Por Alejandro Baeza / resumen.cl
Si bien el debate y los cuestionamientos en torno al sistema de AFPs comenzó casi paralelamente con la imposición de éstas en dictadura, ha sido en los últimos años gracias al trabajo que sectores organizados vienen llevando a cabo de manera constante que ha tomado mayor relevancia, coincidiendo con la primera generación de jubilados en su totalidad bajo este sistema.
Pese a la deliberada falta de interés de los medios de comunicación masivos -afortunadamente cada vez menos masivos-, el debate se instaló con fuerza en gran parte de la población principalmente desde el año pasado. Aunque evidentemente las AFP sí sabían lo que sucedía en la opinión pública, cómo olvidar el comercial de la periodista Irina Toro explicando las bondades del sistema durante las transmisiones de los partidos de la selección chilena en las clasificatorias al mundial en diciembre de 2015. Las experiencias en primera persona de cercanos, conocidos, familiares jubilados con una pensión de 150 mil pesos, instalaron el debate fuertemente en la cotidianidad y ocupó de manera importante los espacios en que podía manifestarse: foros universitarios y sindicales, medios de comunicación independientes de los grandes grupos económicos y redes sociales, reflejándose este creciente interés en la abrumadora asistencia a la marcha contra las AFPs del pasado 24 de julio que convocó a más de un millón personas (¡un millón!) y recién ahí -y ni siquiera el primer día-, la prensa oficial tuvo que asumir que no podía seguir pasando por alto el tema.
El debate sobre las pensiones se tomó la agenda de noticieros, matinales, programas de entrevistas y hasta uno que otro farandulero, llegando al punto de ser políticamente incorrecto -enhorabuena- defender este sistema como bien lo supo Catalina Edwards. En efecto, pienso que luego de este episodio hubo un cambio radical y coordinado, en la forma de afrontar el tema por parte de la prensa oficial, una estrategia comunicacional para salvar el buque y defender sus intereses de clase.
Esta estrategia consta de varias partes y es la siguiente: En primer lugar, asumir que el sistema está en crisis, parar con la constante negación con la que venían hasta el momento, y proponer soluciones que no alteren radicalmente el funcionamiento de la economía, consultando a supuestos “expertos de matinal” que los mismos medios levantan para legitimar algunas posturas, o darle mayor cobertura a sujetos como Rafael Garay o “Felices y forrados” (alias Gino Lorenzini) que con bonitos discursos ganan una considerable simpatía en mucha gente, y que apuestan por hacer más eficiente el modelo, pero en ningún caso acabar con éste, pues la economía chilena se acostumbró a funcionar con este capital constante, estable y seguro que nos descuentan de nuestro trabajo y que se inyecta mes a mes al sistema financiero, certeza demencial incluso para los mismos estándares del capitalismo, por ende cortarlo sería un duro golpe para los principales grupos económicos que operan dentro de nuestras fronteras. Una idea fuerza que se ha venido levantando el último tiempo, por actores como la Fundación Sol, y que comparto completamente, es que Chile no tiene sistema de pensiones, el interés de las AFPs jamás fue entregar pensiones sino asegurar el circulante financiero; si nos ponemos a hilar fino veremos que de pronto la prensa dejó de hablar de las AFPs y sólo habla del “sistema de pensiones”, o la “crisis de las pensiones” ¿para quitar la carga negativa sobre el concepto “AFP”? tal vez, ¿Para contrarrestar la idea que no es un sistema de pensiones? Si uno es desconfiado podría pensarlo perfectamente, lo cierto es que las pensiones no entran en crisis, acá el problema son las AFPs.
También un aspecto de esta estrategia comunicacional es descartar a priori siquiera la idea de pensar en un sistema de reparto, basándose en muchos supuestos, en falacias y, en muchos casos, derechamente en mentiras, expresadas con toda soltura y sin ninguna base, mentiras tales como que el sistema de reparto habría fracasado en el mundo y que estaría quebrado. ¿Bajo qué argumentos se señala lo anterior? Hasta ahora no he escuchado ninguno, lo más cercano a una explicación que intentan esbozar aprovechándose del desconocimiento de la mayoría de la población sobre el tema es que el sistema de reparto sería prácticamente la causa de las recientes crisis europeas, cuando la realidad es que el hecho de que los Estados hayan decidido echar mano a los fondos de pensiones y otras asistencias estatales siguiendo los mandatos de la troika como medida desesperada para salvarse, es muy distinto a que la mera existencia de éstos sea la causa de las crisis, todo lo contrario, fueron crisis financieras y bancarias que derivaron en crisis económicas, pero eso es un debate que sería muy largo y da para otra instancia.
