Matar y follar, y no precisamente elefantes, han sido, desde hace siglos, las estrategias básicas de los Borbones para mantenerse en el poder. Me alegra, pero también me sorprende, que tanta gente se haya indignado ahora con el rey porque mata animales, vive como un marajá a costa nuestra, aprovecha para hacer negocios y rehuya el trabajo cuando sus súbditos sufren. Lo ha hecho siempre. Y más, como digno descendiente que es de una dinastía real. Anacrónico grupo de seres que se llaman superiores y que justifican su poder en la gracia divina y en la de las armas. Y que lo amplían por la vía matrimonial, la riqueza y las propiedades, todo eso con un barniz de corrupción. Pero su caso todavía es más perverso. Es el sucesor elegido por un dictador fascista, autor de crímenes contra la humanidad con tendencias genocidas. Cazar elefantes es un juego de niños, para un Borbón como Juan Carlos.
Algún día quizás sabremos cuál fue su implicación en el 23-F (intento de golpe de estado en 1981, instalada la transición), o por qué es un jefe de estado exento de responsabilidad en crímenes de estado, como los del GAL (grupo estatal de guerra sucia contra el movimiento independentista vasco).
Es un jefe de estado irresponsable. Quizás porque heredó los privilegios de su padre político, Franco. Mientras tanto, conviene recordar que su familia, tradicionalmente, ha protagonizado episodios históricos muy sanguinarios, a menudo silenciados o minimizados; sin ir más lejos, Alfonso XIII, su abuelo, ordenó el primer bombardeo aéreo de la historia con bombas químicas contra la población civil.
El estado nunca ha querido aceptarlo oficialmente, pero hay pruebas más que evidentes que el ejército español, entre el 1923 y el 1927, echó gas mostaza contra los rifeños del norte del Marroc, desobedeciendo la prohibición del Tratado de Versalles (1919). Era la venganza por el desastre de Annual (1921) en que murieron unos 10.000 soldados españoles. Alfonso XIII y sus generales, incompetentes en el campo de batalla, compraron gas mostaza a franceses y alemanes. El rey, gran partidario del método, hizo construir la Fábrica de armas químicas de la Marañosa , con la ayuda de técnicos alemanes.
El bombardeo de Xauen fue el precedente del de Gernika. Sin embargo, de Xauen , no se sabe nada. Ni nunca nadie ha aceptado la responsabilidad. Aquello fue un genocidio,alalcance del cual, en víctimas y consecuencias, es difícil de documentar porque Marruecos impide la investigación. Los rifeños se sublevaron a la vez contra el soldado (marroquíes al servicio del estado español) y contra los españoles.
Según el investigador Sebastian Balfour, se usaron centenares de miles de kilos de gas mostaza, entre el 22 y el 23 de junio de 1924 se echaron unos 10.000 kilos. Los bombardeos fueron casi diarios hasta 1926, cuando empezaron a ser más puntuales.
Les recomiendo el documental “Arrhash” ( www.arrhash.com ) de Javier Rada y Tarik El Idrissi, de Alhucemas. De niño, Tarik había escuchado explicar que la gente se moría de una manera terrible, como las ratas. Los cuerpos suporaban. Si tocabas una piedra te quemabas. Si bebías el agua de los ríos te envenenabas. Muchos pasaron tiempos tosiendo y tosiendo hasta morir. Y con los años, dicen, se han multiplicado los casos de cáncer en comparación con las otras regiones de Marruecos. “Arrhash”, quiere decir veneno, el veneno que llovía del cielo, la peste borbónica.
P.S.. El 2007 ERC (Centro Izquierda independentista) hizo una proposición no de ley al Congreso para que el gobierno español reconociera los hechos e indemnizara las víctimas, pero fue rechazada con los votos del PSOE y del PP (partidos mayoritarios estatales).
Enlace del trailer del documental “Arrahsh”