[resumen.cl] La acuicultura industrial busca posicionarse a gran escala en la costa de la región del Biobio. 11 proyectos en la costa de Ñuble ya ingresados en el Servicio de Evaluación Ambiental y más de 70 solicitudes acuícolas en las provincias de Concepción y Arauco, ya han sido solicitadas a la Subsecretaría de Pesca. La salmonicultura industrial, que requiere un gran volumen de insumos alimentarios desde la agroindustria y la pesca industrial, ya generaba una fuerte presión sobre las poblaciones de peces y sobre los territorios que soportan cultivos agroindustriales en la zona centro-sur de Chile. Ahora, la expansión de esta industria hacia el Biobío y el Itata podría generar perturbaciones directas en los ecosistemas locales: incremento de las cantidades de materia orgánica en el fondo marino, aumento de la carga de nutrientes en el ecosistema, liberación de desechos líquidos y sólidos, modificación de la biodiversidad marina y facilitación para la dispersión de enfermedades propias del hacinamiento de estos peces cultivados.
En febrero pasado se ingresó al Servicio de Evaluación Ambiental 11 proyectos acuícolas de la empresa Inversiones Pelícano S. A. frente a la costa de la provincia del Ñuble. De acuerdo a información emitida por la propia empresa en su Declaración de Impacto Ambiental, los proyectos consideran en conjunto una producción cercana a 33.000 toneladas de salmones, 20.900 toneladas de cojinova, 5.500 toneladas de mitílidos y 1.100 toneladas de algas por cada ciclo productivo, que va entre los 7-9 meses hasta los 15-17 meses, dependiendo de cada especie. El titular del proyecto es Mark Robert Stengel Uslar, quien es sobrino de Jan Stengel, director de la pesquera industrial Camanchaca, una de las empresas que explotó por décadas a las poblaciones de peces en la zona oceánica adyacente a la región del Biobío y que hoy se dedica fuertemente al rubro salmonero. [1]
Inversiones Pelícano S. A., está promocionando este proyecto experimental que cuenta con un “disfraz tecnológico” de policultivo offshore (frente a la costa). El proyecto ha sido fraccionado intencionalmente en 11 proyectos independientes donde cada uno es una copia idéntica del otro. [2] Los proyectos cubren toda la costa de la provincia de Ñuble, desde el sector de Mela en la desembocadura del río Itata, hasta el noroeste de la localidad de Buchupureo. (Ver infografía)
Desde la publicación de los proyectos en el diario oficial, los propios vecinos de la costa de Ñuble, en un amplio movimiento ciudadano compuesto por pescadores artesanales, la agrupación "Todos Somos Cobquecura", organizaciones funcionales de la comuna y ONGs de conservación marina, se organizaron para dar argumentos sociales, culturales y científicos a las autoridades, advirtiendo el peligro que podría traer consigo la instalación de esta industria en la región.
Francisca Sepúlveda, parte de la comisión técnica de la agrupación "Todos Somos Cobquecura" señaló que “Nosotros como ciudadanos no pudimos hacer ninguna observación en un principio, por ser una Declaración de Impacto Ambiental. Por eso nosotros creamos las observaciones técnicas y después las entregamos al SEA a través del municipio. Posteriormente, nosotros hicimos cartas mediante organizaciones de Cobquecura, juntas de vecinos, pescadores, etc. Es importante destacar que fuimos nosotros quienes solicitamos que hubiera participaciones ciudadanas, ya que que Mark Stengel declaró al diario La Discusión de Chillán que siempre quiso acercarse a la comunidad y al contrario, fuimos nosotros los que solicitamos una participación ciudadana o sino hubiera pasado [desapercibido] este proyecto”.
De esta forma, se realizaron instancias de participación ciudadana (PAC) en las comunas de Cobquecura y Trehuaco. La consultora contratada por la empresa (Geogama) expuso el proyecto a la comunidad. “Los cobquecuranos empezamos a estudiar las Declaraciones de Impacto Ambiental para hacer críticas al proyecto, de forma autodidacta... Pero no tenías que ser experto para darte cuenta que las declaraciones eran puro copy-paste, estaban mal hechas y en el momento que ellos fueron, no esperaban ver a la comunidad tan preparada porque no era solamente una sola persona, había mucha gente que tenía más argumentos que ellos y se retiraron de la última participación en Cobquecura, se retiraron...” afirmó Francisca.
