naciones Unidas que sean presentados allí los aviones y los pilotos que dicen desertaron de la fuerza aérea…”
“…¿por qué no los presentan? Naturalmente que el señor Presidente de Estados Unidos tendría derecho a que no lo llamaran mentiroso. [...] ¿quiere el señor Presidente de Estados Unidos que nadie tenga derecho a llamarlo mentiroso?, ¡presente ante las Naciones Unidas los dos pilotos…!”
“…si el Presidente de Estados Unidos no presenta ante las Naciones Unidas esos pilotos, para demostrar [...] que esos pilotos estaban aquí y desertaron de aquí, entonces no solo el Gobierno Revolucionario cubano, sino todo el mundo, tendrá derecho a llamarlo ¡mentiroso!”
“…al gobierno imperialista de Estados Unidos no le quedará más remedio que confesar que los aviones eran suyos, que las bombas eran suyas, que las balas eran suyas, que los mercenarios fueron organizados, entrenados y pagados por él, que las bases estaban en Guatemala, y que de allí partieron a atacar nuestro territorio, y que los que no fueron derribados fueron allí a salvarse en las costas de Estados Unidos donde han recibido albergue.”
“… ¿cómo puede el gobierno de Estados Unidos mantener esa mentira?”
“…no estamos en la época de la diligencia, estamos en la época del radio, y las verdades de un país se pueden llevar muy lejos.”
“…lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es que estemos aquí, lo que no pueden perdonarnos es la dignidad, la entereza, el valor, la firmeza ideológica, el espíritu de sacrificio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba.”
“…lo que no pueden perdonarnos, [...] es que hayamos hecho una Revolución socialista…”
“¡Y que esa Revolución socialista la defendemos con esos fusiles!; ¡y que esa Revolución socialista la defendemos con el valor con que ayer nuestros artilleros antiaéreos acribillaron a balazos a los aviones agresores!”
“…esa Revolución no la defendemos con mercenarios; esa Revolución la defendemos con los hombres y las mujeres del pueblo.”
“… ¿Acaso las armas las tiene el mercenario? ¿Acaso las armas las tiene el millonario? Porque mercenario y millonario son la misma cosa. ¿Acaso las armas las tienen los hijitos de los ricos? ¿Acaso las armas las tienen los mayorales? ¿Quién tiene las armas? ¿Qué manos son esas que levantan esas armas? [...] ¿Son manos de ricos? ¿Son manos de explotadores? ¿Qué manos son esas que levantan esas armas? ¿No son manos obreras? ¿No son manos campesinas? ¿No son manos endurecidas por el trabajo? ¿No son manos creadoras? ¿No son manos humildes del pueblo? ¿Y cuál es la mayoría del pueblo?, ¿los millonarios o los obreros?, ¿los explotadores o los explotados?, ¿los privilegiados o los humildes?…”
“Compañeros obreros y campesinos, esta es la Revolución socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes. Y por esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, estamos dispuestos a dar la vida.
“Obreros y campesinos, hombres y mujeres humildes de la patria ¿juran defender hasta la última gota de sangre esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes?
“Compañeros obreros y campesinos de la patria, el ataque de ayer fue el preludio de la agresión de los mercenarios, el ataque de ayer que costó siete vidas heroicas, tuvo el propósito de destruir nuestros aviones en tierra, mas fracasaron, solo destruyeron tres aviones, y el grueso de los aviones enemigos fue averiado o abatido. Aquí, frente a la tumba de los compañeros caídos; aquí, junto a los restos de los jóvenes heroicos, hijos de obreros e hijos de familias humildes, reafirmemos nuestra decisión, de que al igual que ellos pusieron su pecho a las balas, al igual que ellos dieron su vida, vengan cuando vengan los mercenarios, todos nosotros, orgullosos de nuestra Revolución, orgullosos de defender esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, no vacilaremos, frente a quienes sean, en defenderla hasta nuestra última gota de sangre.”
El final de aquel discurso fue, sin duda, una encendida arenga de respuestas y preguntas revolucionarias. Al final, di vivas a la clase obrera, a los campesinos, a los humildes, a la Revolución Socialista, a los mártires de la Patria, y finalicé con “¡Patria o Muerte!” que se hizo habitual desde que dimos sepultura a los caídos hacía más de un año en la explosión de La Coubre.
Lo que nadie sabía es que, mientras yo hablaba ya casi de noche y próximo a finalizar el discurso, un compañero de la escolta se acercó a mí y me comunicó que el enemigo estaba desembarcando por las proximidades de la bahía de Cabañas, al Oeste de La Habana.
El desembarco era absolutamente lógico y esperado, después del ataque para destruir nuestra pequeña fuerza aérea al amanecer del día anterior. Hice entonces lo que nunca hice antes al finalizar un discurso. Después de la habitual frase de ¡Patria o Muerte! continué hablando brevemente. En realidad procedí a darle instrucciones a los combatientes.
