Un largometraje de 113 minutos dirigido por el francés Jean-Louis Comolli, que invita a reflexionar sobre las profundas contradicciones entre la vida política, la intimidad, la propiedad y las posesiones. ¿Una experiencia fracasada? «Luchar, fracasar, volver a luchar, fracasar de nuevo volver otra vez a luchar, y así hasta la victoria.» decía Mao Tse-Tung.
Hace unas décadas, Fredric Jameson inauguraba una serie de discusiones en torno a la Estética posmoderna, su esterilidad intencionada y su maquiavélica idea de poco a poco, ir convenciéndonos a través de la producción cultural que vivíamos en el mejor de los mundos posibles -con el capitalismo apunto de acabar con la vida del ser humano en el planeta- , cerrando el espacio a un futuro distinto.
Una de sus frases mas reconocidas, que por cierto se divulgaron gracias a las reflexiones que provocó en filósofos como Slavoj Zizek y Mark Fisher -solo por citar a algunos de los mas conocidos- fue que es “más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”.
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Por esta suerte de clausura del arte y el cine a la utopía y su apertura a las ya agotadoras distopías que marcan la estética neoliberal, es que películas como “La Cecilia” nos parecen de otros tiempos, pese al riquísimo debate que pueda generar en términos políticos, culturales y en fin, humanos.
Pero más que tratarse de otros tiempos, se trata de otras lógicas.
El film está basado en la experiencia anarquista de la colonia “La Cecilia”, una iniciativa libertaria que impulsó el anarquista Giovanni Rosi en Brasil.
Rosi fue veterinario, escritor, profesor e italiano que lideró una experiencia libertaria que duró 4 años en Paraná, Brasil, entre 1890 y 1894.
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Aprovechando las políticas de promoción de la colonización agraria del Estado brasileño por parte de inmigrantes, Rosi junto a otros anarquistas y socialistas decidieron viajar e instalarse en la zona, construyendo “El paraíso en la tierra”, aplicando las políticas de la socialización de la producción y la distribución equitativa de los bienes entre los habitantes de la comuna.
Una serie de situaciones produjeron que la experiencia política fracasara, varias de ellas, asociadas a situaciones externas. Pero a nivel interno, lo que terminó fracturando el tejido social fue la práctica de lo que se denominó “amor libre”.
El film pone en evidencia las contradicciones que se generan al interior de una comunidad utópica y las duras hostilidades que debe enfrentar y que plantean un serio debate cultural acerca de nuestra sociedad y la intimidad. Lo personal es político dirían las feministas.
Puedes ver el film acá:
https://www.youtube.com/watch?v=2sdIMJ6RD1M