Una de las preocupaciones de la población de Cobquecura es que la operación de los centros de cultivo genere trastornos en el comportamiento de las colonias de lobos marinos en la comuna. Estudios reportan la poca evaluación de los efectos de la industria salmonera en mamíferos marinos. Con los cambios en la disponibilidad de alimento a causa de la producción acuícola, lobos marinos del género Otaria que viven en torno al Santuario de la Naturaleza Islote Lobería e Iglesia de Piedra, podrían acercarse al perímetro de los centros de cultivo. Ataques a esta especie por parte de guardias armados son frecuentes en la industria salmonera, tanto así que en el año 2012, la Subsecretaría de Pesca autorizó cuotas de captura con la intención de legalizar y regularizar esta práctica. [3]
[caption id="attachment_27616" align="alignnone" width="760"] Jornadas de Participación Ciudadana en Cobquecura, febrero de 2016.[/caption]Por otra parte, todos los sitios donde buscan emplazarse estas industrias, presentan condiciones oceánicas de mar abierto, donde las instalaciones no contarían con la protección de fiordos y bahías, como en la zona sur del país, donde esta industria se ha desarrollado. Esta condición también ha generado preocupación en la costa de Ñuble ante la posibilidad de accidentes graves durante condiciones climáticas adversas, en caso de marejadas o durante un eventual tsunami.
[caption id="attachment_27617" align="alignnone" width="800"] Marcha en Trehuaco el 4 de mayo de 2016. Fuente: Facebook Trehuaco Informa.[/caption]El jueves 5 de mayo, más de 2 mil manifestantes de las comunas de Coelemu, Trehuaco, Quirihue y Cobquecura, marcharon en el sector de puente Itata demostrando un profundo rechazo a los proyectos acuícolas.
Solicitudes de salmonicultura en las provincias de Concepción y de Arauco.
En marzo pasado, 5 empresas de salmonicultura ingresaron 72 solicitudes en los registros de la Subsecretaría de Pesca para instalar centros de cultivo en toda la región del Biobío. Las compañías solicitantes son Caleta Bay que ha realizado 28 peticiones, Cultivos Marinos Lago Yelcho que ha presentado 24 requerimientos, Congelados Pacífico con 14 solicitudes, también Cermaq (ex Mainstream) que busca instalar cinco centros y por último; Marine Harvest que ha ingresado una solicitud. Hasta ahora, en Lebu, hay 26 peticiones de instalación en el mar y que luego continuarían con su proceso de producción en tierra. En Tirúa hay 22, en Cobquecura 11, en Cañete 16, en Tomé 12, en San Pedro de la Paz 12, en Arauco 11, en Coronel 10, en Hualpén 6, en Coelemu 4, en los Álamos 4 y 2 en la comuna de Trehuaco. [4] La aprobación final de estos proyectos depende de las autoridades de turno y del manejo político de estos. Una de estas instancias es en la Comisión Regional para el Uso del Borde Costero (CRUBC), la cual es integrada por más de 50 representantes de diversas organizaciones regionales y de gobierno, tales como la Intendencia, las gobernaciones provinciales, pescadores artesanales, comunidades Mapuche-Lafkenche, Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), Sernapesca, Subpesca, Seremis y Municipalidades de las comunas costeras. Finalmente, la instancia resolutiva pasa por los ministros de turno y el Intendente de la región, evidenciando la carencia de instancias que otorguen poder de decisión a la propia comunidad y no a las autoridades, frecuentemente coludidas con la industria extractivista.
Pese a esto, varios alcaldes de comunas costeras de la región del Biobío, ya se han declarado en contra de estos proyectos, tales como Osvaldo Caro (Cobquecura), Luis Cuevas (Trehuaco), Laura Aravena (Coelemu), Adolfo Millabur (Tirúa), Cristián Peña (Lebu), Abraham Silva (Cañete), Mauricio Alarcón (Arauco) y Leonidas Romero (Coronel), quienes han declarado que se oponen a la llegada de estos centros de cultivo y prefieren potenciar la pesca artesanal, el turismo local y los cultivos de bivalvos, señalaron.
