Artículo de Archivo de Resumen.cl
El caso de las licencias médicas ha sido la mentira mediática más exitosa de los últimos años.
Ello porque se partió señalando que había una cantidad gigantesca de licencias médicas falsas. Lo que está profundamente errado, pues como nos señala Jorge Retamal, asistente social y experto en el tema, las licencias médicas cuestionadas representan solo un 1% de las licencias médicas emitidas. O sea el otro 99% estarían justificadas. Por lo tanto, hubo una intencionada inversión de los hechos al haber construido un escándalo mediático de algo que es ficticio.
Por otra parte, las licencias médicas no pueden ser falsas. Jurídicamente es imposible, porque lo que hace el trabajo médico puede ser mal realizado, pero no falso.
Puede ser extendida con nulo o escaso fundamento médico. Y serían formularios mal ejecutados pero no licencias.
Tampoco pueden ser fraudulentas porque fraude implica que los médicos hayan lucrado con las licencias, lo que nunca se ha demostrado.
A quienes se debe investigar por estos casos, es a los médicos COMPIN y Contralores de ISAPRE, pues ellos son los que emiten las llamadas “licencias seguras” (que no son rechazadas porque son ellos mismos quienes las emiten y las fiscalizan). A ellos no los investiga nadie. Se debería indagar en los últimos años y no solo los últimos meses- pues del escándalo que se venía ya estaban avisados- la cantidad de licencias que ellos han emitido.
Además, hay evidencias que señalan que médicos contralores de ISAPRE mandan digitalizada su firma desde Santiago, la que se utiliza en regiones para rechazar licencias a mansalva sin que se pueda comprobar que un médico la está rechazando.
Formulario y Licencia.
Quien emite la licencia médica no es el médico tratante, sino la entidad encargada de ello, o sea la COMPIN o la contraloría de las ISAPRE. El médico solo realiza un formulario que es el papel que el médico llena cuando usted lo visita y que luego, tras la actuación de la entidad que fiscaliza, se transforma en licencia.
Por ello, la responsabilidad de los médicos es mucho menor a la que se presentó frente a los medios.
En consecuencia, si un reposo médico tiene un costo que debe pagarse, es porque pasó la revisión reglamentaria, esto es, la licencia no existe porque haya sido emitida por un médico, sino porque fue aprobada por una comisión contralora. Por ello el problema no está en los médicos, sino en las ISAPRE y el COMPIN.
El verdadero escándalo: Los juicios en la Corte de Apelaciones de Concepción.
Jorge nos señala que la SEREMI de Salud del Bío Bío, contrato como médico COMPIN a Tito Forero Vernot: un médico colombiano, que difícilmente tiene competencias para trabajar en el sistema de salud chileno, no precisamente por ser colombiano, sino que por su nacionalidad es probable que sepa más del funcionamiento del sistema de salud colombiano que del chileno.
Solo en el año 2009 “es posible observar unos 31 fallos en que se señala que éste médico, mediante actos arbitrarios e ilegales, ha violentado garantías constitucionales tales como la protección de la vida e integridad física de las personas y el derecho a la salud de un sinnúmero de chilenos enfermos.
¿Un médico extranjero contratado por el Gobierno para vulnerar impunemente garantías constitucionales de los chilenos? ”
En los 31 fallos, el gobierno ha pagado a través de la Seremi penquista, como señala Jorge: “sin rubor alguno”. Faltas que se vuelven a cometer una y otra vez rechazando licencias injustificadamente.
Si usted lleva esperando más de 7 días para la autorización de su licencia médica, esa licencia médica por ley, debe ser autorizada. Aunque al 8º día salga rechazada, la COMPIN está obligada por ley a autorizar la licencia.
Eso muchas veces se evade. Y lo más fraudulento de todo esto, es que la plata de la licencia que exige el trabajador, no la paga el empleador, ni la COMPIN, ni la ISAPRE: la paga él con su mismo sueldo. Que no le entreguen su dinero de la forma adecuada y en el plazo correspondiente es una conducta gravísima y que puede ser llevada a juicio.
Por el lado de las ISAPRE, no son mejores sus conductas: el 60% de los rechazos infundados de licencias corresponden a su contraloría.
Y por otra parte, las denuncias contra las ISAPRE han subido a cerca de un 300%.
Las verdaderas beneficiadas: las AFP.
Llama la atención la gran cantidad de licencias médicas de pacientes crónicos. El gobierno ha protegido la tasa de siniestralidad de las AFP, dificultando el acceso a las pensiones. Jorge nos cuenta que: “Debe ser cierto que las licencias se han cuadruplicado pero, no se nos dice cuantos trabajadores mayores de cincuenta años, enfermos, permanecen laboralmente activos, gracias a estas sanaciones legalmente producidas en sesiones secretas.” Pues: “Cuando todos los chilenos estaban aún trasnochados por las festividades de fin de año, el 2 de enero de 2003 se publicó en el Diario Oficial nuevas Pautas de funcionamiento de la contraloría y de la COMPIN.
Altamente subjetivas y sin el rigor anterior aparece, entre otras modificaciones, que una enfermedad cardíaca que para el Gobierno Militar ocasionaba derecho a pensión, para el presidente socialista (Ricardo Lagos) éste enfermo debía seguir trabajando, al rebajar esa ponderación a menos del 49%. Modificación realizada en sesión secreta por una Comisión cuyos integrantes se desconocen, en un régimen que predica la transparencia.”
Estas políticas se traducen en que haya una cantidad enorme de trabajadores enfermos obligados a trabajar por un sistema nefasto, que por beneficiar a las AFP, los retiene hasta dejarlos como pacientes crónicos por poner trabas a su legítimo derecho a pensionarse.
El gobierno optó “por la sanación y mejoría mediante la rebaja por decreto de las ponderaciones de los impedimentos”. Eso significa que por ejemplo, si usted tiene una enfermedad que le impide el esfuerzo físico, como un problema circulatorio, esa enfermedad no alcanza el puntaje suficiente como para que pueda optar a su pensión.
Aunque una enfermedad lo tenga al borde de la muerte, debe seguir trabajando pues el sistema permite, legal e ilegalmente, que haya trabajadores con enfermedades crónicas laborando, antes que pensionarlos para tener una vejez digna.
Este es el oscuro panorama que tenemos por estos días para nuestros trabajadores y su salud. Pero que la situación permanezca así depende solo de nosotros, de la abierta denuncia de un sistema perverso de explotación social y su transformación en un verdadero sistema de seguridad social.
Foto: Plebiscito por la Salud.