Imagínese un automóvil avanzando hacia el borde de un acantilado con su acelerador pegado al piso. Robert Perkins escribió esta metáfora para concienciar sobre “qué hará el cambio climático al grupo dominante de bacterias del océano conocidas como Trichodesmium”, según un estudio publicado en septiembre de 2015 en Nature Communications por investigadores de la Universidad de Carolina del Sur y del Instituto Oceanográfico Woods Hole.
Las Trichodesmium habitan en las partes más pobres en alimentos del océano, donde convierten el nitrógeno presente en su ambiente, en material disponible para otras formas de vida. Desde algas a ballenas, toda la vida marina necesita esos aportes de nitrógeno. En un artículo para The Guardian, Emma Howard citó a Eric Webb, uno de los investigadores del estudio que explicó cómo el proceso de “fijación de nitrógeno” hace de Trichodesmium “un agente de fertilización del océano abierto”.
El estudio evaluó los efectos de niveles elevados de dióxido de carbono sobre cientos de generaciones de Trichodesmium, reproduciéndose durante un período de cinco años a los niveles de CO2 previstos para el año 2100 por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC). En respuesta a la acidificación creciente del océano, las bacterias entraron en “sobremarcha reproductiva”, desarrollándose para crecer más rápido y para aumentar el aporte de nitrógeno a un 50%, divulgó Howard. Una consecuencia de esto es que el Trichodesmium podría consumir volúmenes significativos de alimentos que se hallan en cantidades limitadas en el océano, tales como hierro y fosforados, dejando sin lo suficiente para sobrevivir a otros organismos que dependen de los mismos nutrientes. Alternativamente, el Trichodesmium podría consumir los alimentos a una tasa que llevaría a su propia extinción, dejando a otros organismos sin el nitrógeno que las bacterias dejan como disponible para otros organismos. De cualquier manera, los efectos de los niveles elevados del CO2 sobre las bacterias podrían accionar efectos catastróficos sobre la cadena alimentaria marina.
Lo más significativo que encontraron los investigadores fue que incluso cuando las bacterias fueron sometidas a los niveles más bajos de dióxido de carbono, el Trichodesmium seguía “pegado en el carril rápido”, un hallazgo que Webb describió como “sin precedentes en biología evolutiva”. David Hutchins, autor principal del estudio, ha observado que “no es sano perder la capacidad de regular su tasa de crecimiento… Lo último que usted quisiera sería ir pegado a estas altas tasas de crecimiento cuando no hay suficientes alimentos alrededor. Es una estrategia perdedora en la lucha por sobrevivir”.
Las etapas siguientes de la investigación del equipo implican estudiar el ADN del Trichodesmium para entender mejor “cómo y porqué ocurre la evolución irreversible”. explicó Perkins.
Además de la cobertura observada aquí, el estudio de Nature Communications fue difundido por Grist, Reuters y, en la prensa corporativa, por el Washington Post.
Fotografía
El Trichodesmium o 'aserrín de mar' florece en la costa de Queensland, Australia. Fotografía: Alamy.
Fuentes:
Robert Perkins, “Climate Change Will Irreversibly Force Key Ocean Bacteria into Overdrive,” USC News (University of Southern California), September 1, 2015, https://news.usc.edu/85742/climate-change-will-irreversibly-force-key-ocean-bacteria-into-overdrive/.
Emma Howard, “Climate Change Will Alter Ocean Bacteria Crucial to Food Chain—Study,” Guardian, September 2, 2015, http://www.theguardian.com/environment/2015/sep/02/climate-change-will-alter-ocean-micro-organisms-crucial-to-food-chain-say-scientists.
Student Researcher: Ally Spero (Sonoma State University)
Faculty Evaluator: Carmen Works (Sonoma State University)