Las Máquinas Tragamonedas: de la diversión al vicio.

En Salud

Las máquinas tragamonedas son ya algo habitual en el paisaje de la región. ¿Un vicio o una entretención? Lo cierto es que no pasan inadvertidas.

Reclamos en Valparaíso, Arica, Rancagua, Santiago y ahora también en Concepción. Máquinas clonadas, “arregladas”. Muchos lo consideran uno de los vicios más populares. Otros, una estafa.

Resumen conversó con Quena. Una mujer trabajadora que vive con su pareja y sus dos hijas. Seducida por el juego, llegó a perder algo más que dinero. Ella nos contó su historia.


¿Cómo llegó a jugar a las máquinas tragamonedas?

Primero fue por novedad, por saber de qué se trataba. Por la publicidad muchas veces, donde salen los tragamonedas. Pero la verdad es que yo primero lo tomé como algo pasajero. Como una terapia; iba a las máquinas y me ponía a jugar, eso me ayudaba a olvidarme de mis problemas y me distraía.


¿Cuánto llegó a jugar diariamente?

Mira, si te dijera la verdad a lo mejor no me creerías. Primero empecé con $1000 ó $2000 y derepente perdía la plata y pensaba en ir a jugar al otro día, a ver si podía ganar. Imagínate, yo tengo un negocio y me jugaba las ganancias de todo el día y muchas veces me jugué el capital que tenía para mi mercadería. Llegué a jugar $150.000. Fue lo que más perdí. Me gasté la plata de mi capital, por poco no me fui a quiebra con el negocio.


¿Cuándo se dio cuenta de que era un problema?

Me di cuenta que era un problema cuando llegó un momento determinado en que estaba de brazos cruzados, que no tenía capital para trabajar, que no tenía la plata para mí casa ni para mis hijas. Llegó un momento que tuve que endeudarme y pedir plata a gente conocida. Es bien penca. Tu te sacas la cresta trabajando y vas a entregar la plata. Porque en realidad te están robando en tu cara.


¿Cómo lo veía su familia?

Fue igual que una drogadicción, por ejemplo, un drogadicto se oculta de su familia para que no lo sepan. Yo hacía lo mismo para que no se dieran cuenta que iba a jugar. Inventaba excusas cuando llegaba tarde; que pasaba para algún lado, donde una amiga, pero la verdad era que estaba jugando a las máquinas. Jugaba todo lo que tenía. Hace poquito supieron que yo estaba en eso.

Me gastaba $20.000, $30.000 en un rato, que era lo que ganaba en mi negocio. Derepente quedaba sin plata y me terminaba endeudando con los conocidos que también jugaban. Se pide prestado entre la gente que juega. Tú les dices; préstame plata si gano te la devuelvo, si no te la pago mañana. Llegó un momento en que tuve que devolver esa plata y me vi desesperada.

Incluso llegué a manipular a mi pareja por el juego.


¿Cómo logró bajar la intensidad y dejar de jugar?

Logré bajar la intensidad gracias a mi pareja. Cuando él se dio cuenta trató de ayudarme, de decirme que tenía que dejarlo, que era estúpido: que a lo mejor no me dañaba físicamente pero mentalmente me dejaba mal y además iba a quedar sin nada.

Llegaba la hora de cerrar el negocio y me daban ganas de jugar. Pensaba que podía recuperar algo de lo que había perdido los días anteriores, pero nunca fue así. En ninguna oportunidad.


¿Cuáles son las máquinas en las que jugaba?

Las más famosas son las que llaman frutillitas, el garage y todos esos. La gente está muy metida con esos juegos.


¿Lo considera un vicio peligroso?

Yo te diría que más que peligroso. Es un vicio que te deja mal. Te decepcionas de ti misma porque tú te metes en esto con tus cinco sentidos bien. Tú no pierdes tus sentidos, pero es como si algo te atrajera: estás todo el día pensando en jugar. Trabajas para ir a entregar tu plata.


¿Qué opina acerca de los que ganan plata con esto?

Yo creo que encontraron la forma más sutil de robarle a la gente. Le roban en su cara. Te presentan el juego como algo de habilidad y destreza, pero no tiene nada de habilidad, nada de destreza. Es una completa y absoluta estafa y lo comprobé por la cantidad de dinero que jugaba. Se supone que las máquinas están programadas y ellos las “sobre-programan” porque con la cantidad de dinero que echaba yo sola, la máquina debería entregar algo y nunca botó algo de plata.

Yo no conozco al dueño de las máquinas, pero si tengo entendido que en poco tiempo tiene como 7 u 8 locales que trabajan llenos de máquinas de él.

Quiero hacer un llamado de atención: no entiendo como el gobierno puede permitir este tipo de cosas. Como no ha sido posible sacar del centro estos negocios de las máquinas. Imagínese que tan solo yo, una persona, gastaba $15.000 diarios.

La gente se ilusiona cuando gana $6.000 pero resulta que en realidad ha gastado $10.000. Uno siempre va a perder. Al final te quedas sin ni uno, ni para el pasaje.

Yo conozco a una persona que trabajaba vendiendo cosas en los carritos del centro que quebró por gastarse todo el dinero en las máquinas.


¿Qué tipo de gente va a jugar?

Va harta gente humilde, gente trabajadora. Pero la verdad va de todo porque me he topado hasta con dueños de locales de repuestos, eléctricos, Profesoras, asesoras del hogar, de todo. Se forma todo un ambiente.

Me gustaría decirle a la gente que despierte, que abra los ojos, porque nunca van a ganar. Si una persona gana un día no significa nada respecto de todo lo que ha perdido. Ellos juegan con las ilusiones de las personas, juegan con tu autoestima y te hacen caer bajo. Es como todo tipo de droga: no cuesta nada entrar, pero salir es difícil.


Según la OMS La ludopatía es un trastorno del comportamiento, entendiendo éste como expresión de la psicología del individuo consistente en la pérdida de control en relación con un juego de apuestas, llevándola a la categoría de enfermedad crónica  en el apostador y/o jugador obsesivo.

 

El 21 de Agosto sólo en el sector centro norte de Santiago se destruyeron 43 máquinas clonadas.

Se supone que las máquinas están programadas para que entreguen el 85% de lo que reciben, pero muchas de estas máquinas están “arregladas” y dan mucho menos.


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