La salmonicultura industrial ya demandaba desde la Región del Biobío un gran volumen de insumos alimentarios desde la pesca industrial y la agroindustria. Aproximadamente 7 toneladas de peces silvestres son necesarias para producir suficiente harina de pescado para alimentar la producción equivalente a una tonelada de salmón, lo que ha generado una fuerte presión sobre las poblaciones de peces en toda la zona centro-sur de Chile, contribuyendo directamente al colapso de muchas de ellas. En la zonas industriales de Lota-Coronel y San Vicente-Talcahuano, gran parte de la producción de harina de pescado tiene como destino la alimentación de salmones en centros de cultivo. [5] En la Región de la Araucanía y utilizando los territorios que soportan cultivos industriales de soya, trigo, gluten, avena, raps y lupino, se destinan 50.000 hectáreas solamente para cultivo de salmones, en un trabajo conjunto agroindustrial y salmonero con negocios por cerca de US$160 millones. Cerca de la mitad de los alevines (juveniles salmónidos) de la industria salmonera de producen en la región de la Araucanía, donde se concentra también el 30% de la producción de salmón en Chile. [6]
Impactos ambientales de la acuicultura industrial y salmonicultura
Los impactos de la acuicultura industrial se manifiestan principalmente como cambios en las condiciones físico-químicas del ecosistema o en cambios en la estructura de la comunidad biológica del fondo marino. [7] Los centros de cultivo de salmonicultura presentan un alto riesgo de impacto por bio-depósitos (fecas de peces y comida no ingerida) en los sedimentos, impacto de acumulación de metales pesados en las comunidades bentónicas (fondo marino) e impacto de componentes terapéuticos en organismos silvestres. Además, los cultivos representan un riesgo moderado de efectos fisiológicos en organismos del ecosistema, debido a los bajos niveles de oxígeno disuelto en la columna de agua, efectos tóxicos debido a acumulación de H2S (sulfuro de hidrógeno) y amonio (desde los bio-depósitos), efectos tóxicos de blooms algales, cambios en la comunidad biológica del fondo marino, proliferación en el ambiente acuático de organismos patógenos para humanos, proliferación de organismos patógenos para peces silvestres e incremento en la incidencia de enfermedades entre los peces silvestres. [8]
Para el cultivo de peces como Salmo salar, el enriquecimiento orgánico del fondo marino es el impacto más frecuentemente reportado. [9] Tan solo una pequeña proporción del carbono suministrado a los peces es utilizado como alimento, mientras que la mayor parte cae al fondo oceánico en forma de pellet, es decir, comida no ingerida por los peces, además de fecas. [10] En salmónidos, del total de elementos ingresados al sistema de cultivo, un 29% de carbono, un 23% de nitrógeno y 47–54% de fósforo pueden perderse en forma de partículas y terminar en el fondo oceánico. [11] La acumulación de estos componentes orgánicos en los sedimentos incrementa su contenido de materia orgánica, afectando los patrones biogeoquímicos y las comunidades biológicas en el fondo marino [12] impactando negativamente en la biodiversidad bentónica [13] Este proceso es mucho mayor cuando los centros de cultivo se encuentran en zonas intermareales o de baja profundidad, ya que las condiciones oceanográficas, la fuerza de las corrientes de marea se reduce significativamente, lo que favorece la acumulación de materia orgánica. [14] Estudios en centros de cultivo offshore muestran menores impactos en comparación a centros de cultivo en fiordos y canales interiores, debido a una mayor dispersión de partículas y productos de desecho. Sin embargo, se ha reportado que en centros de cultivo sobre 230 metros de profundidad, existen incrementos en las tasas de sedimentación, a distancias de más de 900 metros del centro de cultivo, sugiriendo que en sistemas offshore y de aguas profundas, los centros de cultivo pueden inducir enriquecimiento de los sedimentos en grandes áreas. [15]
La acumulación de estos efluentes desde los centros de cultivo pueden contribuir a la eutroficación y el enriquecimiento de nutrientes en sistemas pelágicos y causar enriquecimiento orgánico en el fondo marino. [16] El enriquecimiento orgánico excesivo debido al cultivo industrial acuícola, puede modificar las condiciones del sedimento [17] el cual puede cambiar la composisión y la biomasa total de las comunidades biológicas del fondo marino. [18] Las condiciones eutróficas en los sedimentos pueden resultar en anoxia (ausencia de oxígeno) y pérdida de la producción secundaria (animales, protistas, hongos y bacterias que consumen organismos fotosintetizadores) y biodiversidad [19] Varios estudios han reportado que las excesivas cantidades de nitrógeno desde la acuicultura industrial pueden causar eutroficación de los ecosistemas y mortalidades de peces y organismos bentónicos. [20]
Altos niveles de nutrientes tales como nitrito, amonio y fosfato reactivo y una alta densidad del fitoplancton ha sido reportada cerca de centros de cultivo industrial en distintas partes del mundo. [21] Por otra parte, la contaminación marina con elementos sólidos, como metales o microplástico, también puede tener altos impactos en los ecosistemas marinos, impactos que han sido escasamente estudiados en Chile.
