El jeque Ziad Daher es representante político de Hizbullah en Saida, un enclave suní al sur de Beirut donde se ubica también el Ain El Hilweh, el principal campo de refugiados palestinos en Líbano. Desde su despacho, ubicado en un centro religioso a las afueras de la localidad (y protegido con fuertes medidas de seguridad debido a los últimos atentados sectarios ocurridos en la zona), analiza el papel de la formación dirigida por Sayyed Hassan Nasrallah en los conflictos de Gaza y Siria.
Hizbullah se encuentra en el epicentro de una región en permanente conflicto y juega un papel clave, tanto como baluarte de apoyo a la resistencia palestina como a la hora de defender al Gobierno sirio dentro de la guerra que desangra el país desde hace tres años. La ofensiva israelí en Gaza permitió comprobar hasta qué punto la milicia chíí, liderada por Sayyed Hassan Nasrallah, constituye una inspiración para Hamas, la Yihad Islámica e incluso las brigadas de Abu Ali Mustafá, brazo armado del FPLP. Sin embargo, el frente para Hizbulah no está al sur de Líbano, sino al este, en Siria, e incluso en el propio país del Cedro, donde, por el momento, se mantienen los frágiles equilibrios que evitan la confrontación en un país dividido. La irrupción del Estado Islámico es ahora la principal amenaza, que la formación chií se muestra dispuesta a combatir pese a que en los últimos tiempos algunos de sus feudos en Líbano han sido atacados.
Los bombardeos de Israel contra Gaza se han sumado a la guerra siria, que parece no tener fin. ¿Cómo analiza el contexto actual en Oriente Medio?
El problema es que hoy en el mundo existen dos campos. Por una parte están EEUU, Israel y ciertos países árabes, que ejercen como intermediarios. Por otro, el campo de la resistencia. Allí se encuentran quienes luchan por la libertad y entre ellos están Siria, Irán o Venezuela. La gran meta para Washington y sus aliados es terminar con la resistencia, arrebarle su espíritu. Somos conscientes de que Oriente Medio, donde disponemos de muchas riquezas, es el terreno principal de un conflicto entre ambos campos. Esta es una zona caliente y lo seguirá siendo durante décadas. Establecer aquí a Israel tuvo también el objetivo de eliminar el espíritu de la resistencia de la conciencia de los pueblos, así como someterles a Occidente. Todo lo que vemos hoy en día en Siria, en Irak o en Palestina son ejemplos de esta confrontación. En este contexto, los objetivos del imperialismo son claros. Primero, mantener la seguridad de Israel. Segundo, controlar la riqueza de la zona, especialmente el petróleo y el gas. Tercero, bloquear la resistencia. No obstante, el proyecto de resistencia sigue adelante y ha logrado hacer frente a esta amenaza, utilizando todos los métodos disponibles, tanto políticos como militares. Lo que está ocurriendo en la zona forma parte de un plan para enfrentar al proyecto de la resistencia, debilitando a los gobiernos que la apoyan y favoreciendo a aquellos que son dóciles con EEUU. Por desgracia, el imperialismo ha logrado generalizar los enfrentamientos religiosos en Siria e Irak.
La agresión israelí contra Gaza ha puesto en evidencia que los grupos palestinos utilizan una estrategia similar a la puesta en marcha por Hizbullah en 2006. Sin embargo, Hamas llegó a sugerir que se abriese el frente del norte y esto nunca llegó a materializarse...
Que Hizbulah no entrase en un enfrentamiento directo no quiere decir que no participase en el conflicto. En los últimos años hemos trasladado toda nuestra experiencia, expertos y entrenamiento. Hemos introducido armamento y material y todo lo que hemos visto ahora es gracias a esta ayuda. De todos modos, si volvemos la vista hacia 2006, ¿podemos decir que los partidos en Palestina dieron la espalda a Líbano porque no abrió fuego? Es un sinsentido. Sabemos quién mantiene este discurso y los intereses de determinados regímenes árabes como Egipto. En lugar de dedicarse a lanzar estos mensajes, que entreguen armas y dinero a la resistencia palestina. Los palestinos ya tienen la decisión. No necesitan hombres o entrenamientos, sino armas y dinero.
Han transcurrido ocho años desde su última guerra contra Israel. ¿Cree que puede repetirse en el futuro un enfrentamiento de estas características?
Casi seguro que un día se producirá. Ellos están listos y nosotros también. Además, estamos seguros de que triunfaremos.
El líder de la oficina política de Hamas, Khaled Meshal, abandonó Damasco al comenzar la guerra en Siria. ¿Ha enfriado sus relaciones?
Es cierto que ante Siria tenemos diferencias. Pero en términos de resistencia, nunca hemos suspendido la ayuda a Hamas.
En Siria, Hizbullah sestá participando directamente en los combates y ha resultado clave para que el ejército de Bachar Al Assad recupere posiciones..
