Los movimientos populares por la salud: Aportes para una propuesta de construcción política

IMG_8408Por Ciro Ibañez / Mesa Territorial de Salud de Talcahuano

Esta breve nota tiene por objeto alimentar la discusión política y social de los militantes populares y sus organizaciones, así como transmitir sintéticamente una reflexión sobre la construcción de organización popular en torno a la salud. Se aventuran ideas en torno a las características de la organización popular en salud pertinentes, en la perspectiva de aspirar también a ser parte constitutiva del movimiento popular en construcción. Se relevan ciertos aciertos, se esbozan problemas a enfrentar, y se señalan algunos desafíos para avanzar en constituir efectivamente un movimiento popular que aspire a una nueva salud pública, que tenga por objetivo mantener una población sana, en una sociedad sana.

Ideas generales en torno al problema de la salud y la organización popular

El dar cuenta de las iniciativas que de una u otra manera buscan poder relevar el tema de la salud pública, como una demanda social es de la mayor importancia hoy en día. Su importancia no radica sólo en la necesidad evidente y cotidiana para mucha gente de una mejor y oportuna atención sanitaria, sino también porque la demanda por el mejoramiento de la salud pública no ha logrado, aun, posicionarse en la agenda pública en general y en las organizaciones populares en particular.

Pero, ¿qué significa relevar el tema de la salud pública? Las respuestas son variadas, dependiendo de quién la responda. Pero lo que sí podemos observar es que el tema de la salud casi siempre es puesto en la agenda pública por la vía de los gremios de trabajadores de la salud, en sus distintos ámbitos de organización. En ocasiones también cobran importancia las asociaciones de usuarios, o de enfermos. Y, episódicamente, también el tema ha sido puesto en discusión por parte de académicos o expertos en temas sanitarios.

Lo que resulta relativamente evidente es que en general hay un gran ausente, y esas son las comunidades, los habitantes de los barrios y comunas. Pues bien, la experiencia de organización popular en salud llevada a cabo en la región del Bío Bío, ha puesto su acento en poder abordar de manera integral, y no parcelada, el problema de la salud, y por otra parte está intentando levantar organización popular por una nueva salud pública en conjunto con los trabajadores de la salud.

Abordar de manera integral el problema de la salud significa no sólo considerar distintos actores y sus opiniones, sino también poder integrar en la reflexión política las necesidades más inmediatas de la atención sanitaria, a la vez que se construye una reflexión colectiva acerca de las causas de la enfermedad, entendiendo que lo que debiera aspirar un “genuino” movimiento popular por la salud es a que la población se enferme lo menos posible, es decir, aspirar a una población sana, en una sociedad sana. Lo anterior es de la mayor importancia, pues es ahí donde radica el problema político de la salud, donde se entronca con los proyectos de sociedad que fundamentan la aspiración a una sociedad sana, y por cierto se contraponen al actual proyecto de sociedad imperante.

La organización popular en salud que se ha intentado levantar en la región, ha logrado agrupar a un segmento de dirigentes de prácticamente todos los gremios de trabajadores de la salud (Afusam, de la atención primaria; Fenats, de los trabajadores de hospitales fundamentalmente; y Fenpruss, de profesionales no médicos de hospitales), a dirigentes vecinales, monitoras de salud, miembros de los consejos de desarrollo o de los consejos consultivos de los Cesfam[1], colectivos estudiantiles, colectivos ambientales, centros culturales, radios comunitarias, centros de alumnos de carreras de la salud, Prais[2], entre otros. Todas estas iniciativas han tratado de articularse en la Mesa Regional de Salud. Se han realizada las más diversas iniciativas, tales como seminarios, diálogos entre trabajadores y usuarios, conversatorios, marchas, concursos de pintura, literarios, espacios de formación sindical, espacios de formación de lideres populares en salud, etc. Los espacios donde se han realizado estas actividades han sido plazas de barrio, auditórium universitarios y de hospitales, sedes sindicales, recintos parroquiales, sedes vecinales, etc. Todo lo mencionado ha sido refrendado por dos Congresos Regionales por la Salud realizados en los años 2012 y recientemente en agosto 2014.[3]

