Leia, una princesa no tan princesa.

Por Gabriel Alarcón / resumen.cl

La reciente muerte de Carrie Fisher a sus 60 años ha conmocionado a los fanáticos de la saga de Star Wars así como al mundo del cine. Este pesar generalizado se produce porque Fisher encarnaba uno de los personajes más estimados en la saga, la Princesa Leia Organa. Lamentablemente para Fisher, nunca pudo superar que su nombre estuviera ligado a este personaje, pese a tener una carrera en el mundo del cine con más de 67 películas, incluida la ganadora de tres premios Oscar “Hannah y sus hermanas” dirigida por Woddy Allen. Pero esto a Fisher pareció no importarle, sentía aprecio por su personaje y llevó muchas veces orgullosa la bandera de la mítica princesa rebelde de la galaxia por muchos lugares.

Ante el talento de Fisher, cabe preguntarse ¿por qué nunca pudo desmarcarse de Leia? Personalmente creo que es difícil encontrar en un universo tan comercial, lleno de merchandising y material suplementario, un personaje femenino tan atractivo como la Princesa Leia.

En el Episodio VII de la saga “El despertar de La Fuerza” fue muy valorado que el personaje principal -la heroína- fuera Rey (Daisy Ridley) pero pocos hacen énfasis en que por allá en los difíciles años setentas, Leia fue la primera princesa en salirse del tradicional relato de la joven doncella que necesita ser rescatada.

Haciendo un breve análisis, Leia, esta princesa vestida de blanco, es la primera en enfrentar sin miedo a Darth Vader, el terrible villano de la galaxia, lo amenaza y se burla de él llamándolo “mascota del Emperador”, soporta las torturas ejercidas por éste sin revelar la información que buscaba y cuando se ve en un dilema tan importante como la destrucción de su planeta natal o revelar información sobre su grupo, nunca traiciona a la rebelión. Como planteaba, no es ningún sentido la clásica damisela en apuros, pues al notar que sus rescatistas no son mas que unos aficionados a la aventura, no duda en asumir el control de la misión y liderar su propio rescate. Es que Leia desde el inicio de la saga tiene algo incuestionable, su independencia y su inteligencia que no la hacen superior a sus amigos de batalla, pero que la mantiene en igualdad de condiciones hasta el final.

En “El Imperio Contraataca”, ya como comandante de la nueva base rebelde, Leia no cede a las presiones de cortejo de Han Solo (Harrison Ford), por el contrario, le demuestra que no tiene el control de sus emociones y aunque se empieza a generar un lazo entre ambos, es Leia quien­­­­ decide expresar sus sentimientos (rompiendo con ese tonto cliché de los cuentos en que los hombres deben declararse), en aquel icónico diálogo: “Te amo -  Lo sé”. Más adelante observa sin remordimientos como Chewbacca estrangula a Lando por su traición y al final de la película ésta sugiere volver por Luke, siendo ella quien finalmente salva a su hermano de morir en la fatídica batalla con Darth Vader.

Finalmente, en el Episodio VI de Star Wars “El regreso del Jedi”, Leia toma los fierros y va a salvar a su amando de la carbonita en que estaba prisionero de Jabba el Hutt, quien también la captura para esclavizarla sexualmente, pero a quien logra vencer estrangulándolo con las mismas cadenas que la subyugaron. Es herida en batalla en la luna de Endor, pero sigue peleando, no le ruega amor ni auxilio a Han Solo y es él quien debe entregarse a la relación. Mucho mejor, en la última entrega estrenada a finales de 2015, nos enteramos que tampoco su matrimonio fue el típico sueño romántico, sino que estuvo lleno de los errores que una mujer con su pujante lucha pudo cometer y que pese a las dificultades en su vida personal, la ahora veterana Generala Organa se convirtió en la líder de la Resistencia.

El cine, sin duda en su plataforma más comercial, difícilmente nos ha entregado personajes femeninos tan fuertes, una heroína de verdad alejada de la sexualización y el romance idílico. Es por eso que la Princesa Leia no sólo es uno de los personajes más queridos de Star Wars, sino que es también un paradigma dentro de una industria que banaliza el rol de la mujer, y que buscaba estandarizar su figura en la casa, la crianza de los hijos, el amor y el consumo, por eso me parece justo entregar el mérito a la recientemente fallecida Carrie Fisher de darle vida a este personaje, llevarlo tantos años y romper con muchos cánones imperantes.

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