Una industria en permanente crisis sanitaria
El manejo de cultivos centrados en la producción masiva de salmones para el mercado exportador, ha implicado el desarrollo y la propagación de una amplia serie de patologías en el mar austral de Chile. Para mantener un nivel de producción de más de 800.000 de toneladas anuales, la salmonicultura industrial utiliza grandes cantidades de antibióticos. En esta actividad, al igual que la ganadería y en la avicultura masiva, el uso profiláctico de antibióticos está dirigido a prevenir infecciones en poblaciones de animales altamente susceptibles debido a perturbaciones inmunológicas producidas por el hacinamiento, las manipulaciones y problemas dietéticos creados por su crianza en un sistema industrial. [22] En Chile, informes de Sernapesca han reportado que las salmoneras chilenas usaron 450.700 kilos de antibióticos el año 2013, 36 mil veces más que la industria Noruega o EEUU: es la cifra más alta para esta industria en todo el mundo.[23]
Desde hace una década, la industria salmonera viene presentando crisis sucesivas derivadas de su manejo sanitario. La proliferación del virus ISA en Chile [24] y la detección oficial del virus en 2007 se constituyó como el primer caso documentado en la historia del hemisferio sur. [25] Y debido a que las especies Salmo salar y Oncorhynchus kisutch fueron introducidas en Chile para su cultivo intensivo y que cada año se importaban millones de embriones de salmones desde Noruega y otros países, es altamente probable que la propagación del virus en aguas chilenas tenga origen en el propio manejo de la industria salmonera. En agosto de 2007 el brote de virus ISA se propagó desde un foco contenido en algunos centros de cultivo, a una gran epidemia que afectó a tres regiones del país y provocó millonarias pérdidas, derivando en la modificación de la Ley General de Pesca y acuicultura, donde el Estado le entregó concesiones marítimas a la banca privada en forma de pago por la deuda de más de 2.500 millones de dólares de la industria salmonera.
Otras enfermedades comunes en centros de cultivo de salmones en Chile son el Síndrome Rickettsial del Salmón (SRS) [26] y de la Necrosis Pancreática Infecciosa (IPN), además del Caligus o piojo del salmón, entre otras enfermedades parasitarias. Para intentar mantener a raya a estos parásitos, desde 2010, Sernapesca ha entregado autorizaciones para el uso de los pesticidas Cipermetina y Deltametrina entre otros, en centros de cultivo y engorda de salmones afectados por el Caligus. Existen múltiples denuncias de aplicación de “baños” intensivos a los peces, con concentraciones y frecuencias de aplicación al arbitrio de cada jefe de centro de cultivo. Los impactos ambientales de esta carga de antibióticos al ecosistema también han sido escasamente evaluados en Chile.
El modelo exportador de proteínas marinas potenciado con fondos públicos.
Actualmente, las cosechas anuales de peces cultivados en Chile bordean las 842.100 toneladas y se realizan en base a tres especies: salmón atlántico Salmo salar (610.000 toneladas), salmón coho Oncorhynchus kisutch (107.700) toneladas y trucha arco iris Oncorhynchus mykiss (124.500 toneladas) [27] En 2015, el sector salmonero en Chile reportó exportaciones por por US$3.527 millones, equivalentes a 590.208 toneladas. Sus principales mercados de exportación son: Japón, Estados Unidos, la Unión Europea, Brasil, Rusia, China y otros. La empresa AquaChile lidera el listado con US$429,9 millones, en segundo lugar está Cermaq Chile con US$398,8 millones, en el tercer lugar está Multiexport con US$287,1 millones, luego Marine Harvest (US$259,0 millones); Camanchaca (US$195,8 millones); Los Fiordos (US$179,3 millones); Grupo Austral (US$179,2 millones), Australis (US$156,7 millones); Granja Marina Tornagaleones (US$145,5 millones); y Blumar (US$137,3 millones) [28]
Durante las operaciones de la industria salmonera en Chile, el Estado ha facilitado estas millonarias ganancias mediante una serie de aportes subsidiarios y programas especiales. [29] Recientemente, el programa Corfo-Programa Estratégico Mesoregional (PEM) del Salmón, señaló que pedirá al Estado US$142,1 millones como aporte para inversiones en salmonicultura, para reunir un total de US$252,6 millones para el período de diez años que contempla dicho programa. El objetivo, según señaló el presidente del programa a la revista Aqua, Carlos Wurmann, es llegar al 2030 con una producción mínima deseable de salmón y trucha de 1,3 millones de toneladas. “A pesar que hoy pareciera una locura considerando lo que está pasando, la idea es cambiar desde ya la forma de producir para alcanzar esa cifra de manera sustentable” señaló. [30]
