La economía política del hambre: ¿Por qué existe hambre en el mundo? La respuesta no tiene nada que ver con la falta de alimentos

Por: Out of the woods

Traducido por Resumen

Anteriormente, en nuestra serie de artículos sobre relaciones entre clima, sociedad de clases y aprovisionamiento alimentario, nos hemos enfocado en la perspectiva histórica del surgimiento de la agricultura después del final de la última edad de hielo -hace alrededor de 10.000 años- y los tempranos orígenes de la agricultura capitalista durante la pequeña edad de hielo de 1550-1850.

Ahora nos enfocaremos en el presente, para elaborar una proyección acerca del futuro de la producción de alimentos en el contexto de calentamiento global y alteraciones climáticas. Sin embargo, primero queremos responder una pregunta mucho más básica. ¿Por qué la gente pasa hambre?

Sentido común: ¿Escasez absoluta?

La respuesta intuitiva a esta interrogante es que necesariamente debe existir una escasez de comida. Esta explicación viene de dos suposiciones. El hambre crónica es típicamente explicada por el argumento malthusiano de que el crecimiento poblacional sobrepasará a la producción de alimentos. Períodos de hambre aguda, como las hambrunas, son típicamente explicados en términos de Declive en la Disponibilidad de Alimentos o FAD [por sus siglas en inglés] [1]

El argumento de Malthus, que apuntala la ecología reaccionaria de Garret Hardin es uno bastante simple. Malthus (1776-1834) postuló que la población aumenta “geométricamente” (exponencialmente), mientras que la producción de alimentos crece aritméticamente (linealmente). Mientras la población crezca más rápido que el suministro de alimentos, el hambre crónica siempre estará presente. Malthus estaba motivado por intereses políticos, particularmente por la oposición a las English Poor Laws. [2] El geógrafo Danny Dorling escribía:

El no estaba únicamente equivocado por su falta de imaginación; además mentía. Es ahora un hecho conocido que hizo la correlación para tratar de sugerir la causa. [3]

Como sea, el argumento de Malthus continúa siendo citado, como si fuera evidente por si mismo, tanto en las conversaciones cotidianas como en trabajos académicos, (aunque los expertos no tienen excusas). [4] “Si no hubiese sido Malthus” continúa Dorling, “podría haber sido otro tonto”. Un supuesto similar de escasez absoluta informa el análisis de la Food Availability Decline (FAD), el cual es desmentido por el economista Amartya Sen en su influyente ensayo de 1981 sobre pobreza y hambrunas.

Sen tomó varias grandes hambrunas en sus estudios de caso y encontró que la aproximación del FAD era incapaz de explicar porqué la gente sufría de hambre, y tampoco daba cuenta sobre quienes pasaban hambre. La hambruna de Bengala en 1943 cobró 1,5 millones de vidas. Sin embargo, la producción de alimentos fue sólo marginalmente más baja que la del año anterior y de hecho más alta que otros años en los que no hubo hambruna. Las hambrunas etíopes en el periodo de 1972-74 también vieron un descenso de sólo un dígito en la producción de alimentos, una cifra muy pequeña como para las 50-200.000 muertes. En la hambruna de 1974 en Bangladesh, la disponibilidad de alimentos alcanzó un máximo histórico en cuatro años. En la hambruna saheliana que tuvo su punto álgido en 1973, la sequía condujo a significativos descensos en la disponibilidad alimentaria, pero Sen argumenta que este factor por si sólo no logra dar explicación sobre quienes pasaron hambre y por qué.

La aproximación de Sen.

Amartya Sen desarrolló una nueva teoría para explicar hambrunas en términos de “títulos de acceso”. En una economía monetaria, el dinero otorga títulos de acceso a mercancías de igual precio a su poseedor. Un alza en los precios de los alimentos, un declive en sus ingresos, o un agotamiento de los ahorros podría llevar a toda una falla del sistema de títulos de acceso y por consiguiente al hambre, es decir insuficiente dinero para comprar suficiente comida. Pero lo que Sen afirma en términos de títulos de acceso va más allá del dinero, pues no todos los derechos de comida son monetarios. Pequeños agricultores o campesinos pueden tener autorización a consumir (una porción de) su propia producción sin mediación del mercado. Pastores nómadas pueden poseer similares títulos de acceso fuera de la economía monetaria, como muchos beneficiarios de cupones de alimentos o de políticas sociales similares.

