La cruda realidad de los vecinos que viven en la aldea Santa Elena

altHizo llegar una nota escrita detallando las precarias condiciones en que se encuentran las familias que vive en el campamento Santa Elena, de Coronel, establecido poco después del terremoto.  A través de un relato directo, Clarisa Venegas, madre de dos hijas, reconoce que teme que sus vecinos vean quebrantada su dignidad y acepten lo que no quieren.

Mi nombre es Clarisa Soledad Venegas Soto, soy la Presidenta del Comité de Damnificados de esta aldea, tengo 30 años y soy madre soltera de dos niñas. Trabajo en el Sindicato de Merluceros, ahumo pescado cuando puedo, para hacer crecer los ingresos y cuido a mi padre discapacitado. No poseo antecedentes penales y no tengo filiación política alguna.

Esto para aclarar algunos prejuicios, para que lea este artículo a lo menos de buen ánimo y comience a conocernos con una sonrisa.

Acá en Santa Elena tengo miedo de perder la batalla más importante: que quebranten a mi gente, que les quiten el orgullo, la dignidad. Que acepten lo que no quieren porque “no hay que ser mal agradecido”.

Yo le voy a contar sobre la historia de la aldea, sobre nuestra relación con las autoridades y también, como dicen las abuelas en el campo, le voy a contar lo que está en mi corazón…

Aquel tsunami que nos llevó a vivir en el cerro

Llegamos al cerro despoblado en la madrugada del 27 de febrero. Soy de Lo Rojas y se estaba saliendo el mar, así que llegamos con lo puesto. Ese día había gente de todos los pelos en el cerro y ahí nos quedamos mucho tiempo. No sé cuánto. Hasta que llego el minuto en que los que tenían donde volver, volvieron, y los demás nos quedamos allí en el cerro.

¿Y sabe qué nos ha sacado para adelante? El Mar, la vista. Algún día cuando esté acá, va a mirar desde el cerro y va a entender por qué no nos queremos ir de aquí.

En un principio todos queríamos quedarnos, ahora muchos por el miedo han aceptado firmar cartas de compromiso que no comprendo bien.

El nacimiento de la aldea

Llegamos el día del terremoto, esta aldea no existía antes del terremoto. Las viviendas fueron entregadas con financiamiento desde las Naciones Unidas, y el proyecto ejecutado por el Consorcio que representa Fundación Avina, y lo integra la Fundación para la Superación de la Pobreza, Fundación Proyecto Propio y las empresas MASISA y Onduline, conjuntamente con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), y las Agencias de Cooperación de Naciones Unidas.

En el caso de Coronel, se estableció un convenio entre la Fundación Proyecto Propio y la Municipalidad para el traspaso de los fondos para la subcontratación de los maestros. Este documento fue aprobado en concejo municipal y se encuentra en poder de ambas partes.

Con una donación en materiales de la Municipalidad de Coronel y el apoyo en ejecución de la Fundación Proyecto Propio, los vecinos de la Aldea construimos 146 viviendas de emergencia, en un terreno que autoridades de Gobierno y Municipio habrían declarado apto para ser usado.

En la elaboración del listado de damnificados participó la Municipalidad, que junto a la Fundación elaboraron un catastro que fue enviado a los representantes del Consorcio, a la Intendencia y gobierno central.

El proceso de construcción contó con la participación de la totalidad de la comunidad. No han faltado los problemas, pero mediante asambleas y reuniones entre particulares, hemos podido resolver los conflictos. El compromiso de todos siempre ha estado presente, en especial al definir el sistema de asignación de viviendas.

Combinando criterios de asistencia y participación en la construcción, hoy todas las viviendas están asignadas con el acuerdo de todos los vecinos, y las familias que las han recibido cuentan con un documento de entrega conforme y un contrato de donación en la que la Fundación transfiere gratuita e irrevocablemente las viviendas. Desde la entrega de las casas, la Fundación nunca más apareció en nuestra aldea, quedando todo en manos de la Municipalidad.

Las funcionarias de Servicio País, encargadas de continuar el proyecto con nosotras fueron reemplazadas por un funcionario de la Fundación Junto al Barrio, cuya gestión no ha sido cercana ni eficiente para nosotros.

Sin embargo, aún nos faltan condiciones básicas para tener una vida digna.

Casi empezando el segundo invierno, nuestra Aldea no cuenta con grifos. Hemos tenido 6 inicios de incendio y dos incendios que destruyeron 4 casas.

Tampoco contamos con buenas condiciones higiénicas. No contamos con baños propios en las viviendas, compartiéndose una caseta sanitaria por cada 8 casas, donde el baño más lejano queda a 100 metros de la casa.

Cinco familias no tienen baño ni agua, porque no alcanzaron los presupuestos para el sector bajo de la aldea. Las viviendas no cuentan con agua y el único servicio básico que tenemos, la electricidad, fue gestionado por nosotros mismos, con ayuda de parlamentarios.

Los discapacitados tampoco tienen baños cerca y han recibido una especie de “trono” con bacinica, para poner junto a sus camas.

En la Subdere hay un proyecto detenido, aparentemente por falta de antecedentes, para financiar la construcción de los baños. Mientras tanto, seguiremos siendo ciudadanos de segunda categoría.