Muchas de estas iniciativas han permitido ampliar el radio de acción de las organizaciones territoriales, por cuanto se ha recurrido al apoyo de sindicatos de la región, por ejemplo de la Unión Portuaria de Talcahuano, del Sindicato de Huachipato, de Asmar, de Inchalam, entre otros, quienes han aportado por ejemplo con premios para los concursos de pintura y literarios, ha permitido conocer organizaciones que luchan contra proyectos contaminantes como el movimiento que se opone al proyecto Octopus[4], la contracara, humilde en todo caso, de estas iniciativas ha sido el apoyo de huelgas como la de los trabajadores portuarios, todo lo cual va articulando, lentamente, una suerte de movimiento popular en gestación.

Ideas para la discusión de un balance

Al momento de hacer un balance de lo realizado, una primera pregunta es si ¿las iniciativas han aportado algo a la organización popular?. A nuestro juicio, claramente la respuesta es si. Si, porque si bien la organización popular en salud existe hace mucho tiempo, ésta había estado más bien callada, y con la generación de espacios territoriales de organización en salud como las experiencias de Mesa Territorial de Salud Boca Sur, Mesa Social de Cañete, Comité por una Salud Digna de Arauco, Mesa Territorial de Talcahuano, Mesa de Salud de los Cerros de Talcahuano, Mesa Social de Salud de Chillan, que en conjunto con las organizaciones de trabajadores de la salud y ONGs, han generado con distinta intensidad y resultado iniciativas que se han expresado en el terreno de la organización, de las ideas, y de la movilización social.

En las ideas, ya que aunque menos visible y quizás menos desarrollado, se empiezan a esbozar reflexiones donde ya no se trata defender una salud pública, tal cual está, sino de aspirar a unaNueva Salud Pública, donde la participación popular en tanto ideario y praxis sea lo central; en el financiamiento, donde vamos entendiendo que la salud pública no es un regalo ni caridad estatal, sino que ella es financiada por los trabajadores y trabajadoras y sus familias; en las causas de la enfermedad, donde vamos comprendiendo que luchar por una Nueva Salud Pública significa no sólo luchar por una atención de la enfermedad adecuada, sino fundamentalmente luchar por una sociedad sana, es decir, por una vivienda digna, por una educación de calidad, por un medio ambiente libre de contaminación, por una alimentación sana y al alcance de todos y todas, por un transporte público digno y amable, etcétera.

Otro aporte, si bien modesto, por ahora, ha sido la movilización popular, en conjunto con los trabajadores, la cual se ha expresado fundamentalmente en la Atención primaria.[5] Así las cosas, se ha avanzado en el terreno de la organización popular, en el ámbito de las ideas, y en capacidad de movilización.

¿Y qué es lo que explica este conjunto de iniciativas?, Hay un primer acercamiento que dice relación con una necesidad latente por mejorar el sistema de salud, sin duda. Pero también una parte de la explicación se encuentra en la articulación de personas con mayor o menor experiencia o conocimientos, con o sin cargo dirigenciales, que han convenido en la importancia de generar un movimiento popular en torno a la salud, donde generosamente han puesto en común, esto es muy importante, sus experiencias, conocimientos, sus redes de contactos, recursos de variado tipo, donde las relaciones de colaboración, de horizontalidad, de fraternidad y honestidad han sido vitales para mantener la organización y la iniciativa. En este punto, es destacable la colaboración de Fundación Epes, Fundación Sol y el Periódico Regional Resumen[6], quienes han apoyado de forma significativa este germen de movimiento.

