Bajo su brazo trae más despidos y más precarización del trabajo.
La crisis financiera internacional se hace notar paulatinamente en nuestra región. Lo severo de la realidad ya no se puede solapar con discursos bonitos de las autoridades gubernamentales
, y con las mentiras acerca de cómo la economía chilena es sólida y no se vería afectada por una de las crisis más grandes de la historia. Pero la crisis que vemos ahora, empezó primero silenciosamente, logrando a través de la hipnosis colectiva de la televisión, la manipulación y la desinformación, ocultar que a millones de chilenos les sacaban del bolsillo el dinero de su previsión- los más afectados del fondo A y B, cerca de un 40 %-.
Esa crisis comenzó en el 2007, y se preveía como iba a afectar al modelo de previsiones chilenas -si no me cree, pregúntele a Alfredo Ovalle, presidente de la Confederación de Producción y Comercio (CPC) que se logró cambiar al fondo E mientras todos sus amigos de las AFPs le decían a la gente que tuvieran confianza en el mercado y se quedaran en los fondos A y B. Asimismo como sucedió el año 2008 con las previsiones, algo parecido pasará con la protección de los derechos laborales, ya que cuando hay tiempos de crisis, hay más desempleo y por lo tanto más pobreza, porque en realidad hay una fuga de capitales al extranjero, lo que significa que los ricos retiran su dinero, para evitar perder, socializando todos los costos de la crisis..
El paquete de medidas del gobierno llega tarde no por una cuestión de que sus políticas de asistencialismo sean inoperantes, sino que más bien, bajo el mandato de los empresarios, el gobierno chileno permite que la crisis generada por las mismas empresas que están en dificultades, las paguen los trabajadores, y para que eso suceda, las políticas para los trabajadores llegarán tarde, si es que llegan. De hecho, lo que pasa habitualmente por la baja protección laboral heredada desde la dictadura, es que los trabajadores queden solos. Así pasó con Lota, o con Tomé por nombrar algunos casos.
Según las cifras del año 2007, nuestra región se acercaba a un 9 % de Cesantía. Imagine ahora, como cambia esa cifra, con los siguientes datos:
Cerca de 750 desempleados por el cierre de Bellavista en Tomé a lo que se agregan los despidos en la pesquera Camanchaca por el agotamiento de la merluza y por el virus ISA que afectó la crianza de salmones.
Olas de despidos en Curanilahue
Olas de despidos en Arauco además del fracaso del plan de desarrollo Arauco.
287 Trabajadores despedidos de CMPC Nacimiento
210 Trabajadores despedidos de Fanaloza en Penco y futuros despidos en Coronel
Sin embargo, eso no es todo. Porque no sólo la cesantía es la que aumenta con la crisis, también lo es el trabajo mal pagado. El caso de los subcontratistas de ENAP, es otro de los casos que ya nos debemos acostumbrar a ver. Y también será lo que se verá en Nacimiento. Por lo demás, ¿quién puede vivir con los mismos sueldos si no aumenta el poder adquisitivo de él, si no puedo comprar lo suficiente para vivir?
La alternativa para el pueblo chileno es la solidaridad y la organización. Pero no es ejemplo de ello, movilizaciones que propugnan la unidad por la unidad, donde se pide un aumento del 10%, y algunos terminan ganando 300 mil pesos más, mientras a otros no les aumenta nada.
La alternativa nace en las propias manos de los trabajadores, y es un proceso lento donde poco a poco se devela al enemigo.