Se dice también que con la pirámide de natalidad actual un sistema solidario es inviable, ¿de qué pirámide de natalidad hablan en primer lugar, si ni siquiera tenemos Censo? ¿En qué se basan más allá de sus argumentos a priori que les revela el dogma de la fe ideológica? Es un supuesto totalmente incierto y refutable, y que por lo demás, en caso de llegar a ser verdadero (cosa que personalmente dudo bastante), no es argumento para descartar un sistema de reparto, pues para eso se sostiene desde los movimientos sociales que luchan contra las AFPs un sistema solidario tripartito con un fuerte apoyo estatal y por parte de los empleadores, además del que ya aportaría cada trabajador. Es más, hay países en los que efectivamente sí está comprobado el envejecimiento de su población y que cuentan con un sistema de reparto perfectamente sano y robusto como el caso de Alemania que en marzo de este año incluso anunció que las pensiones subirán entre un 4,25% y un 5,95%, la mayor alza en 23 años (le adelanto, acá probablemente se viene por parte de muchos el argumento racista de que no podemos compararnos con los trabajadores alemanes, cosa que en un país como Chile no es castigado socialmente afirmar). Que se tenga claro, los sistemas de reparto en ningún caso han fracasado y siguen siendo la regla en la mayor parte de los países del mundo, no caeremos en su trampa.
Otro punto importante de la forma de abordar el tema por parte de los medios de comunicación oficiales y en concomitancia con lo anterior, es en cada debate posicionar a los modelos mixtos como la máxima instancia a la que podemos aspirar como trabajadores y trabajadoras, instalar la idea de que debe ser el límite de nuestras demandas, para que finalmente tengamos que conformarnos con algo que se acerque en parte a éste y decir “al menos es mejor que lo que había antes” (Peor aún, tanto Michelle Bachelet como Sebastián Piñera -probablemente muchos más en el futuro- nos salen con toda impunidad verbal con que en Chile YA HAY un sistema mixto por contar con el “pilar solidario”). Los modelos mixtos también son malos, nuestro sistema de pensiones y de educación -entre muchos otros- han demostrado en apenas 5 años que el lucro siempre genera incentivos perversos y mala calidad, nadie puede especular con la dignidad que tendremos nuestros últimos años de vida, sino que deben ser derechos garantizados para todos y todas y no oportunidad lucrativa para enriquecer a unos pocos, ni tampoco un bono al que hay que postular. Como trabajadores nos cansamos de esa lógica de operar y estamos exigiendo lo que es nuestro, no es ningún regalo o ayuda que pedimos como favor, ese dinero es nuestro porque nosotros y nosotras trabajamos para producirlo. La solución al problema de las AFPs no pasa por darle más dinero a éstas, dinero fiscal (de nuestros impuestos) o del empleador (que probablemente saldrá de nuestro salario) como propuso la presidenta en cadena nacional.
Finalmente quisiera hacer ver también, casi a modo de anécdota, ese juego en que están cayendo muchos canales de televisión, aprovechándose de una -al parecer- pelea familiar que tendrían José y Sebastián Piñera, dejando en claro a cada rato que se tratan de personas muy distintas -sugerencias que muy probablemente vengan del mismo comando de campaña de Sebastián Piñera- que si bien son hermanos han tomado caminos separados, incluso intentando inventar la idea de que José ha sido el malo con Sebastián (poniendo hasta al “Negro” del lado de Sebastián) para fabricar, imagino, una suerte de simpatía con este último. Pues bien, Sebastián Piñera, más allá de un par de modificaciones que plantee hacer, es un defensor de las AFPs.
No más AFP, ni privada ni estatal y no a un sistema mixto. Vamos por un sistema de reparto, tripartito y solidario que garantice un futuro digno.