La defensa acérrima al sistema de AFPs, proveniente precisamente, de las mismas AFP tiene un componente bastante falaz que es necesario denunciar, no tanto por su propio contenido, sino por las intenciones que tienen estas grandes empresas de presentar en los medios de comunicación, que el sistema privado de pensiones es el único camino a seguir.
Los "Argumentos"
El día 14 de enero pasado, la Asociación de AFPs presentó un informe que supuestamente pulverizaba la idea de un sistema de reparto. Las razones que da la asociación guardan relación con que volver a implementarlo "implicaría vulnerar el principio de la universalidad, ya que muchos imponentes quedan sin pensión; y transgredir el principio de la equidad en la relación de aportes y beneficios, ya que al no cumplir los requisitos para acceder a los beneficios en los esquemas de reparto pierden los aportes efectuados". Por otra parte, como menciona El Mostrador exponiendo las razones “El estudio agrega que el monto de las pensiones que actualmente está pagando el antiguo sistema de reparto, administrado por el IPS, “no llega ni a la mitad del promedio de remuneraciones que las personas tenían cuando trabajaban”. Señala que la tasa de reemplazo llega al 47%, “considerando sólo a aquellos que obtuvieron pensión, al incluir en el cálculo a los que no obtuvieron pensión, la tasa de reemplazo es muy inferior”.
Agregan además que “Hay quienes postularon que se debe volver al antiguo sistema de pensiones de reparto, ya que con él se obtendrían mejores pensiones y se protegería solidariamente a una mayor cantidad de trabajadores. Ocurre, sin embargo, que el sistema de reparto tiene hoy sin pensión a más de la mitad de los imponentes en las antiguas cajas, porque no cumplen con el mínimo de años cotizados, y unos 200 mil de estos trabajadores han debido recurrir a la Pensión Básica Solidaria (PBS) para obtener un ingreso mensual”,
Es sin duda, llamativo, que la Asociación de AFPs haga una comparación tan poco seria. Con afirmaciones tan sólidas, basados en datos que al ser contrastados, como la arena, se desvanecen entre los dedos. O sea, afirmaciones aparentemente “sólidas”. En el comunicado emanado desde la Asociación señalan que el estudio fue elaborado con información entregada por el IPS. Es decir, toman como referencia el sistema de reparto que quebró debido al sistema de AFPs, pues desde la instauración del sistema de AFPs el antiguo sistema de Cajas dejó paulatinamente de recibir ingresos debido a que sus cotizantes pasarona engrosar las filas de cotizantes de las AFP. Y como debieran saber todos, un sistema de reparto tiene como una de sus características básicas que los trabajadores activos financian a los pasivos, y es una perogullada señalar que si los cotizantes se fueron a las AFP, el sistema de cajas se desfinancia y por lo tanto no puede mantener pensiones dignas, pues no hay trabajadores activos que los financien.
¿Por qué no hicieron su estudio comparativo con un sistema de reparto que si funciona actualmente en el país, y que entrega beneficios superiores al sistema de afps como es CAPREDENA?
En un informe solicitado a través de la Ley de Transparencia a Capredena pedido por la Radio Universidad de Chile “Capredena informó que el promedio de las pensiones que reciben oficiales de FFAA promedia el millón 550 mil pesos mensuales, y suboficiales perciben una pensión promedio de 627 mil pesos. En contraste, el promedio de las jubilaciones de AFP entregan apenas 173 mil pesos mensuales, para el millón de personas actualmente jubiladas.”
Cabe recordar que el único sistema antiguo de pensiones que se mantuvo tras la imposición del Sistema de AFPs, fue el de las FFAA.
Un pequeño dato olvidado.
Tras la instauración del nuevo modelo de pensiones, cuyo camino fue abriéndose a través del desfinanciamiento del sistema de cajas en un largo tránsito de casi 10 años, se ha disfrazado la realidad estableciendo que el motivo del cambio de los cotizanes de las cajas al sistema de Afps, fue debido a la alta eficiencia y lo promisorio del sistema privado. Se deja de lado un dato no menor previo a la instalación del sistema: el aumento en la edad de jubilación.
Si trabajaré por más años para ahorrar un determinado monto de dinero, podré cotizar menos cada mes que cuando trabajaba menos años. Antes de esta medida, las cotizaciones eran más altas porque el tiempo de trabajo era menor. Lo cierto es que la baja de las cotizaciones a un 10% por parte de las AFP, comparado con cerca del 20% que se pagaba con el antiguo sistema (ya parcialmente desfinanciado y destruido por la dictadura) en medio de una crisis económica brutal significaba salarios más altos, por lo que muchos se vieron en la obligación de cambiarse.
Lo cierto, y lo que devela el compromiso descarado de la dictadura con estos empresarios, además de su exclusión del nuevo sistema a través de la mantención de CAPREDENA, es que la baja en las cotizaciones se presentó como una caraterística del sistema de AFPs, cuando era una directa consecuencia del cambio en la edad de jubilación. Y de hecho, las cotizaciones debieron bajar también para el sistema de cajas, lo que no se realizó, estableciendo un verdadero impuesto al quedarse en el antiguo sistema de reparto.
No había razón alguna para mantener estas cotizaciones en el sistema de cajas, y no fue más que una maniobra de los funcionarios de la dictadura para traspasar los cotizantes de las cajas a las AFP, disfrazándolo como un acto voluntario. Maniobra que se suma, por supuesto, a cargar todo el financiamiento de las pensiones al trabajador, dejando en el olvido los aportes del empresariado.
Fuentes utilizadas:
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