Los trabajadores reunidos en la Corporación de Irradiados de Chile, han expresado su solidaridad con las "miles de victimas del pueblo japonés que después del devastador terremoto sufren la amenaza de ser castigados por una catástrofe nuclear sin precedentes". Puntualizando que, "aunque es una de las naciones más preparadas para este tipo de accidentes, vemos... como pueden llegar ha ser victimas de un accidente nuclear de las mayores proporciones".
Sin importarle, plantean que "las autoridades nacionales están evaluando instalar plantas nucleares en chile para responder a la demanda energética de las grandes empresas, y no están pensando en el ciudadano común y corriente, ni en las normas de seguridad laboral y salud medioambiental de quienes tengan que trabajar y convivir con estas mega instalaciones que hoy sabemos son una bomba de tiempo para la comunidad civil".
Cabe destacar que esta Corporación se formó después de un accidente radioactivo ocurrido el 15 de diciembre de 2005, en las faenas de construcción de la Celulosa Itata (Arauco), a cargo de la empresa contratista Echeverria Izquierdo, la misma empresa que construyó el colapsado Edificio Arauco 2 en Concepción y que es propiedad del actual intendente de Santiago Fernando Echeverría.
En ese momento, se extravió una cápsula de Iridio 192 (elemento radioactivo), ocupado para una inspección radiográfica del estado de las soldaduras de cañerías en el Area de Evaporadores de la celulosa.
Horas más tarde el trabajador Miguel Fuentes Oyarce, encontró esta cápsula y, llamándole la atención, la guardó en el bolsillo trasero izquierdo de su pantalón. Todo el tiempo que la cápsula estuvo botada y el tiempo en que Miguel la anduvo transportando en su pantalón es cuando esta irradió a todos los trabajadores que estuvieron cerca de ella. En total son 160 trabajadores que se declaran irradiados por este accidente.
Los trabajadores han denunciado que Miguel Fuentes no ha recibido los pasajes para continuar su tratamiento en Francia, ni de Arauco ni del Estado. Otro trabajador irradiado, Francisco Rojas sufre fuertes dolores y ya ha perdido dos huesos de uno de sus pies, sin que la empresa ni el Estado les provea de asistencia satisfactoria para él y su familia. El resto de los trabajadores ha denunciado que las empresas de montaje industrial los han puesto en "listas negras", por reclamar una reparación.
Concluyen que "después de los acontecimientos sucedidos en Japón, constatamos que nuestras autoridades politico-empresariales nuevamente están pensando hacer el gran negocio a costa de la salud pública y la seguridad de los trabajadores".
Finalmente declaran ser "victimas silenciosas y silenciadas, pues los medios de comunicación (televisión) no han respondido con la responsabilidad de comunicar nuestro padecer, se olvidan que somos testigos y victimas de primera fuente, de un devastador accidente en tierras chilenas. Tenemos a varios compañeros con serios problemas de salud, que deben ser atendidos fuera de Chile y otros tantos que están comenzando atener distintos tipos de malestares, y otros que en un futuro cercano, irán desarrollando enfermedades que no serán reconocidas por la legislación de Accidentes y Enfermedades Laborales".
Cabe destacar que el comunicado lo firma el dirigente sindical, hospitalizado por un accidente cerebral, José Muñoz, quién ha estado desde el comienzo en medio de este caso.
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