Las deficientes normativas ambientales chilenas y sus estamentos políticos que han favorecido el ingreso y el avance de estas empresas hacia la región del Biobío, son las mismas que les han permitido operar por décadas con total libertad en la zona austral, sin hacer esfuerzos mínimos para establecer regulaciones o calcular la capacidad de carga de los ecosistemas, todo para evitar frenar su expansión. La industria salmonera, al igual que un parásito que ha debilitado a su hospedador y necesita movilizarse -es decir, cambiar de hospedador para sobrevivir, buscar un ambiente nuevo, un norte comercial- hoy apuesta por entrar en la región del Bíobio, promocionando tecnología, sustentabilidad ambiental y apoyo técnico e institucional en su publicidad. Además, las características de los escasos puestos de trabajo ofrecidos por la acuicultura industrial y la salmonicultura, implican una fuerte precarización laboral, bajos salarios, vulneraciones de derechos de todo tipo y muy poca extensión en el tiempo debido a la degradación ambiental que genera esta industria. [31]
La población que hace uso del borde costero y quienes buscan proyectar su vida en un ambiente saludable y viable a futuro, ya se han opuesto a la llegada de esta nociva industria, planteando la urgente necesidad de decidir acerca de los modos de vida a desarrollar en el territorio. Hasta ahora, empresarios y autoridades políticas o académicas son quienes deciden el uso de los ecosistemas, persiguiendo los irreales objetivos de mantener en el tiempo -e incluso incrementar- los niveles de explotación ambiental en el mar chileno, manteniendo el control de las cadenas alimentarias marinas para la producción de capital y el desperdicio de biomasa, cuando millones de personas peligran ante el hambre por escasez o dependencia alimentaria a nivel global [32] y mientras ellos continúan con la modificación drástica de un ambiente en gran medida desconocido.
Referencias.
2 De acuerdo a lo declarado por la empresa Inversiones Pelícano S. A. ante el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), los proyectos que buscan instalarse en la costa de Ñuble son: Centro de Cultivo. Suroeste de Punta Santa Rita, Sector 1.; Centro de Cultivo. Noroeste de Río Colmuyao; el Centro de Cultivo. Oeste de Punta Mela; Centro de Cultivo. Oeste de Punta Monte del Zorro; Centro de Cultivo. Suroeste de Punta Santa Rita, Sector 2; el Centro de Cultivo. Oeste de Punta Achira; el Centro de Cultivo Noroeste de Cobquecura y el Centro de Cultivo Noroeste de Punta Rinconada. Cada uno de estos proyectos declara una inversión de 2,600 millones de dólares.
3 El pasado miércoles 13 de abril, la ONG Ecoceanos difundió videos registrados en en un centro de cultivo del sector Melimoyu, en la región de Aysén. Sernapesca presentó denuncia en fiscalía de Aysén por ataque contra lobo marino en centro salmonero. https://www.sernapesca.cl/index.php?option=com_content&view=article&id=2141:sernapesca-presento-denuncia-en-fiscalia-de-aysen-por-ataque-contra-lobo-marino-en-centro-salmonero&catid=1:ultimas&Itemid=69
7 Cambios en la densidad de la macrofauna, en la riqueza de especies, en la abundancia de animales oportunistas, tales como poliquetos capitelidos y en la abundancia de animales sensibles a la contaminación, como los bivalvos. Edgar Graham J. 2010. Application of biotic and abiotic indicators for detecting benthic impacts of marine salmonid farming among coastal regions of Tasmania. Aquaculture 307 (2010) 212–218
16 Strain PM, Hargrave BT (2005) Salmon aquaculture, nutrient fluxes and ecosystem processes in southwestern New Brunswick. In: Hargrave BT (ed) Environmental effects of marine finfish aquaculture. Springer, Berlin, p 29−57
24 La anemia infecciosa del salmón (ISA) es una enfermedad viral del salmón atlántico (Salmo salar) que ha afectado centros de cultivo de esta especie en Noruega, Escocia, Canadá y Chile. El causante de la anemia infecciosa es una especie del género Isavirus que no afecta a seres humanos y se transmite por contacto con peces infectados con secreciones. El contagio aumenta en gran medida con las condiciones de hacinamiento de los peces en los centros de cultivo industrial.
26 El Síndrome Rickettsial del Salmón ha sido considerado como la principal enfermedad que afecta a la industria salmonera chilena, que le genera hasta el 85% de las mortalidades de poblaciones cautivas de Salmo salar y sobre el 90% de las mortalidades de los cultivos de truchas y salmón “coho”, con pérdidas económicas que, al año 2006, superaban los US$ 100 millones anuales.