Tras los aplausos finales, dije textualmente: “Al combate… Vamos a cantar el Himno Nacional, compañeros.” (Los presentes entonan el Himno Nacional).
“Compañeros, todas las unidades deben dirigirse hacia la sede de sus respectivos batallones, en vista de la movilización ordenada para mantener el país en estado de alerta ante la inminencia que se deduce de todos los hechos de las últimas semanas y del cobarde ataque de ayer, de la agresión de los mercenarios. Marchemos a las Casas de los Milicianos, formemos los batallones y dispongámonos a salirle al frente al enemigo, con el Himno Nacional, con las estrofas del himno patriótico, con el grito de ‘al combate’, con la convicción de que ‘morir por la patria es vivir’ y que ‘en cadenas vivir es vivir en afrentas y oprobios sumidos’.
“Marchemos a nuestros respectivos batallones y allí esperen órdenes, compañeros.”
Después del acto me trasladé al “Punto Uno”, nombre en clave del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, para conocer la situación.
No se había producido desembarco alguno, era un simulacro instrumentado por la Marina de Estados Unidos. Se revisó la situación y se dieron instrucciones.
Después, me retiré alrededor de las 12 de la noche. Persuadido de que el enemigo estaba a punto de actuar, decidí ganar unas horas al sueño.
Roxana Rodríguez, fallecida hace unos días, esposa del entonces director del Plan de Desarrollo de la Ciénaga de Zapata, Abraham Maciques, testimonió que ella llamó a Celia para comunicarle que el teniente Antelo Fernández, jefe de la unidad militar de Jagüey Grande, le había informado de un desembarco por Playa Larga, y se escuchaban fuertes disparos de ametralladoras y cañonazos en aquel punto.
En una nota transmitida por Celia al “Punto Uno”, afirma que tuvo comunicación con el Central Australia y pudo comprobar que estaban atacando Playa Girón y Playa Larga.
La nota del Puesto de Mando señala las 03:29 del 17 de abril de 1961.
Revisando mis propias palabras en el programa televisivo Universidad Popular, es decir, tres días después de la victoria, hablé de las 03:15 como la hora en que recibí la noticia. Celia realmente no perdía un minuto ante cualquier situación.
Desde ese momento ocurrieron acontecimientos difíciles de creer. Sobre ellos escribo una síntesis a partir de la cual se podría indagar la historia detallada y objetiva de los hechos que alguien con tiempo, salud y energía suficiente, podría reconstruir.
Lo importante es la esencia, que nunca debe ser alterada. Los detalles son de especial significación para los historiadores más rigurosos. En este caso, mi interés se relaciona con el deseo de que nuestra juventud tenga acceso a los acontecimientos ocurridos en aquellos años decisivos, que conozca la contienda en la que sus antecesores arriesgaron su existencia por la Revolución y por la inmensa riqueza cultural que hoy poseen nuestros jóvenes, y a los cuales corresponde seguir defendiéndola.
“¡Patria es humanidad!”
Como expliqué al programa Universidad Popular “…me comunican y le comunican a los demás compañeros que se estaba combatiendo en Playa Girón y Playa Larga, donde el enemigo había desembarcado…”.
“Mandamos a comprobar, a ratificar. En estas cosas siempre hay que tener la seguridad, porque luego llegan las noticias de que hay barcos por tal punto, hay barcos por otro punto [...] el hecho es que ya, de una manera cierta, total, y con los primeros heridos de los combates, llega la noticia de que una fuerza invasora está cañoneando fuertemente con bazucas, con cañones sin retroceso, y con ametralladoras 50 y con cañones de barcos. Están atacando a Playa Girón y Playa Larga en la Ciénaga de Zapata. Ya no había la menor duda de que efectivamente estaba produciéndose un desembarco por aquel punto, y que aquel desembarco venía fuertemente apoyado por armas pesadas.”
“Las microondas de Playa Girón y Playa Larga estuvieron comunicando el resultado del ataque [...] hasta el mismo momento en que como consecuencia del ataque mismo dejaron de funcionar [...] y de tres a cuatro de la mañana ya no hay más noticias de Playa Larga y de Playa Girón.”
“La península de Zapata tiene estas características: este pedazo de tierra firme a la orilla de la costa [...] tierra firme rocosa y de monte [...] Pero por el norte de este pedazo de tierra firme hay una zona de ciénaga absolutamente intransitable.”
“Antes no existía la menor comunicación [...] un ferrocarril de vía estrecha era la única comunicación que tenían los campesinos en esa zona.”
“Había doscientos maestros en la zona de la Ciénaga de Zapata, alfabetizando, en el momento que se produce la invasión.”