Somos la única aldea creada tras el terremoto en la que sus vecinos pagan arriendo por el terreno que ocupan

Si bien hemos pagado varios de los meses, los dos últimos no los hemos pagado. La deuda alcanza los 600 mil pesos, que nos cuesta mucho pagar, ya que en muchas de nuestras familias falta trabajo.

Existe un alto índice de cesantía en nuestra comuna, en general por la cancelación de los programas pro empleo, y porque las pesqueras y aserraderos han despedido muchas personas.

El contrato de arrendamiento – donde la Municipalidad aparece como arrendatario – daba al municipio la posibilidad de compra, pero esto no ha ocurrido y las autoridades comunales no se ha pronunciado.

La promesa de compra a los seis meses del contrato de arrendamiento, la hizo el municipio. Es la Municipalidad quien no ha cumplido su palabra, ni nos ha dado respuesta certera alguna. Las reuniones están llenas de evasivas.

Hoy tenemos una gran incertidumbre, porque sabemos que el terreno cuesta 30 millones de pesos, pero no sabemos si el municipio cumplirá con su opción de compra o si en algún momento llegará una orden de desalojo.

La promesa de compra de la ex ministra Matte


El 11 de noviembre del año pasado, la Ministra de Vivienda, Magdalena Matte, nos convocó a una reunión, junto con otros dirigentes de aldeas de la zona. Ella comprometió la compra del terreno y el pronto inicio de las obras para resolver las carencias de la aldea.

Pero nada de eso ha pasado y de forma “cuidadosamente no oficiales”, hace pocos días hemos sabido que perdimos la calidad de aldea.

El día sábado 2 de abril nos reunimos con el alcalde de Coronel, quien nos dijo que la aldea se dividía en dos grupos: damnificados por el terremoto y campamento. Nosotros discrepamos de esa decisión.

No sabemos si seremos erradicados ni qué pasará con nuestros vecinos que están en el grupo de campamento. Tampoco sabemos quiénes son, no nos han dado el listado: dicen que van a reevaluar caso a caso. No podemos con esta incertidumbre.

En base a las promesas de las autoridades, muchos de los pobladores renunciaron a sus comités de vivienda anteriores y ahora no tienen otra solución. Paralelamente, hemos visto con temor cómo a muchas familias le suben sus puntajes de la Ficha de Protección Social sobre los 12 mil puntos.

En ese punto, hemos iniciado conversaciones con la Seremi de Mideplan, pero deberemos esperar unos tres años más para resolver esa situación, un tiempo que en las actuales condiciones de vida es una eternidad.

¿Por qué hasta hace poco éramos damnificados y ahora no? ¿Cuáles son los argumentos que antes se consideraban para esa definición y ahora no sirven? ¿Quién responderá ante las Naciones Unidas, cuyos fondos permitieron la construcción de las viviendas?

Ahora dicen que no todos quienes vivimos en la aldea somos damnificados, pero nosotros creemos que todo lo ocurrido con la ex intendenta Jacqueline Van Rysselberghe nos ha afectado, complicando nuestra situación.

Nosotros queremos creer en la palabra del Gobierno. No nos queda más que creer que la honrarán, porque ya no nos queda nada. Es la única posibilidad para que nuestro sueño se haga realidad.

Se abre una opción


Nosotros conseguimos una Egis gestionada por el equipo del senador Navarro, que quiere comprar el terreno y construirnos en el cerro.

A los pocos días, recibimos visitas que no han hecho más que insistir e insistir en que esto no es posible y decir toda clase de cosas en contra de ese proyecto, incluso ataques personales que nos parecen bochornosos para quienes ejercen cargos públicos.

Es por eso que hemos acordado que los proyectos se mostrarán en asambleas citadas por la directiva, para que puedan asistir los vecinos y hacer las preguntas públicamente, así todos entendemos mejor, se evitan confusiones y todos recibimos las mismas respuestas.

Nosotros entendemos que las autoridades territoriales tienen diferencias políticas, incluso cuando están en el mismo bloque, que vienen las elecciones municipales y todos quieren lucirse, pero la verdad lo único que queremos, es vivir en nuestra casa sencilla, digna en nuestro cerro con vista al mar.

Forro para enfrentar el invierno llegaría… a fines de agosto

El Minvu, por intermedio del programa de campamentos y aldeas, entregó dinero para mejoramiento de nuestra aldea al municipio hace más o menos 70 días. Fui notificada que realizarán un catastro casa por casa en la aldea para asignar forro sólo a las casas por ellos determinadas, y solo luego de que termine el catastro se emitirá la orden de compra de los materiales y se realizará el forrado de una habitación por vivienda.

Las casas seleccionadas serán forradas la segunda quincena de agosto, es decir, serán protegidas de invierno casi en primavera.

Cada una de las familias que vive en la aldea tiene su ficha de protección social no entiendo si esto es una reevaluación que tiene más valor que aquella ficha como medio de asignación, o si el municipio entiende que puede crear catastros más objetivos que dicha ficha.

Soy una convencida de que los pobres pueden elegir, todas las personas podemos elegir. Hemos enfrentado confusiones, mentiras, manipulaciones. Eso amenaza nuestra fortaleza de espíritu. Al final seguimos botados en el mismo cerro, mejor que el día del terremoto, pero con baños inmundos, en casas que se mojan, sin certeza del futuro.


Escrita por Clarisa Venegas

24 de junio de 2011.-

Fuente:  http://www.tribunadelbiobio.cl/


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