A veces se dice que la privación de comida puede ser causada no por recortes en la producción de alimentos, sino por recortes en el ingreso y el poder adquisitivo. Esto puede ser visto como una rudimentaria forma de tratar de captar la esencia del enfoque de los títulos de acceso, dado que el ingreso otorga un título de acceso a comida en el mercado. Mientras los ingresos no puedan proveer (de comida) todo el tiempo en una economía completamente planificada, o en una economía restringida, en la cual un sistema de diferente de títulos de acceso pueda sostenerse, las visiones centradas en el ingreso serán relevantes en muchas circunstancias en las cuales ocurren las hambrunas. [5]

Es importante notar que Sen no niega que el declive en la disponibilidad de alimentos pueda ser un factor de incremento del hambre. El sólo sostiene que hay una mediación de títulos de acceso, esto es, relaciones sociales. En este sentido, Sen postula que “la comida que se exporta desde áreas atacadas por hambrunas puede ser una característica “natural” de los mercados en lo que respecta a los títulos de acceso por sobre las necesidades"[6] En este sentido, el geógrafo Mike Davis, basado en sus propios estudios de las hambrunas de la era victoriana, concluye que “las grandes hambrunas siempre han sido luchas de clases redistributivas.” [7]

El enfoque de la escasez absoluta emplea un razonamiento falaz: porque una escasez absoluta de alimentos implica el hambre, la escasez absoluta es erróneamente inferida desde la existencia del hambre. Este razonamiento en sí revela una ingenua suposición: que los alimentos se producen para su uso. Sin embargo, con la dispersión global de la colonización y el cercamiento privado de la tierra, una gran y creciente proporción de producción agrícola es producción de mercancías -producción para el mercado. La producción de mercancías no está motivada por el uso que se da a esas mercancías, sino por los precios que pueden alcanzar. Si el biodiésel o la carne alcanzan un precio suficientemente alto, la tierra agrícola se centrará en la alimentación de los coches o las vacas, mientras que millones de seres humanos pasarán hambre. De aquí a citar las primeras líneas de ensayo de Sen:

"El hambre es la característica de que algunas personas no tienen suficientes alimentos para comer. No es la característica de que no haya suficientes alimentos para comer.” [8]

La economía política del hambre

El hecho de que existe comida suficiente para alimentar a todo el planeta ha sido lentamente difundido entre las grandes instituciones globales dedicadas al tema. Por ahora, la FAO (Food and Agriculture Organisation) dependiente de Naciones Unidas ha declarado claramente que:

Hay suficiente capacidad en el mundo para producir suficiente comida para alimentar adecuadamente a cada uno; no obstante, a pesar del progreso realizado en las última dos décadas, 805 millones de personas todavía sufren de hambre crónica. [9]

Sin embargo, Sen apunta a que el modo de producción, formas de propiedad y relaciones de clase han sido reemplazadas por una aproximación tecnocrática a este “desafío” el cual ve simplemente como una cuestión de política y gestión. La “disponibilidad de alimentos” es aún el primer término en la lista de la FAO de las dimensiones del hambre. Y mientras entre la tercera parte y la mitad de la producción alimenticia del mundo es destinada a desecho, el Banco Mundial, como Malthus, invoca al crecimiento poblacional a enfatizar el incremento en la producción agrícola. No existe nada erróneo en principio con el incremento de la producción agrícola, una mayor producción con menos insumos parece una buena idea, pero esto a menudo puede ser un eufemismo para el acaparamiento de tierras. [10]

Estos nuevos cercamientos de tierra despojan y proletarizan a la población rural, volviéndolos dependientes del mercado de la comida. En otras palabras, mientras que las ideas de Sen son reconocidas formalmente, las políticas de administración agrícola enfatizan en un rápido regreso a la agricultura capitalista tradicional para incrementar la producción, incrementar la productividad y el desarrollo de mercados relacionados al mundo del agro como servicios financieros, fertilizantes y maquinaria. El hambre es tratada como si fuera principalmente un problema de disponibilidad alimentos, mientras se reconoce abiertamente que este no es el caso. Para entender el por qué de esto, tenemos que recurrir al historiador económico Karl Polanyi.

Polanyi estaba interesando en “la gran transformación”: el surgimiento de la sociedad de mercado, el capitalismo. Como Karl Marx lo hiciera antes que él, Polanyi identificó la separación de la población de la tierra como un factor clave en la transformación de los mercados desde un fenómeno relativamente marginal tanto para la mayoría de la gente como para a las instituciones centrales que rigen la reproducción social.

