El hombre trató siempre de dominar el fuego desde tiempos ancestrales. En la época moderna, el fuego no solo fue dominado, sino además confinado y compartimentado al interior de nuestros hogares en la cocina y la estufa, el paso fundamental para ello fue la invención de lo que en Chile denominamos "fósforos".
Por Joaquín Pérez
[caption id="attachment_150018" align="aligncenter" width="800"] Mujeres Obreras Fabricas de Fósforos en Inglaterra[/caption]
Hay quienes sostienen que el fósforo, como muchos otros inventos, apareció por primera vez en la China aproximadamente por el siglo X dc, como palitos de pino impregnados con azufre que permitían generar rápidamente fuego y trasladarlo a otro lugar. Sin embargo, las patentes señalan al químico farmacéutico británico John Walker como el inventor de algo que se aproximaría al actual fósforo. En 1826, Walker estaba creando un nuevo explosivo, en su farmacia de Stockton-on-Tees en el noreste de Inglaterra cuando recogió del suelo con un palito algo de mezcla que al rozar por casualidad se inflamó.
La mezcla de Walker poseía sulfato de antimonio, clorato de potasio, goma, almidón y azúcar. El químico vio en su descubrimiento “la luz por frotamiento”, un enorme potencial comercial y se dedicó a ello de inmediato, vendía cajitas de 50 unidades a un chelín de la época, no obstante se olvidó patentar su invento, por lo cual perdió la posibilidad de enriquecerse.
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El invento comenzó rápidamente a ser mejorado en otros lugares del planeta. En 1830, en Massachusetts, Estados Unidos, Charles Sauria sería el primero en incorporar el fósforo a la mezcla química de encendido.
El fósforo utilizado, al igual que algunos elementos de la mezcla de Walker era altamente peligroso y toxico, tanto en el uso como en la fabricación y fue el sueco Gustaf Erik Pasch quien cambió el fósforo blanco o amarillo por el fósforo rojo, creando lo que llamó “el fósforo de seguridad” (1844), que solo puede ser encendido frotando con fuerza la cabeza con la lija. Inmediatamente, los hermanos Carl y Johan Lundström, fundaron la primera fábrica de fósforos modernos y seguros, con la cabeza roja como los conocemos hasta hoy, en la ciudad sueca de Jönköping.
El fósforo seguro fue presentado con gran éxito en la Exposición Universal de París de 1855 y a partir de allí comenzó su internacionalización. Su fabricación no solo era más segura para quienes lo usaran, sino también para sus fabricantes, mayoritariamente mujeres de las industras donde se confeccionaban.
En Londres, la "huelga de las matchwomen" (fosforeras) del año 1888 fue emprendida por mujeres y adolescentes que trabajaban en la fábrica de cerillas Bryant & May para protestar contra las malas condiciones laborales que se les imponían. Denunciaron jornadas laborales de catorce horas, bajos salarios, multas arbitrarias y graves enfermedades provocadas por el uso del fósforo blanco, especialmente la fosfonecrosis de los maxilares. Este movimiento sindical marcó la historia social británica en la medida en que fue la primera huelga encabezada por trabajadoras no cualificadas.
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La huelga de las fosforeras fue un catalizador vital para el "nuevo sindicalismo" en Inglaterra, Gales y Escocia, así fue reconocido por los líderes de la huelga portuaria en Reino Unido un año después, en 1889. Producto de la acción sindical de las fosforeras, y sus sucesivas huelgas, el fósforo blanco fue prohibido en las fábricas a partir de 1910.
En Suecia se crearía la primera fábrica mecanizada de fósforos, luego que Alexander Lagerman construyera en 1880 una máquina capaz de producir las cajas de cerillas que hasta entonces se hacían a mano, y en 1892 consiguiera una máquina que remojaba la madera en las soluciones previstas y, más tarde, la cortaba en forma de cerillas. Con ello, la empresa pasó de manufacturar 4.000 cajas de cerillas anuales en 1844 a 7 millones en 1896. De este modo, Swedish Match dominó el mercado mundial de fósforos, con marcas como Golondrina que también se comercializaron en Chile, antes que Swedish Match comprara la Compañía Chilena de Fósforos.
[caption id="attachment_150019" align="aligncenter" width="305"] Golondrina, Swedish Match Co[/caption]
Debido a los múltiples accidentes, las fábricas de fósforos fueron muy activas en la lucha del movimiento de las mujeres obreras en toda Europa, principalmente por garantizar mejores condiciones de trabajo y mayor seguridad, pero también en la seguridad social para aquellas que sufrían accidentes durante su fabricación.
[caption id="attachment_150020" align="aligncenter" width="176"] Fósforos Volcán, Oehninger, Fernández y Cía.[/caption]
Los Fósforos en Chile
En Chile la fabricación de fósforos comenzó hacia 1870, principalmente en la región del Maule, donde la madera del Álamo, necesaria para la confección de los palitos era abundante. Hacia el año 1900 surgió en Talca la primera fábrica propiamente tal: “Oehninger, Fernández y Cía.”, comercializando su marca “Volcán”.
[caption id="attachment_150021" align="aligncenter" width="168"] Fósforos Volcán, Compañía Chilena de Fósforos[/caption]
Años más tarde tres empresas comercializadoras de fósforos del Maule se unieron para crear la Compañía Chilena de Fósforos (1913), con sus marcas Los Andes y Copihue (localidad cercana a Parral). En 1927 integró la propiedad de la compañía Swedish Match Co., el mayor productor de fósforos del mundo.
[caption id="attachment_150022" align="aligncenter" width="500"] Fósforos Los Andes, compañía chilena de fósforos[/caption]
En 1939 la compañía compró el fundo el Copihue en la cercanía de Parral, naciendo ahí la otra marca de la compañía. Ese mismo año nació el primer sindicato de trabajadores de la compañía.
[caption id="attachment_150023" align="aligncenter" width="236"] Fósforos Copihue[/caption]
Hoy los fósforos no tienen el mercado que tenían en antaño, sus cajas son objetos de coleccionistas, los capitales transnacionales se retiraron del mercado y la fabricación nuevamente está a cargo de capitales chilenos, desde 1990.