Mercaderes de la muerte

Las negociaciones de paz para Colombia están lentas. El grupo terrorista Daesh realiza atentados en Siria, Túnez, Francia y la lista sigue. Hay agresiones internacionales contra Yemen. Estados Unidos tiene en su haber una larga lista de guerras, pareciera que nunca ha tenido paz. Pero la guerra, decía Paul Valery, es una masacre entre personas que no se conocen para que ganen personas que si se conocen y no se masacran. Dicho de otra manera: la guerra es un negocio.

Por Daniel Mathews / resumen.cl

El TCA, Tratado de Control de Armas de la Unión Europea prohíbe la venta de armas cuando se sabe que serán utilizadas para cometer atrocidades. Sin embargo no entra en vigencia porque muy pocos países lo han firmado. España ha sido el primero en hacerlo, el 2 de abril del 2014, pero sus ventas de armas han aumentado desde entonces. Curiosa la premura por firmar tratados comerciales y la lentitud cuando se trata de control de armas.

Es más, España es uno de los países que le compra armas a Israel. Israel exporta aproximadamente tres cuartas partes de su producción militar a más de cien países. Su aparato de defensa y seguridad es altamente dependiente de esas exportaciones, que reducen considerablemente los costes de adquisición de material por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad israelíes, dado que permiten exportar la producción excedente y reducir así los costes por unidad de producción.

La lista de principales exportadores la encabeza EE.UU. (31 por ciento), seguida de Rusia (27), China (5), Alemania (5), Francia (5) y Reino Unido (4). El 2013 la Unión Europea exportó 36,700 millones de euros en armas. Pero los Estados Unidos, Rusia y China concentran el 63% de las ventas y están fuera de la UE. Cojan lápiz y papel y hagan sus operaciones. Es una millonada criminal. En 2014, el gasto mundial total en defensa aumentó por sexto año consecutivo, pasando de 56.800 a 64.400 millones de dólares. Las ventas de armas y de servicios militares por parte de las principales empresas productoras de armas alcanzaron los 402.000 millones de dólares en 2013 según los datos sobre producción internacional de armas publicados por el SIPRI: Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo.

Resulta penoso también relacionar los volúmenes de venta con la transparencia de las negociaciones. La posibilidad de saber a quién se vende, cuanto, qué uso final tendrán las armas. Los países más transparentes son los que menos ventas realizan: Suiza., Alemania, Serbia, Reino Unido y Países Bajos. Estados Unidos, que está primero en la lista de vendedores, está en puesto 15 en transparencia. Jamás sabremos si le venden al mismo tiempo armas al gobierno colombiano y a las FARC, a Daesh y a Asaad.

La mayor parte de los compradores son países violadores de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario. De hecho el mayor comprador de armas es Arabia Saudí. Curiosa doble moral de quienes critican la falta de libertad de las mujeres árabes y protegen al Estado más opresor. No sólo son las mujeres. Las autoridades de este país llevan décadas cometiendo violaciones graves y sistémicas de derechos humanos. Todo el poder se concentra en la oficina y la persona del Rey de Arabia Saudí, y no existe una separación real de poderes en el país. En los últimos dos años se ha aplastado sin piedad a la incipiente sociedad civil y a las organizaciones independientes de derechos humanos.

Arabia Saudí es un aliado importante de EE.UU. y los países occidentales, y desempeña una función fundamental como uno de los mayores exportadores de petróleo. Como tal, ha tenido apoyo político de EE.UU. y los países de la UE, que son propensos a hacer caso omiso del deficiente historial saudí en material de derechos humanos y de su función como país que apoya y proporciona armas y dinero a grupos armados no estatales implicados en abusos graves contra los derechos humanos en Oriente Próximo y el Norte de África y otras regiones.

Así que parece que en todo esto nos hemos repartido las funciones: son sus guerras, son nuestros muertos.

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