Ay Mamá Inés,
todos los negros tomamos café
canción popular cubana
El que los negros tomen café nunca ha sido un problema. El tema es donde tomarlo. El 10 de enero ha fallecido Franklin MacCain. Un negro que fue a tomar café donde no debía. McCain, Joseph McNeil, David Richmond y Ezell Blair Jr., estudiantes de la Universidad A&T de Carolina del Norte, fueron los iniciadores en Estados Unidos de protestas pacíficas que consistían en sentarse en las barras destinadas sólo para los blancos en cafeterías y restaurantes.
El 1 de febrero del 1960, los cuatro jóvenes entraron a la tienda departamental Woolworth’s de Greensboro, para comprar artículos escolares, después se sentaron en la barra de la cafetería para demostrar que esa era la única parte del establecimiento donde la segregación racial era una política establecida.
Los estudiantes, conocidos como el “Greensboro Four”, permanecieron hasta que la tienda cerró sin que fueran atendidos y continuaron regresando los días siguientes hasta que el número de manifestantes aumentó a casi mil al quinto día. Y siguió creciendo. A los 6 meses eran más de cinco mil en 14 ciudades diferentes.
Al minuto de estar sentados, en la primera acción, se acercó una mesera que les advirtió que se iban a meter en muchos problemas por sentarse ahí. Una mesera tan negra como ellos. Ellos siguieron sentados firmes en su posición. Una hora después llegó la policía. No sabemos de qué color era la piel de los gendarmes. Se paró detrás de ellos amenazándolos con su vara. Pero ellos no reaccionaron. Simplemente siguieron esperando que los atendieran. Al segundo día ya no eran ellos 4 sino que fueron 16. Al tercer día eran 63.
En todo momento fue una protesta no violenta. La violencia venía en todo caso del establecimiento y de la policía. Los insultaron. Los agredieron. Les derramaron café encima. Ellos jamás respondieron. Ese fue el secreto del éxito. Iban, se sentaban ahí, quietos.
La situación cambio cuando Jack Mouvie, de Asocieted Press, les tomó una foto que circulo por todos los Estados Unidos. Entonces a todos los negros les entró ganas de tomar café. Y hubo una invasión masiva de negros en restaurantes “para blancos” en 14 Estados. Llegaron a 5000. Y no quedó otra que, por fin, después de 6 meses de espera, servirles un café.