La primera etapa fue la comercialización del suelo, movilizando los excedentes feudales de la tierra. La segunda fue el aumento de la producción de alimentos y materias primas orgánicas para servir a las necesidades de una población industrial de rápido crecimiento a escala nacional. La tercera fue la extensión de un sistema de producción excedente a territorios de ultramar y coloniales. Con este último paso, la tierra y sus productos fueron finalmente a encajar en el esquema de un auto-regulado mercado mundial. [11]

Polanyi describe la cronología levemente mal. La producción colonial precede y ayuda a financiar la revolución industrial. El motor de James Watt fue financiado por los beneficios de las plantaciones de esclavos de las Antillas. [12] Pero lo más importante para el asunto en cuestión, Polanyi va a insistir en la necesidad de hambre para un mercado laboral que funcione:

La etapa crítica fue alcanzada con el establecimiento del mercado laboral en Inglaterra, en el cual los trabajadores fueron puestos bajo la amenaza de hambre en caso de no cumplir con las reglas del trabajo asalariado. Tan pronto como se tomó esta drástica medida, el mecanismo del mercado autorregulado entró en marcha. [13]

El hambre no es, por lo tanto, un problema incidental en el capitalismo, sino una condición de su posibilidad. Este proceso de proletarización creó la categoría de los desempleados, categoría que sustituyó a la del mendigo. Polanyi continúa argumentando que a menos que los desempleados no estuvieran “en peligro de hambruna sólo con el aborrecible lugar de trabajo como alternativa, el sistema salarial se vendría abajo.” [14] Por esta razón, Polanyi pensó que el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial con el estado de bienestar y las políticas keynesianas de pleno empleo tenían, minimizando la amenaza del hambre, la superación de la sociedad de mercado. Pero la social-democracia resultó ser un inestable compromiso entre el capitalismo y algo más. A las revueltas de trabajadores y la subsiguiente crisis de 1970, los capitalistas respondieron con una renovado asalto de liberalismo económico.

El retorno del raquitismo, de los bancos de alimentos y de talleres [15] pueden ser vistos como un retorno a la normalidad capitalista. [16] El capitalismo necesita mantener esta escasez artificial de alimentos para asegurar el mercado laboral. Es probable que el cambio climático dañe los cultivos y reduzca las tierras agrícolas disponibles a través de la desertificación, la salinización de los acuíferos costeros y la inundación debido al aumento en el nivel del mar y los cambios en los patrones de precipitaciones. [17] Pero la disponibilidad de comida es siempre mediada por relaciones sociales. Como Rolando García señala “los hechos climáticos no son hechos en si mismos; sino que asumen importancia solo en relación a la reestructuración del ambiente en relación a los diferentes sistemas de producción." [18]

Las discusiones acerca del hambre en el mundo, en su mayor parte, asumen invariablemente que la producción de alimentos es y continuará siendo una producción de mercancías, mientras que simultáneamente se asume que la comida es producida para su uso. Pero sea cual sea el cambio climático que nos toque vivir, siempre hay una brecha entre lo que es posible, y lo que es posible en el capitalismo. Se espera que todas las demás cosas se mantengan iguales, la disminución de los rendimientos de los cultivos y la pérdida de tierras cultivables, aumentarán el hambre en el mundo. Pero todas las demás cosas no tienen por qué ser iguales. Las relaciones sociales a través de las cuales se organizan las fuerzas biofísicas no son leyes de la naturaleza: están sujetas a cambios. Esta es la posibilidad revolucionaria que la mitología malthusiana sirve para oscurecer.

Notas y referencias.

1 N. del T. Declive en la Disponibilidad de Alimentos hace referencia al FAD o Food Availability Decline, eventos catastróficos para la producción alimentaria en un territorio, como cuando las cosechas de cereales se ven severamente afectadas con las sequías.
2 N del T: Leyes de ayuda a los pobres de Inglaterra.
3 Danny Dorling, Population 10 Billion, p.111.
4 Por ejemplo, David Cleveland, profesor de estudios ambientales en la UC Santa Bárbara, afirma sin rodeos que : “a largo plazo Malthus tenía razón, su observación fundamental parece incontrovertible (énfasis original) Esta cita proviene de su libro, por lo demás algo crítico, “Balanceando el planeta: el futuro de la comida y la agricultura”.
5 Amartya Sen, Poverty and Famines, p.155. Énfasis original
6 Amartya Sen, Poverty and Famines, p.162
7 Mike Davis, Late Victorian Holocausts, p.20.
8 Amartya Sen, Poverty and Famines, p.1.
10 Ver: Stefano Liberti, Land grabbing: journeys in the new colonialism. Silvia Federici y Glen Coulthard están entre los que han teorizado la acumulación primitiva como un proceso continuo y no como un episodio histórico completo.
11 Karl Polanyi, The Great Transformation, p.188.
12 Eric Williams, Capitalism and Slavery, p.102.
13 Karl Polanyi, The Great Transformation, p.225.
14 Karl Polanyi, The Great T ransformation, p.232.
15 N. del T. bajo la apariencia de programas de empleo.
17 Discutiremos el futuro de la comida bajo escenarios de cambio climático en futuros artículos, luego de haber traído la mirada histórica al capitalismo y la agricultura hasta nuestros días.
18 Citado en Mike Davis, Late Victorian Holocausts, p.19.
  Fotografía principal: Hambruna en South Kisangali (Ruanda) a finales de la década de 1990.
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