La tortura en Colombia ha sido aplicada consuetudinariamente. Es inherente al Terrorismo de Estado practicado por todos los gobiernos oligárquicos
Es decir, ningún gobierno se escapa de ser calificado como un torturador. Claro que hay casos más emblemáticos que otros.
En términos generales la tortura se aplica como medio de persecución política, en el marco de detenciones, como forma de obtener confesión o información, como forma de sometimiento de la población carcelaria, como forma de discriminación, como forma de control social y sembrar el terror, como instrumento de represión de la protesta social, como forma de sometimiento de secuestrados y como parte de la instrucción de la Fuerza Pública. Como se ve son múltiples sus caras, mas todas conllevan el irrespeto de los derechos humanos de la víctima.
El régimen de Julio César Turbay Ayala fue uno de esos regímenes emblemátiocos en aplicar la tortura. Las torturas en las Caballerizas de Usaquén son de ingrata recordación para los colombianos. De ellas no se escaparon ancianos, niños, mujeres, quienes sufrieron la tortura de los «civilizados» miembros de la institución castrense al ser señalados de «auxiliadores de la guerrilla». Entre ellos citamos al poeta comunista Luis Vidales y el exilio de Gabriel García Márquez.
Es de señalar que durante este gobierno se dispararon todas las alarmas internacionales sobre la situación de violación de derechos humanos en Colombia, que motivó que ese perído fuera llamado el Ciclo de la Tortura. En 1980 fueron asesinadas 99 colombianos, desaparecidos 13, torturados 281 para un total de 399 y ya en 1982 son 504 los asesinados, 149 desaparecidos y 259 torturados, para un total de 912, con un consolidado en solo dos años de 1.311 casos.
La tortura está presente en las otras violaciones de derechos humanos practicadas en Colombia y por ello los casos que se registran como Tortura son casos típicos que deberían ser sumados a las torturas infringidas a los desaparecidos, los asesinados en masacres, y los torturados durante el desplazamiento forzado, a fin de dimensionar realmente la práctica de la tortura en ese país.
Al igual que todas las otras violaciones de los derechos humanos de los colombianos las estadísticas están muy dispersas y adolecen de incompletitud. Sin embargo, mostraremos las que hemos podido compilar.
Entre julio de 1998 y junio de 2003 se reportaron 1.593 casos de tortura. Entre julio de 2003 y junio de 2008 se reportaron 899 casos, de las cuales 502 fueron asesinadas, 299 sobrevivieron y 168 sufrieron tortura sicológica. La responsabilidad es del 92% del Estado, 50,6% por parte de agentes estatales y 42% atribuídos a los narco-paramilitares. A la guerrilla se le atribuyen el 7,4%. Sumando nada más las cifras de dos años de Turbay Ayala, las de los cuatro años de Andrés Pastrana y de Uribhitler hasta el 2008 tenemos un consolidado de 3.803 casos de torturas durante esos gobiernos. (1)
Con estas cifras mostramos apenas una radiografía de la práctica de la tortura en Colombia, lo cual muestra la aberración de las violaciones de los derechos humanos practicados por todos los gobiernos oligárquicos contra el pueblo. Con razón Alenadro Ángulo Novoa, S.J., dice:
«La práctica de la tortura es un refinamiento de la crueldad, la cual a su vez es una situación patológica del ser humano. No es humano que un ser humano se complazca en el sufrimiento de otro ser humano. Para semejante deshumanización se necesita, como lo propuso el Marqués de Sade, desinfectar el corazón y la mente de los humanos de toda la basura moral y religiosa que pudiera generar remordimiento por algo. Hay que erradicar la compasión, que supone el rechazo visceral a la indiferencia hacia el sufrimiento ajeno o, por lo menos, la renuncia irrevocable a usar a otro ser humano como medio para lograr los propios objetivos, aun los decentes. Usar a un ser humano es, como diría un famoso italiano, reducirse al nivel de “bípedos porcunos”».
Nota: (1) Informe sobre Tortura 2009 http://prensarural.org/spip/IMG/pdf/informe_sobre_tortura_2009_final.pdf
NotiColombia Press / www.anncol.eu