Sin embargo, el avance en todos los ámbitos mencionados es modesto, aún cuando hoy somos más que hace tres años. Los desafíos son inmensos. En organización se debe abordar el problema en al menos dos dimensiones. Una primera dice relación con el estado actual de la organización de los trabajadores de la salud, y aquí el problema fundamental es la fragmentación de las organizaciones de trabajadores, lo cual se explica en parte, por las características institucionales del sector salud, y por la “enfermedad” crónica del sindicalismo chileno durante las últimas décadas marcado por una gremialización e incluso en la estamentalización (existencia de gremios por profesión y oficio)[7], todo lo cual redunda en una jibarización de los propios gremios y en la falta de perspectiva política de las luchas sociales, tal como se ha observado durante las últimas décadas. Se requiere reflexionar entre trabajadores, de la atención primaria y secundaria-terciaria, entre profesionales y no profesionales. Pero para que el dialogo sea fecundo, en la perspectiva de una nueva salud pública al servicio de los trabajadores y el pueblo, se necesita urgentemente una camada de dirigentes de avanzada que coloquen los temas, a pesar de lo impopulares que pudieren ser en una primera instancia, sin duda éste será un proceso largo, pero ya empezó.

En segundo lugar, se requiere que estos mismos gremios y sus dirigentes de avanzada eleven el rol del dirigente sindical, y se conviertan en constructores de organización de trabajadores, más allá de lo que la ley les confiere, se requiere urgentemente de la democratización de los sindicatos, de la participación amplia de los trabajadores, se requiere que los sindicatos sean verdaderas escuelas de luchadores sociales, se requiere del despliegue de una pedagogía política que apunte a la dignificación del trabajador y sus familias y lo ubique en un rol central en la sociedad. Se requieren sindicatos y gremios que dialoguen con las organizaciones populares, que planifiquen juntos, que se generen espacios de colaboración y articulación. ¿Por qué no pensar en construir pliegos y demandas conjuntas entre trabajadores y pueblo organizado y esas demandas presentarlas al Estado o quien corresponda?.

En tercer lugar, sigue estando presente el desafío de ampliar la base de organización popular en salud a nivel territorial. Haciendo una analogía con los escollos que se observan a nivel de organización de trabajadores, en el ámbito vecinal o poblacional la organización es muy débil, las más de las veces cooptadas por los municipios, donde el o la dirigente cumple un rol de cadena de transmisión del municipio a los vecinos, estableciéndose muchas veces una relación clientelar. En ocasiones los dirigentes vecinales son refractarios a iniciativas de otras instancias de organización territoriales. En fin, a nivel territorial se debe avanzar en generación de organización, con o sin la venia de las Juntas de Vecinos, a nivel juvenil, de mujeres, de adultos mayores, de usuarios del sistema de salud. En estos espacios la temática de salud debe ampliar la mirada, relevando temas que aparentemente no tienen nada en común con la salud, piénsese en las áreas verdes, en transporte público, en la educación de los niños y jóvenes, en los problemas ambientales, etc. En ese sentido la multiplicación de las escuelas de formación de líderes populares en salud, son el sustrato inicial, como asimismo la necesidad de generar material pedagógico de fácil entendimiento y reproducción son vitales.

En el ámbito formativo y de las ideas es mucho lo que se debe avanzar, y se puede. Durante el año 2014 se han logrado establecer iniciativas colaborativas con algunos centros de alumnos de las carreras de la salud  de las Universidad de Concepción, en ese ámbito se han sumado a la reflexión sobre los problemas del sistema sanitario a algunos académicos, todo ello en un contexto de dialogo entre distintos actores. En este plano es importante ir avanzando en una discusión que permita ir “dibujando” los contornos de lo que sería un sistema de salud coherente con una población y una sociedad sana. Y esta construcción de proyecto será tanto más pertinente y significativa, cuanto más se avance en otros sectores de la sociedad, en cuanto a ir delineando el tipo de educación, el tipo de sistema de pensiones, el tipo de transporte, etc., en definitiva a lo que nos estamos refiriendo es la construcción de proyecto popular integral, al tipo de sociedad a la que se aspira, dentro del cual la salud es una parte.

