Ahí está mi nieta Camila, la terrorista, encendiendo velas en las afueras de un centro de torturas de Puerto Montt en la noche del 11 de Septiembre recién pasado, frente a un lienzo que recuerda a algunos de los mártires de mi generación, la Generación de los ’80, la que creció, trabajó, estudió y procreó bajo Estado de Sitio. La Generación que se levantaba temprano sin conocer la aurora…
Faltaron nombres, sólo por razones de espacio, pero ni Patricio Manzano, ni Jeckar Neghme ni Ricardo Silva están olvidados… aunque así lo quisieran los “productores” de los actos conmemorativos donde ni siquiera somos mencionados.
La Generación de los ’80, a la que pertenezco con orgullo, la que combatió a la Dictadura asumiendo todas las formas de lucha, que se hizo miliciana o rebelde, que fue alegre y subversiva, que fue “chascona con sobre-dosis” y que se autodesignó como hija de Carlos Lorca o se mantuvo como hija de Recabarren mientras leía con empeño las proezas de la guerrilla salvadoreña…
La Generación que reconstruyó la FECH, la FEUC y la FEC de Concepción en plena Dictadura, la que ocupó las calles de Chile siempre sin permiso y le disputo las poblaciones, las esquinas y las plazas a los milicos y sus jeeps artillados, a los pacos disfrazados de “xilones” y a los “gurkas” de Álvaro Corvalán…
Soy de la Generación que hizo de los “gremialistas” unos parias refugiados en las universidades privadas ya creadas por la Ley del General para Destruir a la Educación, la Generación que supo ser Masiva, Eficiente y Oportuna y que marchaba sin necesitar batucadas ni disfraces para caerle bien a la prensa…
La Generación de los ’80, que combatió a los nazionalistas con “z” del FREN y del MAN, que le hizo la vida imposible a los decanos designados y que usaba los “miguelitos” hechos en el Taller Mecánico de mi Facultad mientras combatía por horas a la represión.
La Generación que se llenó de sumarios administrativos, que dejaron fuera de las Universidades a más gente que los Exonerados Políticos de recién iniciada la Dictadura. La Generación que hizo lienzos trazando las letras y rellenándolas con lápiz de pasta porque los “spray” eran para la noche y que alimentaba a tres estudiantes con un solo plato de arroz con vienesas cuando nos quitaban las Becas Alimenticias por dejar encerrado al Decano Designado, al “pinocho chico” que administraba incluso el hambre en las Universidades…
Soy de la Generación del Ni Perdón Ni Olvido, del Nunca el Hombre Está Vencido, del Paz es Fuerza, del Unir, Luchar y Vencer y del Ven… Seremos, la que se enamoró tantas veces y que tantas veces se separó, que hizo correr los cassettes prohibidos de Illapu y León Gieco y que hizo debutar en Chile el “Vuelvo” de Inti-Illimanns mientras hacía una vigilia en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile a la espera de que apareciera Tatiana Fariña…
Soy de la Generación contemporánea a Thriller, de Michael Jackson, la que vivía su propio Espanto cuando visitaba las poblaciones, que constituía ahí los MOANI para entretener a los niños para intentar sacarlos del shock que provocaban los allanamientos masivos antes, durante y después de las Protestas Nacionales…
Soy de la Generación que rompió el bloqueo militar al puerto de San Antonio llevándoles leche en polvo a los niños de los pescadores artesanales, la que hizo trabajos voluntarios y dejó la vida de Patricio Manzano en uno de ellos, la que armó talleres de Teatro y Centros Culturales en donde estuviera parada y que tiró panfletos contra la Dictadura en el Estadio Nacional cuando los equipos salían a la cancha…
La Generación que fue traicionada en aras de la “justicia en la medida de lo posible”, de los “acuerdos por consenso”, de la “estabilidad del sistema” y de la “competitividad”… La Generación que vio con espanto cuando desde La Moneda reconstruida salían los emisarios a rescatar a Londres al asesino que la había bombardeado 24 años antes…
Esa es mi Generación, otro “desaparecido” más en el acto hipócrita donde se juntaron este año los rescatistas de Pinochet y los que dictaron la Ley que impide conocer los nombres de los torturadores hasta que no transcurran otros 50 años, los que le regalaban el sueldo a la Junta Militar y que firmaron los Acuerdos Comerciales para facilitar el saqueo minero, que defendían a Mc Donald’s desde sus cargos en el Ministerio de Salud y después privatizaron el Mar y los peces, los que resucitaron a Hidroaysén apenas llegaron de la ONU…
Soy de la generación que fue hecha desaparecer de esa película infame que rodara el hijo de un Senador de la UDI y que tituló “NO” …y donde NO existimos… sólo habían agencias de publicidad…
Soy de esa Generación, que hace años peina canas y ya cría nietos, que quizás por pudor no le ha contado a sus hijos todo lo que tuvimos que pasar cuando crecíamos en Dictadura y pasábamos las penas recitando a Benedetti o entonando a Silvio Rodríguez.
La Generación que nada tuvo que ver con las causas del Golpe Militar, que no tuvo arte ni parte en el “vacío histórico” y que trató de llenarlo, como Ricardo Silva, aún desaparecido…
Mi Generación, la de los ’80, que manejaba su propio librito de cómo íbamos a salir de la Dictadura pero que se unió, sin asamblea previa, en torno al Plebiscito de 1988 porque ya era hora de empezar a vivir sin milicos y sin fascistas. La que hizo ganar el NO, la que dejó la puerta abierta a la esperanza… y a la traición.
Soy de la Generación que hoy constituye la mayoría de las ONGs que defienden la Naturaleza… y la mayoría de las Consultoras Ambientales que encubren la destrucción que causa la “competitividad”…
De mi Generación salieron los Girardi, los Walkers, los Burotto, los Elizalde y los Quintana, otros payasos que no vale la pena nombrar y que se hicieron parlamentarios para enriquecerse y también soplones que trabajaron para la Vicaría de la Solidaridad, llevándose luego los archivos a “La Oficina”, la otra CNI de la que se proveyó la Concertación para darle “gobernabilidad” al Sistema…
Pero fue mi Generación la que parió a los pingüinos del 2006 y a la CONFECH del 2011, la que instruyó, explicó, demostró y desenmascaró la farsa y defendió a sus hijos que los reemplazaron en las calles, la que mantuvo viva la memoria e integró las “funas” a los fascistas disfrazados de embajadores, agregados militares o directores de liceos, la que siguió marchando cada 11 de septiembre aunque le quitaran el feriado…
Y fue mi Generación la que crió a la Camila, mi nieta, que a 40 años del Golpe Militar encendió sus primeras velas en homenaje a los mártires de una Generación que combatió a todo un Ejército cuando de alcanzar la libertad se trataba…
Un millón de voces nos dirán que no fue en vano.
Por Héctor Kol
Puerto Montt, Chile