Diversos estudios científicos concluyen que la desertificación de los suelos se relaciona con una multiplicidad de variantes. Todos atribuyen, eso sí, la desertificación a una combinación de factores naturales y humanos que permiten la degradación de los suelos. Sin embargo, frente al natural proceso de desertización, el término desertificación-condiciones desérticas y el decrecimiento paulatino de la productividad de los ecosistemas- está relacionado principalmente, con cómo el ser humano presiona los sistemas en exceso para obtener recursos.
Dentro de las prácticas de manejo no sustentable del suelo, está la práctica del monocultivo. Esta práctica consiste en una plantación masiva de una especie, si considerar en muchos casos, las condiciones de los suelos que se utilizarán.
El monocultivo de pinos y eucaliptus agota los nutrientes del suelo, entre ellos, el nitrógeno. Y además, produce condiciones ideales para plagas, pues las acostumbra a encontrar su alimento en el mismo lugar en el que se planta una y otra vez. Provocan también, la modificación de los caudales disponibles y de la calidad del agua, pues residuos químicos quedan en el vital elemento.
Si bien, en la Región son solo 4 comunas que han sido declaradas en emergencia agrícola y por los incendios del verano, la escasez del vital elemento se ha transformado en una constante anual. Recordemos que el año 2008, por ejemplo, se llegaron a sumar más de 200 comunas en emergencia agrícola, de las 341 que existían. Entre ellas comunas de la Provincia de Concepción, Arauco y Bio Bio.
Pero es también sintomático, que la sequía se palie con bonos a agricultores, para poder acceder a regadíos que permitan salvar cosechas, y no con una real política en contra de la desertificación.
Como señala un informe del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA) “La sequía, la pérdida de fuentes de aguas, la degradación de suelos y consiguiente pérdida de biodiversidad, efectos conocidos conjuntamente como desertificación, se van haciendo cada vez más graves, no solo por que el cambio climático hace más extremos los eventos atmosféricos que los provocan, sino porque no existe un compromiso real de las autoridades de hacer frente a esta problemática que, de acuerdo a las Naciones Unidas, constituye el problema ambiental y de desarrollo más grave que afecta a la humanidad, ya que sus consecuencias sociales y económicas son devastadoras. “
La fomentación del bosque nativo, por ejemplo, sería una buena estrategia a largo plazo para contribuir con un equilibrio medioambiental por su capacidad de devolver los nutrientes al suelo. Sin embargo, según un monitoreo realizado por la Corporación Nacional Forestal de Chiel (Conaf) publicado en 1999, señala que el principal factor de desaparición del bosque nativo, es su sustitución por plantaciones forestales.
Por otra parte, el cambio de matriz productiva de nuestras zonas agrícolas a zonas forestales, ha producido la proletarización forzosa del campesinado local, debido a que el monocultivo forestal incide en la escasa captación de aguas para la agricultura, en su contaminación con diversas sustancias tóxicas por la utilización por ejemplo, de herbicidas que contaminan las aguas y en la desertificación. Gran parte del antiguo campesinado local es obrero forestal, o bien migró a los centros productivos urbanos, o bien es pequeño propietario y vende sus plantaciones a las forestales.
Como señala en Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales, respecto de la plantación de eucaliptus “(...)
Asimismo, ante el rápido crecimiento de los árboles clonados (los eucaliptos poseen un ciclo de corte que actualmente gira en torno a los 6 años a partir del cultivo de las mudas), todos los nutrientes de la tierra empobrecidos debido a los árboles son transferidos y aniquilados en el proceso industrial de celulosa, en un proceso técnicamente conocido como exportación de campo, que deja las tierras devastadas, un paisaje lunar y enormes áreas sobrecargadas con los tocones muertos- legado final de este cultivo descontrolado.”
Ello se relaciona también, con la opinión del Olca al respecto “Si el cambio climático está afectando el ciclo regular de la obtención del agua, las plantaciones de pinos y eucaliptus agravan y aceleran la degradación de los suelos y la erosión en las zonas donde se emplazan, ya sea por pérdida de suelo, por contaminación química y empobrecimiento de la calidad del suelo, o por la pérdida de las fuentes de agua cercanas y de las napas freáticas.”
A pesar de que a niveles internacionales los problemas de desertificación y de escasez de agua tienen un especial énfasis y trato, en Chile el tema se toca solo como subsidio a los agricultores. Incluso desde la ONU se elaboran estrategias para el manejo del recurso hídrico. Es un tema de soberanía alimentaria, de importancia central para la sobrevivencia de la población, porque gracias a ella también se producen los alimentos.
Pero el despilfarro del agua y la absoluta entrega de los recursos naturales a privados hoy es la norma. Así como con nuestros recursos pesqueros, el agua es una mercancía transable, y no un derecho inalienable.
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