Todo esto que hemos realizado debemos ir vinculándolo, creando espacios donde la organización en los barrios comparta con los espacios de organización de los trabajadores y los espacios de reflexión. Es esa la impronta: Organización, articulación, reflexión y movilización, la que dará frutos en cuanto a la construcción de organización popular ampliada, articulada, es ahí donde está la potencia política del movimiento, y eso es lo que hay que cuidar y desarrollar.

De esta manera, en el ámbito de la organización los desafíos son enormes, si se pudiere sintetizar, estos radican en cómo los actores nos vamos mentalizando en la necesidad de la articulación, de la participación, de la creación de nuevas formas de organización, donde la participación y protagonismo de todos y todas es la clave, la fuerza, hay que estar consientes que ello rompe en gran medida con la tradición jerárquica y poco participativa de la organización reglada que emana de los marcos legales.

En el ámbito de la movilización popular el desafío es inmenso, y este debe partir por un dialogo franco con las organizaciones de trabajadores, las cuales están llamadas a jugar un rol trascendental. De momento, los gremios son las organizaciones más fuertes dentro de lo que podríamos denominar “Movimiento Popular por la Salud en Construcción”, sin embargo, por lo general, éstos rara vez han considerado las demandas de la población en sus propios petitorios al Estado, el muchas veces excesivo gremialismo o corporativismo opera como un escollo a la hora de potenciar un movimiento por la salud inclusivo de las organizaciones populares. También en este ámbito se hace necesario concientizar, empatizar hacer parte del movimiento no sólo a algunos dirigentes, sino que a los propios trabajadores, algo se ha hecho, y se puede hacer más.

Las necesidades las conocemos, la voluntad está, sólo nos falta ponerle inteligencia colectiva a la articulación necesaria…

¡¡¡…Todas las luchas…una sola lucha…!!!

Notas

[1] Instancias institucionalizadas de organización adosadas a los establecimientos de salud instituidas por ley.

[2] Programa de atención de salud destinado a familias que sufrieron la persecución política durante la dictadura cívico militar de Chile.

[3] Adicionalmente, se cuenta con una página web:www.otrasalud.cl; y facebook de la Mesa Regional de Salud y de la Mesa Territorial de Salud de Talcahuano y de Boca Sur.

[4] Las temáticas ambientales y los movimientos que se gestan en torno a ellos debieran ser de la mayor relevancia para los movimientos por la salud, pues los vínculos entre equilibrio ecológico, o entorno ambiental y salud son muy fuertes, y muy documentados, y pueden ser una clave de articulación político social de enorme potencialidad, de acuerdo a la realidad de cada territorio.

[5] Esto no quiere decir que los trabajadores de los hospitales públicos no se hayan movilizado, lo han hecho y mucho. Sin embargo, es en la atención primaria donde se observa alguna participación de organizaciones territoriales en apoyo a sus demandas, no así en el caso de los trabajadores de hospitales. Esto se explica por las características de cada nivel de atención, no obstante esto, se debe avanzar en vincular las luchas de los trabajadores de la salud de los hospitales con los intereses más inmediatos de la población, expresados de alguna manera en las organizaciones populares y territoriales.

[6] www.resumen.cl

[7] A modo de ejemplo, en algunos hospitales existen gremios de enfermeras(os), de paramédicos, o de choferes.

(*) Ciro Ibáñez participa de la Mesa Territorial de Salud de Talcahuano. Las opiniones aquí vertidas corresponden a una opinión y no representan en modo alguno la posición “oficial” de las instancias de organización que se mencionan en el texto. No obstante lo anterior, se agradecen los comentarios que recibí de algunos compañeros como Lautaro López, Director de EPES-Talcahuano; Jorge Figueroa, Presidente de la FENATS regional VIII región; Nelson Reyes, dirigente Ferfusam IX región; y la compañera Ana María Vidal, Presidenta AFUSAM-Higueras Talcahuano, con quienes alcance a compartir un borrador del documento que se entrega. Esta es una versión revisada del artículo disponible en: http://www.epes.cl/2014/12/los-movimientos-por-la-salud-en-chile-una-reflexion-desde-la-experiencia-de-la-region-del-biobio/.

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