Nos vimos obligados a intervenir para mantener al Estado, porque apoya a la resistencia. Derrotar a Siria es derrotar una parte importante de la cadena de la resistencia. No teníamos otra opción. Además, no es un secreto que la oposición cuanta con muchos apoyos externos, tanto de los países del Golfo como del ejército israelí. Israel y grupos como Al Nusra o el Estado Islámico forman parte del mismo proyecto. Esto demuestra que el problema no era el régimen sirio, sino el proyecto. Lo que se busca es derrotar la cabeza de la resistencia. Esto también ocurre en Irak. Ahora que existen buenas relaciones entre Irak e Irán, EEUU trata de debilitar y dividir Irak buscando el enfrentamiento entre las distintas nacionalidades del país.
¿Qué debería ocurrir para que Hizbullah se retirase?
Que Siria vuelva a ser un país fuerte y que apoya a la resistencia. De todos modos, quiero puntualizar que suele hablarse de «interferencia», y no considero que sea un término adecuado. La «injerencia» implicaría que el Gobierno sirio estuviese en contra, pero nuestra presencia en Siria es porque el régimen así lo solicitó.
La guerra en Siria se alarga ya durante tres años y ha causado decenas de miles de muertos. ¿Qué debería ocurrir para lograr una solución al conflicto?
Mientras sigan entrando militantes y armamento a la oposición, el conflicto va a seguir. No obstante, si lo miramos con perspectiva, la situación es más favorable para el Gobierno sirio.
¿Cómo valora el papel de los países árabes en estos conflictos?
Hoy en día, los gobiernos árabes o están sometidos a EEUU o sufren problemas internos. Han perdido influencia en el mundo, se encuentran más divididos y han renunciado a derechos como reivindicar la causa palestina. El ejemplo más claro es el de Gaza. Tras 2.000 mártires, 10.000 heridos y cerca de 50.000 viviendas destruidas, el Consejo de Seguridad se ha reunido tres veces y la Liga Árabe nunca lo hizo.
Las guerras en la región han terminado derivando en conflictos sectarios, especialmente en Irak y Siria. ¿Cómo valoran la actual situación?
El objetivo de EEUU es provocar más división en el mundo árabe utilizando la religión. Esto ha provocado una fractura en la sociedad y un debilitamiento de los gobiernos. Me he referido a que el mundo se divide en dos campos: el imperialista y la resistencia. Otros sectores políticos plantean que un tercer campo podría ser el de los islamistas en el mundo árabe, como Al Qaeda, el Estado Islámico. Sin embargo, nosotros creemos que estos se encuentran aliados a Washington, ya que fueron formados por ellos. Su aparición está sirviendo a los intereses de EEUU.
Tras la irrupción del Frente Al Nusra, aliado de Al Qaeda en Siria, ahora toda la atención está centrada en el Estado Islámico, anteriormente conocido como ISIS. ¿Cómo valora la creación de este grupo?
Son un grupo que bebe del wahabismo, de Arabia Saudí. Pretenden llevar al mundo árabe a retroceder. Cortar cabezas, manos, el robo, vender a las mujeres como esclavas, las masacres, destruir las tumbas de personajes musulmanes o enterrar vivos a la gente... Esto es insostenible. No hay ser humano que lo aguante. Va en contra de lo que dicen las leyes musulmanas. Sus actuaciones sirven al proyecto del imperialismo. No obstante, creemos que se trata de un fenómeno temporal. Llegará el día en el que sean derrotados.
En los últimos tiempos se han reproducido atentados en zonas chiís de Líbano y se han producido enfrentamientos como la semana pasada en Arsal. ¿Teme que estos grupos traten de expandirse en el país y confronten con Hizbullah?
Jabat Al Nursa considera Arsal como una base de retaguardia. El Estado Islámico, sin embargo, lo ve como parte del califato y quieren controlarla completamente. De todos modos, no van a poder expandirse. Nuestra fuerza militar lo impediría y estamos listos para enfrentarnos con ellos.
Ha hecho hincapié en la existencia de un plan de contrainteligencia, dirigido por EEUU, para debilitar al mundo árabe y a la resistencia. Sin embargo, el estallido de la denominada «primavera árabe» vino acompañado de manifestaciones populares. ¿Cómo valora estas marchas?
Todo lo que ocurrió en un primer momento, especialmente en Túnez y Egipto, fueron protestas para reivindicar más derechos. Nosotros no hemos mantenido dos visiones diferentes a la hora de analizar estos movimientos, sino que tenemos una única lectura. También es cierto que el contexto es diferente en Siria, especialmente por dos cuestiones básicas. En primer lugar, hay que tener en cuenta que Damasco trató de implementar mejoras. En segundo, que se mantiene en contra de Israel. Por eso seguimos apoyándole. El campo del imperialismo quiere poner a su servicio a todos los pueblos. Por eso impusieron la denominación «tercer mundo», para decir que son incultos, que no tienen futuro, que sean perseguidos y se pongan al servicio del imperialismo.
¿Ha cambiado su relación con Irán desde la elección de Hasan Rouhani?
Rouhani tiene un pensamiento muy cercano a Jomeini, estamos hablando de la ideología revolucionaria. La relación entre Hizbullah e Irán no ha cambiado. El mundo está dividido en el apoyo a Siria. Rusia y China apoyan políticamente, pero Irán es el que lo hace de forma directa, con armamento, y gracias a ello el régimen ha aguantado.
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