Paulina Barrenechea Vergara / resumen.cl
Con un panorama escénico intenso y poblado de propuestas musicales, teatrales y de danza, nuestra región va dotando sistemáticamente de contenido la programación cultural nacional. Toda las dimensiones de la práctica artística están siendo relevadas como pulsiones importantes de esta escena, ya sea el poder creativo, el cruce de lenguajes, la capacidad de gestión y producción y, cada vez más, la potencia del contenido político que hay detrás de cada proyecto escénico. Quizás más tímidamente, el rol fundamental de los equipos técnicos dentro de una producción escénica, han posibilitado que la mirada de la audiencia se detenga en la performance del sonido y la iluminación. Dispositivos sonoros y lumínicos en un montaje suponen un alto potencial creativo y se entraman como otros intérpretes en escena. Detrás de este trabajo hay todo un saber, cuya presencia mayoritaria ha sido, históricamente, terreno masculino. Pese a ello, hay mujeres que, actualmente, en la técnica, están construyendo un camino de referentes para nuevas generaciones, y levantando todo un “modo de hacer” que me interesa conocer y compartir. Una de ellas es Marta Fernández Puentes, técnica en sonido e iluminación.
La trayectoria de Marta es diversa, siendo las artes escénicas el lugar desde donde propone y crea. Es técnico de nivel superior en sonido (Universidad Santo Tomás), pero pronto el lenguaje lumínico le motiva como plataforma creativa. Actualmente, trabaja con compañías locales importantes como Lokas Juanas, La Obra Teatro, Artefacto Imaginario Teatro, además de sumar conocimientos técnicos a proyectos musicales como Mathra Spenta, Giyil y Sordera. Marta, en forma paralela, está levantando su propuesta de sello independiente, Fugazz, que accionará en grabación, edición y masterización. La encontramos en plena preparación de lo que será su próximo trabajo junto a la banda Crisol, quienes presentarán “Impresiones de Concepción", este 28 de mayo, en el teatro Biobío. Será una buena oportunidad para conocer su propuesta de diseño lumínico y sonido junto a este trío de cuerdas.
Marta, tienes ya un camino transitado en tu área, pero ¿Qué trabajo guardas en tu memoria como significativo?“Recuerdo uno de los primeros trabajos que hice, porque fue ahí que empecé a tener conciencia de lo que era un trabajo de iluminación. Esto fue en la Alianza Francesa, con compañías de teatro. Ahí empecé a experimentar, a entender la paleta de colores y como vincularla con los tipos de traje, los ambientes, las sensaciones. A partir de ahí, comencé a ponerle más atención a la iluminación, hice cursos de diseño de vestuario, etc, pues entendí que todo es un complemento. Por ejemplo, la música también tiene que tener un color”.En ese sentido, ¿Qué define y diferencia tu trabajo técnico?“Creo que mi trabajo se fundamenta en la delicadeza y el elemento humano. No me gusta hacerlo todo automatizado, mecánico. Yo juego mucho con los ambientes y me involucro con las obras con las que estoy trabajando, entonces, desde ahí extraigo su esencia y lo que técnicamente ellos necesitan. Sobre todo en las artes escénicas, tiene que ser un trabajo delicado, pues cualquier cosa que tú hagas significa algo en la obra. Todo elemento nuevo es como si yo estuviera actuando, o sea yo soy un elemento más visualmente. Mi trabajo es introspectivo, reflexivo e investigativo. Tiene que ver con lo que me ha interesado desde siempre. Me gusta la fotografía, la pintura, me gusta leer, salir, y mirar colores, los detalles de lo cotidiano. Y hay, también, harta investigación, de cómo una se imagina algunas cosas, pero al mismo tiempo de cómo lo interpreta el director o directora, y los intérpretes también. Tienen que existir muchos ensayos, tienen que probarse algunas cosas, tiene que fluir desde lo que uno tiene en el intelecto y lo que tiene en la emoción y en la sensación de lo que provoca el diseño”.Pasemos a una posición más política, porque yo creo que no ha sido fácil desenvolverse dentro de un área donde la presencia de las mujeres no es tan usual. Cuéntanos un poco cómo has enfrentado ese escenario desde una mirada de género.“Efectivamente, hay muy pocas, o conozco muy poquitas que están en la parte más profesional. Me han pasado cosas buenas y me han pasado cosas malas. Con el tiempo he conocido personas que tienen interés en involucrarse en mi trabajo y de aportarme cosas. Pero, sobre todo al inicio, tuve experiencias más fomes que tienen que ver con el machismo en general, donde se menospreció mi trabajo o vivir el mansplaining, como si tú no supieras lo que estás haciendo. Como hago muchas giras, me toca conocer muchos técnicos, la mayoría hombres, y a muchos se les nota que no les gusta hacer el trabajo, entonces, he tenido que desarmar plantas completas para poder arreglarlas y siempre con una mirada como cuestionando o supervisando. En su mayoría, después de que ven el trabajo, viene la pregunta de por qué sabes tanto, pero al principio siempre te miran como más chica. Cuando entré a estudiar sonido, nunca pensé que íbamos ser tan pocas mujeres. A mí me gustó la carrera, me gustó la malla y entré no más. Ahí sí viví situaciones que reconozco fueron malas, pero como a mí me gustaba lo que estaba haciendo, no iba a dejar todo porque un par de tipos me estuvieran molestando”.¿Cómo crees que se podría acortar la brecha entre ser de las pocas técnicas en el medio escénico y poder entrar en diálogo con otras mujeres interesadas en el área?“Sí, como mujeres tenemos mucha presión. Siento que para que se acorte esa brecha habría que pensar en cómo se dividen los trabajos, porque un técnico tiene que saber electricidad, tiene que saber montaje, pero es un rol donde el diseño no está todavía revelado, y es ahí donde yo siento que las mujeres podemos ganar un poco más de terreno. Los hombres (en su generalidad) tienden a estar más preocupados de los cables, el equipo, pero para mí el diseño es tanto más importante que el equipo. Me preocupa más la forma en cómo yo ocupo esos elementos en mi creación”.Y en relación a los desafíos, ¿en qué punto estás de tu desempeño profesional y dónde te sientes que te gustaría llegar?“El tema de la iluminación y la creación me gusta mucho, y me encantaría seguir en eso. Siento que es un trabajo delicado y que la gente hoy lo reconoce y aprecia. En sonido, tengo mis bandas como Mediocre, imparto clases de batería, entonces, me siento bien musicalmente. En la parte técnica, espero seguir trabajando con las compañías de teatro, de danza y con más bandas, por ahí se van sumando algunas sorpresas. También quiero levantar una sala de ensayo, pero por mientras estoy en el proceso de armar un sello discográfico itinerante e independiente, que tenga esa impronta femenina y tenga identidad”.
Con el anhelo de que vengan más mujeres en la técnica, que se sumen y compartan sus saberes, este 1 de junio, Marta Fernández facilitará el workshop “Sonido para Mujeres”, en el Espacio Amada Cultura. Tiene un costo de inscripción de $10.000 y pueden inscribirse en el correo: [email protected]