“Era uno de los lugares pilotos de la Campaña de Alfabetización. Todos estos pueblos -Jagüey Grande, Covadonga, Australia-, [...] no tenían acceso al mar, eran ciénaga exclusivamente. Ahora toda esa gente tiene playa. A Playa Larga y Playa Girón van miles de personas los domingos, aún cuando no están terminadas.”
“Hay [...] trescientos hijos de campesinos de la ciénaga que están en La Habana estudiando cerámica, curtido de pieles, mecánica, carpintería.”
“Se había convertido la Ciénaga de Zapata en un lugar de los más concurridos y de los más visitados.”
En julio de 1976 comenté al cineasta de la televisión sueca, Gaetano Pagano:
“Ellos desembarcaron por un lugar donde podían sostenerse un tiempo, porque era un lugar muy difícil de recuperar, puesto que las carreteras de acceso tienen que atravesar varios kilómetros de ciénaga, intransitable, se convertía en una especie de Paso de las Termópilas.”
La costa de Playa Larga, que pretendían ocupar los mercenarios, está ubicada a una distancia de 29 kilómetros del pequeño central Australia. De Playa Larga a Girón, por carretera muy próxima al mar, son 39 kilómetros, para un total de 68 kilómetros entre Australia y Playa Girón. Al Norte de Girón, a 11 kilómetros, está Cayo Ramona, que no está rodeado de mar; es un espacio de tierra firme rodeado de ciénaga. A 14 kilómetros de Girón, está San Blas; a 30 kilómetros, está Covadonga; 36 kilómetros hacia el nordeste se encuentra Horquita; y a 44 kilómetros, Yaguaramas.
En la Sierra Maestra yo no tenía escolta de seguridad, ni la necesitaba. Marchaba con la tropa y cuando me movía de un punto a otro era acompañado por personas que me ayudaban en diversas tareas. Los responsables de armas, servicios de salud, abastecimientos y transporte, se movían en sus respectivas tareas, hasta el final de la guerra. Celia se ocupaba de la logística del pequeño grupo que me acompañaba, y de los combatientes de la Columna 1.
Cuando el colapso de la tiranía, me movía hacia la capital con una fuerza de la Columna 1 y los tanques, la artillería y dos mil soldados de las tropas élites -derrotadas en la contraofensiva y la ofensiva rebelde ya narradas en los textos correspondientes-, se unieron a nosotros, que curábamos a los soldados heridos en combate y respetábamos a los prisioneros sin una sola excepción. Los llevaba conmigo porque la situación en la Capital no estaba todavía bien definida. Camilo y Che recibieron instrucciones de avanzar rápidamente por la Carretera Central y ocupar el Campamento de Columbia y la Cabaña, respectivamente. Tuve entonces, por primera vez, una escolta de combatientes seleccionados por Raúl de las fuerzas del Segundo Frente Oriental Frank País.
Fueron excelentes, y me acompañaron durante más de dos años. Luego marcharon a otras tareas importantes de la Revolución.
La seguridad pasó a ser tarea del Ministerio del Interior, bajo la dirección del compañero Ramiro Valdés y sus asesores. Ramiro fue combatiente del Mocada, del Granma, e invasor junto al Che. Nunca objeté aninguna de las personas escogidas. Eran, como norma, jóvenes procedentes de humildes familias campesinas y obreras de conocidas ideas de izquierda.
Como se sabe, en nuestro país había un caos ideológico sembrado por los yankis, que dominaban más por la mentira y la ignorancia que por la fuerza.
Los nuevos compañeros de la escolta recibían cursos rápidos de entrenamiento para su tarea y eran, por lo general, valientes y decididos, pero no tenían experiencia combativa alguna.
Eso no me preocupaba mucho. Me importaban sobre todo las cualidades personales de cada uno de ellos. Entre otras cosas, que manejaran bien las armas y los carros. Todos teníamos muchas cosas que aprender.
Les voy a contar lo que uno de ellos textualmente dijo, y consta por escrito en un testimonio suyo, sobre lo ocurrido la madrugada del 17 de abril cuando llegó la noticia del desembarco:
“Yo estaba de guardia en el pasillo frente a la escalera y recuerdo que cerca de la madrugada comenzó un movimiento anormal en el piso. De pronto el Comandante se levantó y empezó a pedir llamadas telefónicas a distintos jefes militares. Mientras se comunicaban, daba constantes paseos de un lado al otro y decía: ‘Ya desembarcaron y por donde me lo suponía. Pero no importa: ¡Vamos a aplastarlos!’ [...]
‘¡Vámonos!’ Yo pensé: ¡Ahora sí se jodió esto, los americanos están desembarcando y este hombre se ha vuelto loco! Salimos rápido para el Punto Uno.”
Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=280722&Itemid=1