Ramón E. Collado / Geopolitical Monitor
Traducido para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Los países de Asia Central llevaron a cabo sus intercambios de agua y electricidad bajo unas estrictas políticas soviéticas de asignación de recursos. Después de la disolución de la Unión Soviética estos países siguieron compartiendo las principales fuentes de agua de la región, los ríos Amu Darya y Syr Darya, y el mar de Aral. Sin embargo, como el suministro de agua empieza a ser insuficiente, algunos países como Turkmenistán y Uzbekistán han empezado a mostrar su preocupación y a achacarlo a factores como el cambio climático, la mala gestión del agua, una infraestructura obsoleta, la falta de cooperación regional y un gasto desmesurado en riego agrícola. En septiembre de 2012 el presidente Karimov de Uzbekistan afirmó que “los esfuerzos de Kirguistán y Tajikistán para construir una central hidroeléctrica en los ríos que fluyen hacia Uzbekistan podrían provocar una guerra”.
En Asia Central podrían tener lugar acontecimientos catastróficos debido a la falta de agua, especialmente en países situados aguas abajo de río Amu Darya (Uzbekistán y Turkmenistán). Paradójicamente, los Estados represivos y autoritarios de Asia Central deben trabajar juntos para encontrar una solución a este problema antes de que la situación desemboque en una guerra abierta sobre el agua.
La producción de algodón en Uzbekistán y Turkmenistán supone un problema de falta de agua para los Estados ribereños del río Amu Darya (Afganistán, Turkmenistán, Uzbekistán y Tajikistán) porque estos países tienen que compartir este recurso sin ningún marco apropiado para gestionar el uso del agua ni un sistema moderno que controle el gasto de agua. El país que más se enfrente a este dilema de compartir el agua, Turkmenistan, tiene además otros desafíos relacionados con el agua que no comparten otros Estados. El terreno de Turkmenistán es muy árido, además de tener un consumo industrial y doméstico del agua ineficaz que combinado con el uso del agua en el sector agrícola, supone un índice desproporcionado de consumo de agua. Por ejemplo , Turkmenistán consume 27.95 kilómetros cúbicos (km/a) de agua al año, lo que representa un índice de consumo superior al que tienen juntos Reino Unido (13.03 km/a), Venezuela (9.06 km/a), Zambia (1.57 km/a) y Suecia (2.62 km/a).
Turkmenistán es el Estado menos densamente poblado de Asia Central. Y lo que es más importante, a pesar de la poca densidad de población, la mayoría del territorio de Turkmenistán carece de agua y es inhabitable para plantas y animales. Además, una novena parte de la extensión territorial de la nación está cubierta de desierto (el desierto de Karakum es uno de los mayores desiertos de arena del mundo), lo que contribuye a tener un terreno muy propenso a la sequía que agrava la situación de escasez de agua.
Además de la industria (que representa el 49% de su economía), Turkmenistán es muy dependiente de la producción de algodón. Esta dependencia del algodón provoca otra dependencia de enormes cantidades de agua, lo que convierte a la escasez de agua en una amenaza para la seguridad de Turkmenistán. Esta agricultura basada en el algodón supone aproximadamente el 8% del PNB del país. Emplea además a más de 2.7 millones de turkomanos. Por consiguiente, si se interrumpe el suministro de agua es muy probable que el problema derive en un conflicto armado ya que los turcomanos tienen una fuerte dependencia de la agricultura para su subsistencia y esta agricultura fuertemente dependiente del agua depende, a su vez, de una gran abundancia de este recurso. En otras palabras, si el pueblo de Turkmenistán se enfrenta a una amenaza a la seguridad de su agua, sin lugar a dudas es posible que entre en guerra con cualquier país que altere el suministro de agua ya que sus medios de vida estarían en peligro.
También es posible que se produzca una guerra civil interna. Si el pueblo de Turkmenistán tienen que hacer frente a una situación en la que su gobierno represivo es además incompetente e incapaz de suministrar agua a la población, eso podría amenazar su ya muy débil legitimidad.
A pesar de que cuenta con importantes ríos en la zona, como el Amu Darya (de 879 millas de largo) y el Syr Darya (1.879 millas de largo), el problema de la escasez de agua de Turkmenistán es grave debido a que sus habitantes son los mayores consumidores de agua del mundo, 5.415 metros cúbicos per capita. La capital de Turkmenistán, Ashgabat, consume la misma cantidad de agua que la ciudad de Chicago, a pesar de que esta tiene cuatro veces más habitantes que Ashgabat, cuya población es de 700.000 habitantes. Está claro que la degradación medioambiental y un acceso no equitativo a los recursos naturales pueden aumentar la probabilidad de un conflicto en Asia Central y Turkmenistán desempeña un papel clave en ello.
Según un investigación de la Estrategia de la Unión Europea para Asia Central (EUCAM, por sus siglas en inglés), puede que algunas regiones no puedan seguir produciendo cosechas, lo que dejaría a comunidades enteras sin medios de vida en Asia Central. En el caso de Turkmenistán su economía se a visto afectada por la desecación del mar de Aral. La salinización de este mar ha contribuido a ello, pero la población de Turkmenistán es una de las principales causantes de la destrucción de la cuenca del mar de Aral y no el cambio climático. Además de ello, Tajikistán (en el curso del río Amu Darya) y Kirguizistán (en el del Syr Darya) son partidarios de construir presas para poder aprovechar al máximo su potencial hidroeléctrico. Sin embargo, Turkmenistán, situado aguas abajo del Amu Darya, y Uzbekistán (aguas abajo del Amu Darya y del Syr Darya) afirman que acciones no coordinadas y unilaterales pueden tener un impacto en la seguridad del agua y ecológica de la región. Estos planes en el curso del río Amu Darya tendrán implicaciones transfronterizas para otros países que comparten esta cuenca. Por consiguiente, es fundamental equilibrar las necesidades de agua y coordinar la gestión del agua entre los diferentes sectores (industrial, agrícola y energía) de los países afectados.
La seguridad de Asia Central se basa en la dependencia mutua entre las naciones que la componen. Los países de Asia central deben abordar conjuntamente tanto las cuestiones referentes a la seguridad del agua (como el mar de Aral, los ríos Amu Darya y Syr Darya, y la presa de Rogun) como otros aspectos críticos de este problema con el fin de abordar estas cuestiones con una visión regional y encontrar así una solución colectiva y evitar una guerra regional. Los E stados de Asia Central deben ponerse de acuerdo sobre el reparto del agua y llegar a un acuerdo acerca de cómo compartir equitativamente sus recursos de agua para mantener la paz y lograr el equilibrio medioambiental en la región .
Los sectores industrial, agrícola y de energía deben actualizar sus infraestructuras para utilizar el agua con una tecnología respetuosa con el clima y evitar así el despilfarro y la destrucción de recursos hídricos como los ríos Amu Darya y Syr Darya, y el mar de Aral. Los gobiernos de Tajikistán, Uzbekistán, Kazajastán, Afganistán, Kirguizistán y Turkmenistán deben trabajar juntos para llegar a un acuerdo actualizado que regule el uso de los suministros de agua de la zona. Más concretamente, si Tajikistán quiere acabar la presa de Rogun, debe trabajar bilateralmente con Uzbekistán para llegar a un resultado que suponga una solución duradera para los problemas de falta de agua que comparten ambos Estados, un resultado que beneficie a ambas naciones y mantenga así el entendimiento regional pacifico entre los países de Asia Central.
Fuente: http://www.geopoliticalmonitor.com/water-war-in-central-asia-the-water-dilemma-of-turkmenistan/